ELAINE
¿Lo habría hecho?
Él tenía razón, no habría creído ni una sola palabra que saliera de su boca, incluso me habría reído tan fuerte que me revolcaría en el suelo como Peppa Pig.
Mordí mi labio.
― Supongo que tienes razón, pero esto es extraño para mí, ni siquiera sé porqué estoy aquí ahora― su sonrisa pequeña apareció.
― Lo vamos a descubrir ¿Bien? Yo voy a protegerte, Elaine, te lo prometo― sonreí finalmente.
― Perdón que interrumpa, pero la comida está lista ¿Van a bajar ya o necesitan que me marche para seguir con su escenita de mierda?― Leah estaba reclinada en el marco de la puerta con sus brazos cruzados y su común cara de: Soy una piedra, las piedras no sienten.
― Ahora bajamos― sentí la tensión en el ambiente y me despegué del castaño, que se limitó a mirar a la chica con curiosidad, molestia y algo de disimulada diversión.
― Como sea― nos miró con aburrimiento y se fue sin más.
― ¿Soy yo o cada vez es más perra conmigo? ― pregunté con gracia, él mordió su mejilla y rió un poco.
― Vamos― sugirió.
Bajamos y tomamos asiento en la gran mesa con el resto.
Me senté entre Melany y Faith.
― Los Caelum siguen fuera, supongo que no podremos irnos― comentó Basha frente a Faith.
― Estaba pensando que tal vez deberían pasar la noche aquí, esos monstruos se irán en cuanto salga el sol― nos informó Tristan desde la cabecera de la mesa.
―También lo pensé― Faith se llevó un bocado de comida a su boca.
― Te quedó delicioso, Leah― la felicitó su amiga, la rubia asintió desganada, estaba sentada frente a mí, con su mirada concentrada en su plato. Iason, sentado a su lado la miró y luego siguió ingiriendo de su plato.
Empecé a comer aún con ese ambiente tan denso.
― Que pasen una linda noche― la rubia se levantó con su plato aún sin terminar su comida.
― Que rara es― comentó Melany con diversión. Después de aquel comentario nadie dijo nada más, nos dirigimos cada uno a su habitación designada.
Me empecé a desnudar y me metí a la ducha, el agua caliente cayó sobre mi cuerpo calmándome un poco.
Aún no me creía nada de lo que pasaba, mi cerebro todavía no procesaba bien toda la información y encima tenía la sospecha de que ocultaban más cosas.
Salí de la ducha sintiéndome más aliviada, con la toalla enrollada en mi cuerpo, busqué la ropa que Tristan me había prestado. Era una camiseta suya, grande y una ropa interior que solo Dios sabe de dónde habrá sacado, me la puse sin rechistar y empecé a acomodar la cama poniendo de lado las miles de almohadas que tenía encima.
Me senté sobre ella y miré mi celular. Mis padres no me habían llamado y con todo lo que había pasado estaba preocupada.
Le marqué a mamá, siempre dormía más tarde que papá, así que él definitivamente no contestaría.
― Elaine, cariño ¿Cómo estás, cielo? ― la voz de mi madre chocó con mi sentido auditivo y sentí un nudo en mi garganta.
― Yo... estoy bien, mamá ¿Cómo están ustedes? ― solté ocultando el deje de tristeza en mi voz.
― Muy bien, tu padre estaría feliz de haberte escuchado antes de dormirse― mencionó feliz.
― Lo sé, prometo que mañana lo llamaré ¿Y... cuándo vuelven?
― íbamos a volver mañana temprano, pero el juez notificó que en tres días reanudaría el caso y debo quedarme acá por mi cliente, tu padre está acompañándome por lo de nuestro aniversario, espero no te moleste, tenías clases y no debiste haber querido faltar, surgió a última hora, Elaine, me siento tan mal por habernos ido así, te extraño― reí calmando su agonía.
― No te preocupes, mamá, debes patear el trasero de esos estirados― la felicité con alegría por ella― También los extraño, en fin, te dejo descansar, estaré bien y espero ustedes igual.
― Cuídate, salúdame a Iason y Faith, te quiero.
― Lo haré, mamá, te quiero― solté antes de que colgara, suspiré mientras aún miraba mi celular.
Me dirigí al baño nuevamente y empecé a peinarme, mi cabello se encontraba algo enredado.
Escuché unos toques en mi puerta, así que me encaminé a abrirla.
― Hola― saludó con timidez.
― Hola ¿Qué... qué pasó?― solté con curiosidad.
― ¿Puedo pasar? ― se veía apenada, me eché a un lado dejándola pasar. Ella entró y se posicionó frente a mí― Quería disculparme.
― ¿Por? ― fruncí mi ceño confundida.
― Por la otra noche que te perdiste― mordió su labio y caminó hacia mi balcón para mirar por aquel ventanal.
― Vamos, Basha, tú no tienes nada que ver con eso, estabas ebria y...― le sonreí con tranquilidad.
― No es así, no estaba ebria, era una broma por parte mía y de Leah, ambas lo planeamos, se supone que te íbamos a dejar allí, pero llegaron Iason y Tristan― mordí mi mejilla para no mandarla a comer mierda, porque sí, insultarla era lo único que me pasaba por la cabeza en ese momento.
― ¡¿Sabes que pudo haberme pasado algo?!¡Agradece que no había un maldito depredador y que mi cuerpo no haya sido encontrado el día siguiente todo despedazado porque estoy segura que ahora no estarías viviendo tranquila!¡¿Acaso no piensan en las consecuencias?! ― casi grito de la furia, para mi sorpresa los ojos castaños de la chica se cristalizaron.
― Lo sé, créeme que en ese momento no pensé lo que podía pasarte, tan sólo me pareció divertido― me tomó de los brazos mirándome con aflicción. Suspiré sonoramente.
― No soy rencorosa, te perdono, pero ni pienses que después de esto somos amigas, agradezco que me lo hayas dicho, ahora por favor vete― señalé la puerta, ella asintió aún apenada, luego me miró de pies a cabeza unos segundos. Caminó hacia la puerta y se detuvo a medio salir.
― Esa camisa te queda bien― dijo con una sonrisa pequeña por encima de su hombro.
«Awanta ¿khé?¡Esta chica es tan bipolar!»
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Editado: 16.10.2020