Sebastián Adam.
Me despierto por el insistente sonido de la vibración que produce mi teléfono en la mesita de noche, estiro mi mano y contesto.
— ¿Bueno?
— ¿Quieres saber de lo que es capaz tu primo? —escucho una voz computarizada.
—Aja. —cuelgo.
Estoy consciente de la amenaza que hicieron a los mellizos en su primera semana de clase, amenazaron con quitarle todo si no abandonan Castle, ellos obvio se negaron, este lugar tiene mucho valor sentimental para nuestra familia además de que sus propiedades aquí son mayoría. También estoy al tanto de que su accidente fue un sabotaje y posiblemente lo de los nuevos condominios, yo estaba al teléfono con Ryan cuando choco, el obviamente tenía el manos libres y Roxanna el alta voz ya que estaba a mi lado, él nos dijo que no podía frenar y que si lo intentaba aceleraba como si estuvieron manipulando su auto, lo próximo que oímos fue el choque.
Me levanto por la sequedad de mi garganta, pero reviso antes mi móvil antes de bajar, tengo muchos mensajes que no responderé, uno de Ryan y Roxanna.
Ryan: ¿Podrías conseguirme los reportes escolares de Stella? todo lo que puedas sobre esa chica.
Vaya. Sí que está fascinado con la peculiaridad de la chica.
Roxanna: ¿De dónde salió ese doctor? ¿Quién se cree para tratarme así? Consigue su historial por favor.
Me siento en la cama y bostezo mientras me estiro, mi móvil vibra en mi mano por lo que miro de qué se trata.
Número desconocido: ve a la habitación de tu querido primo.
Intento responder pero no me es permitido. Me pongo de pie, voy hasta mi armario donde saco una camiseta negra, salgo de mi habitación mientras me pongo la camiseta y me dirijo hasta las escaleras, estoy a punto de bajarla cuando escuchó gemidos.
Es extraño escuchar gemidos aquí ya que por respeto no traemos a nadie en ese plan y si lo hacemos es cuando nadie esta. Camino en dirección a los gemidos ya que debo saber cuál de los mellizos rompió esa regla, los gemidos y jadeos se hacen más intensos según camino hacia sus puertas. La puerta de Ryan esta entreabierta por lo que puedo mirar dentro pero no sé si eso es bueno ya que lo que vi dentro...
Ryan y mi madre están besándose, ella le responde sin problema alguno y él lo mismo, es como si fuera normal para ambos, ella se posiciona sobre el mientras empieza a bajar sus besos por el torso desnudo de Ryan, quiero dejar de ver pero realmente no puedo, me quede inmóvil. Ryan aflige el rostro como si algo estuviera atormentándolo, me mira mientras que su rostro vuelve a su estado natural sin mostrar nada, de la nada una expresión de placer llega a su rostro logrando revolverme el estómago.
Salí de la casa lo más rápido que pude, apenas mis pies tocan la entrada dejo de contener todo el nudo que se creó en mi estómago al ver tan desagradable escena, vomito, siento el ácido en mi boca y la imagen se repite en mi cabeza haciéndome vomitar nuevamente, mi estómago se siente horrible y mi cabeza era mar de pensamientos.
¿Cómo se les ocurre? Es su tía y el su sobrino ¿qué diablos pasa en sus cabezas?
Luego de lavarme la boca conduzco a mi lugar seguro, voy en dirección a ella, no dejo de pensar en lo que vi realmente estoy asqueado. La casa de la rubia parece estar sola, por lo que la llamo.
— ¿Dónde estás? —pregunto apenas atiende.
—En la casa de los Roberts. —dice sin preguntar o dudar.
—Quería dormir contigo. —la escucho soltar aire.
— ¿Sabes dónde es?
—Si.
—Ven voy a dejarte entrar pero debes hacer más silencio del normal.
—Bien.
Voy hasta donde me dice, al abrir me da un vistazo y yo a ella, luce pálida, tiene los ojos rojos, hinchados y llorosos, justo en ese momento recordé que estaba en el hospital, me hace señas para que la siga y eso hago, subo en silencio y con mucho cuidado, no decimos nada no hace falta ella me guía arriba a una de las habitaciones.
— ¿Te pasa algo? —me pregunta una vez en la habitación, niego. Voy al baño para lavarme la cara. —Hoy estas más raro que nunca.
—Siempre haces que me sienta mejor, por favor, no preguntes más. —ella asiente.
Me siento en la cama mientras pienso, necesitó procesar esto, la tía y el sobrino teniendo sexo, me revuelve el estómago de solo pensarlo, el placer en la cara de Ryan, que diablos pasa.
Me saco la camisa y me acuesto, ella apaga la luz y me acompaña. Aprieto levemente su abdomen, ella se queja con suavidad por lo que la dejo, respiro profundo mientras nos hacemos compañía.
—Duerme. —le digo, ella rodea mi abdomen abrazándome mientras oculta su rostro.
No pasa mucho para que Delaney se quede dormida, yo aún no puedo pero estoy cerca, la puerta se abre un poco y veo a Stella Roberts asomar su cabeza, llevo un dedo a mis labios para indicarle que haga silencio, la sorpresa en su rostro es inigualable pero asiente, sus peculiares ojos me da un una despaciosa mirada antes de retirarse.
Retiró todos los mechones dorados de la frente de Delaney, me acomodo abrazando su pequeño y delgado cuerpo, desde que conozco a Delaney me he sentido cómodo con ella, no pasa mucho para que me empiece a dormir.
Dormí toda la noche debido a la comodidad que me proporciona la rubia, me despierto por la claridad que azota mis ojos con violencia, Delaney ya no está a mi lado pero se escucha él agua de la ducha, imágenes de anoche vuelven a mi cabeza y gruño con molestia.
Hay que estar muy jodida para meterse con un familiar, para mi ella es la culpable por ser la mayor pero Ryan siendo quien es, la capacidad que tiene y sobre todo la resistencia que sabe poner es aún peor que eso.
Los mellizos no son unos ángeles siempre lo he sabido, estoy algo informado de que tan fuerte, las reglas y algunas costumbres fuera de lo común con la que ambos fueron criados, las cosas que mis tíos les inculcaron, las creencias y supersticiones pero que sean diferentes no significan que deban coger con la familia.
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Editado: 30.04.2021