Casualidad O Causalidad

CAPITULO 22: TU FUERZA ES MI FUERZA, TU LUZ SERÁ MI LUZ

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Rodéate de personas que te ayuden a avanzar y no que roben tus energías y entusiasmo; rodéate de quienes sean tus ojos cuando no puedas ver, tus oídos cuando no puedas escuchar, tu tacto cuando no puedas tocar, tu voz cuando el silencio te enmudezca, tu luz en la oscuridad y tu sostén cuando sientas que el peso te agobia. Da todo por amor y no preguntes si fallarás ¡Siéntete orgulloso de las semillas que siembras! El fruto vendrá del árbol frondoso de la vida.

 

 “El carácter no puede ser desarrollado en tranquilidad y quietud. Sólo a través de la experiencia del juicio y el sufrimiento se puede fortalecer el alma, inspirar la ambición y lograr el éxito.”

Helen Keller

 

Habían pasado los días y me sentía preparada para escuchar que estaba pasando, pero quería que Ferchito me contará las cosas ya que, él siempre encontraba la forma de hacerme sonreír; sin embargo, jamás pensé que, por negarme a escucharlo la vida me lo arrebataría sin piedad, dejándome sin el abuelo que no pude disfrutar el tiempo necesario.

-Sara quiere que Ferchito entre a hablar con ella. -Dijo el psicólogo clínico.

Las palabras de mis familiares enmudecieron y ante aquel silencio ¿Qué posibilidades había de entrar y decirme que Ferchito regresaría? Ninguna, porque su alma había trascendido a otra dimensión.

- ¿Y ahora? -Inquirió Bella.

-Ahora toca enfrentar la realidad. -Respondió mi madre.

-Si quieren yo entro primero para ver qué actitud tiene.

-Gracias Ryan, nos mantienes informadas. Si puedes, cuéntale tú. No tengo valor para hacerlo. –Dijo, en tono cabizbajo.

 

Al cabo de unos minutos, Ryan se encontraba junto a mí, charlando de cómo nos sentíamos, pero ninguno de los dos había tocado temas importantes.

-Ryan, quiero ver a mi abuelo.

-Sara…

- ¿Qué pasa?

-Es que… -El chico no tenía el valor para decirme que mi abuelo había fallecido.

 

Mientras todos buscaban las palabras más dulces para decirme donde estaba Ferchito realmente, mi corazón estaba a la expectativa de al fin escuchar aquel episodio de mi historia donde Bella y Luna se convertían en mis hermanas.

- ¿Qué pasa? Ya sé que me he negado a verlos durante todo este tiempo, pero entiéndeme Ryan, no es fácil para mi enterarme de todas éstas cosas y no me sentía preparada para aceptar a mis dos hermanas, especialmente a Luna… de hecho, creo que aún no estoy preparada. Ni siquiera quiero verla, pero aceptaré hablar con Bella.

-Sara es que Ferchito no está aquí.

-Entonces ¿A dónde se fue ese ancianito? De seguro no tarda en llegar. Todo este tiempo ha estado esperando que me sienta preparada para volverlos a ver. -Dije sonriendo.

-Sara, tu abuelo está en un mejor lugar, ahora está en el cielo y desde allá te cuida como un angelito.

 

Abrí mis ojos como platos y me intenté poner en pie, pero Ryan me recostó nuevamente. Mi ser no asimilaba aquellas palabras y algo en mi quería tener la esperanza de que, fuera otra mentira más. Era una broma muy pesada, pero la hubiese preferido y no a la realidad.

 

- ¡Anda ya! Es broma. Dile que entre que, quiero hablarle. Ya sé que, no reaccioné de la mejor manera, pero quiero verlo. –Reí al tiempo que lloraba.

-No es broma Sara, jamás me atrevería a jugar con algo así. –Dijo, débilmente.

- ¡Dime que no es cierto Ryan! ¡Dime que no! -Repetía una y mil veces. - ¡No es cierto! Solo me dicen esto porque demoré mucho tiempo en recibirlos otra vez. –Agregué.

-No jugaría con algo así, princesa.

 

Mi madre escuchó mis gritos y entró en la habitación; al ver su rostro empalidecido y lleno de lágrimas supe que, lo que Ryan acababa de decir era cierto: Ferchito ya no volvería, ya no me daría más ese beso en la frente que tanto amaba. Una tristeza tan desgarradora se apoderó de la habitación y de tanto llorar, de tanto lamentarme, mi corazón se aceleró; los médicos entraron en la habitación y me sedaron, por lo que caí en un sueño profundo ¿Que más daba un calmante más? No era la primera dosis que me colocaban, a raíz de tantas noticias que estaba enfrentando.

-Cuanto quisiera poderla apoyar. -Dijo Luna.

-Lo estás haciendo. El que estés aquí es importante.




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