Magie comenzó a conducir en dirección a la casa de Tessa, mientras ella finalmente le contaba cada detalle de lo que había visto y escuchado la noche anterior para que ella también tuviera cierta noción de lo que había ocurrido y de esa forma pudiera ayudarla a buscar entre las hojas y el fango que la lluvia, una pista que pudiera confirmar sus sospechas; sin embargo, al llegar se encontraron con una patrulla que custodiaba la casa y una cinta amarilla rodeando la propiedad como si en ese lugar se hubiese llevado a cabo el crimen.
Magie miro con cierta desconfianza a su amiga cuando ambas bajaron de la camioneta, ninguna de ellas esperaba que aún hubiese policías rondando por ahí, pero después del brutal ataque que Avery había muerto, era de suponerse que muchas personas, tal vez, irían ahí buscando ver algo.
Tessa miro la patrulla de la policía con desconfianza y resentimiento, después de todo habían arrestado a su padre y lo culpaban de la muerte de Avery sin ninguna prueba contundente. Simplemente, ya no podía confiar en ellos.
—Vamos—le indico a su amiga, pero Magie no estaba del todo segura. Nunca antes habían tenido problemas con la ley, aunque había mentido muchas veces que la habían arrestado por estar ebria porque le daba pena admitir que su tía era una oficial y que a veces debia verla en la comisaria por algunos encargos que le hacía su madre.
—¿Y el policía?—cuestiono Magie sin apartar la vista del auto en el cual era evidente que las estaba observando un oficial.
—Es mi casa— le recordó Tessa tratando de ignorar la presencia del oficial y con eso la autoridad que representaba. El crimen había ocurrido en el bosque, no en la casa, por mucho que buscaran o cercaran, así que en realidad no tenían por qué prohibirle el paso.
Tessa comenzó a avanzar lejos de Magie, esperando que eso fuese suficiente para que su amiga la siguiera, pero en cuanto eso ocurrió, el oficial que vigilaba la casa, se preparó para enfrentar a las chicas.
Llevaba un termo de color plateado en las manos, café de la oficina que en realidad estaba muy amargo para él, pero era todo lo que tenía para calentarse en el interior del auto, además de la calefacción. El hombre no reconoció a Tessa, era relativamente nuevo en el pueblo, llevaba viviendo ahí apenas dos meses, por lo que aún no reconocía a todos los ciudadanos como sus demás compañeros y por supuesto, mucho menos a los que vivían en la montaña.
—¿Puedo ayudarlas en algo, señoritas?—cuestiono el hombre acercándose a Tessa para evitar pasarán a la propiedad, pero en cuanto ella lo vio venir, no le importo y simplemente aparto la cinta de seguridad amarilla.
—No, muchas gracias—expreso Tessa de mala gana, mientras tomaba camino por el sendero hacia la entrada de su casa.
—No puedes pasar—le advirtió el oficial mientras la tomaba del hombro. Tessa no tuvo más remedio que girar levemente la cabeza para ver como ese policía, uno de los muchos en los que había confiado la noche anterior, se había atrevido a tocarla.
—Esta es mi casa—le informo Tessa, esperando que eso fuese suficiente, pero el hombre simplemente no le creyó, puesto que esa mañana había detenido a otras tres personas de intentar pasar, un periodista y un par de chicos que habían escuchado la noticia desde muy temprano.
—Muéstrame tu identificación—expreso el oficial, más él confiaba que ella no tendría nada con que confirmar que efectivamente se trataba de su dirección.
Tessa rodó los ojos, harta del policía, de la situación y de tener que demostrarle a la gente que no mentía. Por suerte para ella, su padre la había acostumbrado a llevar siempre consigo su identificación de la biblioteca en caso de que se perdiera, por supuesto lo había hecho después de que su madre la abandonara y en la época en que no conocía a la perfección la extensión del pueblo, pero aquella costumbre la había practicado siempre, aunque no la necesitara, solo lo hacía para tranquilizar a su padre.
Saco la identificación que siempre guardaba en el bolsillo interior de su chaqueta y se la mostró al hombre, que al tomarla y verificar su información, la vio con cierto recelo.
—Espera aquí un momento—le indico mientras se llevaba su identificación a su auto, para poder comunicarse con la comisaría
Mientras el oficial estaba ocupado verificando los datos de Tessa, Magie aprovecho el momento para acercarse, ya que su amiga parecía tener todo bajo control. Además, en caso de poder pasar, no quería que Tessa la abandonara ahí, a merced del policía y su estricta mirada.
Luego de dos minutos eternos, el oficial volvió con cara de pocos amigos, puesto que no podía evitar que Tessa ingresara a su casa, ya que ella no era sospechosa y la casa no había sido la escena del crimen, por tanto, ella podía entrar, aunque él debia vigilar bien la zona.
—Puedes pasar—le dijo de mala gana devolviéndole su identificación escolar de la biblioteca, luego miro a Magie, quien parecía un conejito asustado a comparación de su amiga. Le dirigió una mirada mordaz, pero no se atrevió a correrla o prohibirle el paso, así que termino por irse de nuevo a su patrulla, donde las observo caminar por el sendero hacia la casa.
Tessa apenas concebir que todo eso estuviese ocurriendo cuando un día antes, a esa hora, estaba tratando de decidir qué comer en la cafetería. La vida podía dar giros completamente inesperados.
Magie camino en silencio a su lado, Tessa parecía estar muy sumida en sus pensamientos, así que no dijo nada, creyó que sería bastante imprudente de su parte, así que solo observo a su alrededor. Magie había visitado ese lugar cientos de veces, pero ninguna se sentía como en esa ocasión, algo había en el aire que la hacía sentir, extraña, incómoda y algo asustada, quizás era el viento o la brisa ligera que aún caía por encima de ellas. No quería admitirlo, pero en ese sitio se podía sentir la muerte aun rondando por ahí.
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Editado: 06.04.2024