La noche era fría, Aiden sabía que no sería tan fácil como él creía. El profesor estaba diciendo la verdad, todo era complicado. Había cuatro manadas reunidas y eran las de los Alphas bendecidos. Por lo que él sabía faltaba uno eran cinco Alphas bendecidos, aquellos que la diosa luna eligió para ayudar a los hermanos cazadores en la guerra. Quienes de generación en generación heredaron el poder de los primeros. También el dios sol eligió un grupo de sus hijos, dándoles el poder y la fuerza para luchar en la guerra. El primer hechicero también le dio su poder a un pequeño grupo de humanos, después de todo ellos también merecían el poder para proteger a los suyos. Era increíble qué el primer brujo e híbrido estuviera de regreso.
—Este lugar es inmenso —dijo su hermana—. Sólo espero que el tío esté bien.
Una sonrisa surco los labios de Aiden. Nadia era muy compasiva, incluso ella nunca le decía a su madre las bromas que él le hacía. Una vez le dijo que había tirado su muñeca al patio de los vecinos, ella muy inocente le creyó y fue a buscarla. Mala idea, los vecinos tenían un pastor alemán, muy grande para una niña de cinco años. El perro la había mordido pensando que era una amenaza, fue una suerte que los señores estuvieran en casa y salieran rápidamente a detener al perro. ¡Dios su madre casi sufre un ataque cardíaco! Todos habían estado interrogando a su hermana para saber por qué había entrado al lugar. Ella les dijo que su muñeca estaba ahí, su madre sospechaba de quién fue él qué le dijo eso a su hermana, sin embargo ella no preguntó más. Estaban muy preocupados porque la mordida en la pierna de su hermana no sanaba. Ahora ella tiene una pequeña cicatriz en su pierna izquierda.
—Lo estará. Por ahora tenemos que conocer muy bien el terreno, si queremos sacarle sin contratiempos.
—Vamos, espero que todo salga bien.
Ella suspiro. Él asintió caminando por el bosque.
Ambos habían comprado un par de trajes de negros de cuero que cubrían sus cuerpos y rostros. Habían conseguido armas, dagas, arcos y flechas, un par de espadas. Estaban vagando en los inmensos bosques de la manada del Alpha Anker. Una variedad de lobos estaban patrullando en el mismo y estaban siendo lo más silenciosos posible. Sus olores estaba perfectamente camuflados con las esencias del bosque. Nadie podía escucharles si ellos no querían. Eran sombras en la oscuridad.
—Hay algo por aquí —Su hermana susurró—, puedo sentirlo.
Él asintió indicándole con un dedo que guardara silencio.
Crujido.
Pasos.
Crujido.
Sí, definitivamente algo andaba mal. Sentían una presencia con una impresionante aura oscura. Nada bueno, se congelaron entendiendo que era. Un aullido los hizo detenerse, la criatura tenía a un lobo. El honor les impedía dejarlo solo, salieron de su escondite apuntándole con flechas benditas. La criatura era insalvable ya no tenía rastro de vida en él. Alguna vez fue un vampiro, ahora sería solo un cuerpo más. Aiden y su hermana descubrieron que podían revertir la maldición que el brujo híbrido usaba en las criaturas. Habían salvado a un adolescente, era un lobo muy joven y estaba con sus abuelos. El chico no sabía quién era hasta el momento;
Pero no podían salvar a una criatura con la mirada totalmente negra y su rostro cubierto por venas totalmente oscuras. Eso indicaba que la criatura había muerto con la maldición. Si tenían los ojos rojos o de otro color, si podían salvarlos.
—Suelta al lobo —su hermana apuntó a la criatura, ella era muy letal con un arco y flechas. No fallaba un tiro—. Vas a morir por segunda vez, si no lo haces.
La criatura corrió a una velocidad impresionante arrastrando al lobo. Sabían que no podían perder tiempo, el lobo pronto iba a volver a su forma humana. Aiden lo alcanzó antes que su hermana.
—¡Suéltalo! —gritó.
La criatura negó sujetando el cuello del chico. Estaba inconsciente, por lo tanto perdió su transformación.
—¡Abajo, Aiden! —ella le dio en la cabeza, segundos antes de que la criatura, desgarrara la garganta del chico.
Él se lanzó, sujetando al chico cuando la criatura cayó sin vida, por segunda vez.
—Buen tiro.
Ella asintió, permaneciendo alerta.
—Tienes que curarle, antes de que la maldición empiece.
—Lo sé.
Él se hizo un corte en la palma con una daga de plata. Después puso la daga en la herida del cuello purificando, dejando caer su sangre en la herida. Cuando un grupo de lobos apareció atacándolos sin siquiera preguntar antes. Bueno... la escena no era la mejor, esto era un caos. Nadia estaba encargándose de ellos para que él terminará el trabajo.
—¡Sí no paran, el chico morirá —dijo apuntando del uno al otro a los cuatro lobos con su arco.
Uno de ellos regreso a su forma humana. Ella no apartó la mirada de sus ojos, el hombre estaba desnudo.
—¡Mátenlos! Él qué me traiga sus cabezas tendrá una recompensa.
Mala idea, Nadia le lanzó una flecha en una pierna, dejándolo caer al suelo jadeando de dolor.
—Con eso vas a dormir como un ebrio.
—Vamos —dijo Aiden lamiendo la herida de su mano—. Sí quieren que sobreviva deben hacerle una transfusión de sangre, está libre de la maldición de Caí...
Otro grupo de criaturas los atacó, uno de ellos derribó a Aiden. Nadia le dio en el pecho acabando con él de inmediato.
—¡Buen tiro! —gritó él sacando una espada ligera como un sable.
Ella sonrió guiñando un ojo y apuntó a otro en la cabeza. Normalmente una flecha no tendría la suficiente fuerza, para atravesar el cráneo de una criatura sobrenatural. Con la fuerza que Nadia usaba él no dudaría en que pudiera atravesar una pared.
Pasaron unos diez minutos luchando, sin embargo esas cosas parecían no dejar de aparecer. Nadia daba en el blanco con sus flechas, ella era la que tenía la puntería y talento con un arco o ballesta.
Uno tras otro, las criaturas caían sin vida.
—¡Son demasiados! —Ella sujetó a uno de los lobos que intentaba quitarse a una criatura, quitándole del camino y acabando con la criatura—. ¡Váyanse con los heridos, nosotros nos encargaremos de las criaturas!
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Editado: 16.11.2019