El martes, Lauren llegó. Me enteré cuando estaba en Deporte y el profesor nos la presentó. Sonreí para mis adentros. Con ella allí, las clases serían mucho más divertidas. Disfruté mucho al ver la cara que Sasha puso al ser insultada tan rápidamente y sin dejar de sonreír. Lauren la había dejado sin palabras. Pues así era ella. Era muy buena en el arte del engaño y la mentira. Al igual que el sarcasmo. Este era su mayor arma. Sacaba de quicio a sus presas y estas, llevadas por la ira, cometían un error que dejaban a Lauren atacar.
Sonreí internamente al saber que tenía muchas clases con ella. Con ella aquí, pude relajarme levemente. Tras una hora de Geometría, fui hacía el comedor y Carla presentó a Lauren a Megara. Cuando se tomaron la mano, Lauren se tensó pero lo disimuló con una sonrisa. Aunque lo noté, no dije nada y sola le eché una mirada. Esta, me la devolvió y asintió levemente. Las cuatro charlamos un poco y, cuando Carla y Megara se fueron juntas a Geometría, me llevé a Lauren a la biblioteca. Le di un asentimiento al bibliotecario, que resultó ser un amigo del padre de Carla, y arrastré a mi amiga aun roncón apartado.
-Escupelo.
-Esa chica, Megara, es una bruja. -me tensé de inmediato ante sus palabras. ¿Cómo narices lo había descubierto? ¿Qué le podía decir?
-No puede ser... ¿Bromeas?
-No. Freya, en serio, es una bruja.
-¿Cómo lo sabes? -pregunté muy curiosa pero filtré en mi tono un deje de desconfianza que no sentía en absoluto. Confiaba plenamente en Lauren y, además, había acertado de pleno. Pero, no podía contárselo. Eso traería muchas explicaciones y complicaciones. No. Mejor quedarse callada e intentar hacer cambiar la opinión de Lauren.
-Cuando le he tocado la mano. He sentido una pequeña chispa de electricidad. Y no me lo he imaginado. -agregó confiada y seria. Suspiré.
-Es mi compañera de habitación. Y por lo que he podido ver, es una buena persona. No se si es una bruja. Pero, no pienso tener su sangre manchando mis manos sabiendo que podría ser inocente. -afirmé. Ella asintió de acuerdo. Aproveché ese momento para contarle sobre la cacería. Ella sonrió lobunamente.
-¿A qué crees que he venido? -sonreí fugazmente y salimos del rincón hacia el aula de Tecnología. Allí, ya se encontraba la profesora. Era la misma que la de Física y Química. Me situé en la última fila y me obligué a no desconectar y a estar atenta. Cosa que dejé de hacer tras los primeros quince minutos. Lauren se rindió mucho antes que yo y nos pusimos a dibujar un plano o plan para la cacería. La verdad era que, podía pasarme horas y horas delante de un libro leyendo o un ordenador buscando información. Incluso estar cuatro horas seguidas en una reunión sin dejar de prestar atención. Pero, los circuitos eléctricos me aburrían hasta el más allá y no podía enterarme de nada. Maldije internamente el momento en que elegí aquella opcional. Debería haber escogido otra hora de Derecho ya que el profesor no se enteraba de lo que hacían sus alumnos. Con aquello en mente, procuré dibujar bien la frontera entre el Reino Cazador, en el norte, con el Reino de las Brujas, en el sur, y no dejarme ningún detalle. Tardé diez minutos en poder hacer uno detalladamente y limpio. Era muy complicado. La frontera tenía múltiples fuertes, valles, bosques y hechizos o maleficios por en medio. Obviamente, de los últimos dos teníamos muy poca información. Por no decir nada.
Cuando terminé, nos pusimos a dibujar puntos estratégicos y apuntarlos en un folio aparte para después comentarlo con Carla. Así, la clase se pasó muy rápido y pronto salíamos del aula rápidamente. Cuando Lauren se fue a su habitación y yo me dirigía a la mía, una señora de unos cuarenta me llamó la atención y me avisó de que el director deseaba verme y las respectivas profesoras de Mates y Química ya habían sido avisadas de que faltaría. No preocupé demasiado. Es más, festejé internamente de poder saltarme las clases. Pero la felicidad se esfumó al notar a Carla y a Lauren en la puerta del despacho esperando. Al llegar, la secretaria tocó la puerta mientras mis dos amigas me lanzaban una mirada interrogante. Me encogí de hombros en respuesta. No tenía la más mínima idea del porque estábamos allí. La secretaria nos dejó pasar y el director nos animó a sentarnos delante suyo. El director era un hombre de unos cincuenta años, calvo menos en las partes laterales de su cabeza, de cabello rubio y un bigote recién afeitado. Se apoyó en el respaldo de su silla y nos miró con sus ojos negros evaluándonos. Sin acobardarnos un ápice, aquel hombre no nos daba ni el más mínimos miedo, le sostuvimos la mirada y este tuvo que apartarla. Sonreí internamente.
-Señoritas Charson, Swan y Galov, me han informado que este sábado deberán abandonar la universidad. Me gustaría saber el por qué. ¿Por qué abandonar de ese modo la universidad? Espero que sus padres las hayan informado sobre esto y puedan responderme. Por que, por razones obvias, no puedo dejar que unos alumnos míos abandonen repentinamente esta institución sin haber una buena razón. -se agachó un poco para poder apoyar sus manos en el escritorio. No me inmuté ante el tono de voz que parecía implicar un claro toque de amenaza. Es más, sonreí levemente al pensar que el hombre tenía el poder allí. Siempre había odiado aquel tipo de personas. Parecía que Lauren había pensado lo mismo que yo. Pero Carla, ni se había movido de su sitio. Tan solo había hecho una mueca y luego había sonreído como un gato. La miramos sin entender. Ella, al notarlo, nos señaló con la cabeza su muñeca. Dirigimos nuestras miradas a esta y también sonreímos al ver lo que tenía dibujado. Una luna con una flecha clavada en ella. Aquella era una clara marca de brujo. Me cogí de los brazos de la silla y me levanté lentamente a la vez que hablaba.
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Editado: 11.03.2022