Cazadores de Sombras: Ciudad de Ceniza (yeongyu)

09: Y la muerte no tendrá dominio

Niki había dicho la verdad: el Instituto estaba totalmente desierto. Casi por completo, al menos. Taehyun dormía sobre el sofá rojo del vestíbulo cuando entraron. Era evidente que no había tenido la intención de dormirse: había un libro que se le había resbalado abierto en el suelo y los pies, calzado con zapatillas de lona, le colgaban por encima del borde del sofá en una posición probablemente incómoda. 

Inmediatamente, Beomgyu se sintió conmovido. Le recordó a Jake a la edad de nueve o diez años, todo gafas, parpadeos torpes y, sobre todo orejas. 

- Taehyun es como un gato. Puede dormir en cualquier parte.

Yeonjun alargó la mano y le acarició el cabello a Taehyun. Había una expresión en el rostro que Beomgyu no había visto nunca antes; una feroz ternura protectora, que lo sorprendió. 

- Vamos, deja sus cosas tranquilas... sólo conseguirás embarrarlas. - Le riñó Niki enojado, mientras se desabotonaba el abrigo mojado.

La ropa se le había pegado al torso, y el agua oscurecía el grueso cinturón de cuero que le rodeaba la cintura. El brillo del látigo enrollado era visible justo allí donde el mango sobresalía del borde del cinturón. El muchacho tenía una expresión molesta. 

- Noto que me voy a resfriar. - Anunció. - Voy a darme una ducha caliente.

Yeonjun lo contempló desaparecer por el pasillo con una especie de reacia admiración. 

- En ocasiones me recuerda a un poema.

- ¿Nunca tienes ganas de chillar? - Le preguntó Beomgyu.

- A veces. - Yeonjun se quitó la chaqueta mojada y la dejó en el colgador junto al abrigo de Niki. - Tiene razón sobre lo de la ducha caliente. Desde luego me iría muy bien.

- Yo no tengo nada para cambiarme. - Dijo Beomgyu, deseando repentinamente tener unos instantes para sí mismo; sus dedos ansiaban marcar el número de Jake en el móvil, averiguar si estaba bien. - Os esperaré aquí.

- No seas idiota. Te prestaré una camiseta.

Los vaqueros de Yeonjun estaban empapados y le colgaban bajos sobre los huesos de las caderas, mostrando una franja de pálida piel tatuada entre el tejido vaquero y el borde de la camiseta. 

Beomgyu desvió la mirada. 

- No creo...

- Vamos. - El tono de Yeonjun era firme. - De todos modos hay algo que quiero mostrarte.

Disimuladamente, Beomgyu comprobó la pantalla de su teléfono mientras seguía a Yeonjun por el pasillo hasta su habitación. Jake no había intentado llamar. Le pareció como si cristalizara hielo dentro de su pecho. Hasta hace dos semanas, Jake y él llevaban años sin pelearse. Ahora, el contrario parecía estar furioso con él todo el tiempo. 

La habitación de Yeonjun estaba exactamente como Beomgyu la recordaba: limpia como una patena y vacía como la celda de un monje. No había nada en la habitación que contara nada sobre Yeonjun: no había pósters en las paredes, no había libros amontonados en la mesilla de noche. Incluso el edredón sobre la cama era totalmente blanco. 

El mayor fue a la cómoda y sacó una camiseta azul de manga larga de un cajón. Se la tiró a Beomgyu.

- Esa se encogió al lavarla. - Explicó. - Probablemente te vendrá grande de todos modos, pero... - Se encogió de hombros. - Voy a darme una ducha. Chilla si necesitas algo.

Él asintió, sosteniendo la camiseta sobre el pecho como si fuera un escudo. El mayor pareció estar a punto de decir algo más, pero se lo pensó mejor; con otro encogimiento de hombros, desapareció en el cuarto de baño, cerrando la puerta con firmeza tras él. 

Beomgyu se dejó caer sobre la mesa, con la camiseta sobre el regazo, y sacó el teléfono del bolsillo. Marcó el número de Jake. Tras cuatro timbrazos, saltó el buzón de voz. "Hola, estás hablando con Jake. O bien estoy lejos del teléfono o te estoy evitando. Déjame un mensaje y..."

- ¿Qué haces?

Yeonjun estaba en la puerta del cuarto de baño. El agua corría sonoramente detrás de él en la ducha y el cuarto estaba medio lleno de vapor. El muchacho no llevaba camiseta e iba descalzo; los vaqueros mojados descansaban bajos sobre las caderas, mostrando las profundas hendiduras sobre los huesos, como si alguien hubiese presionado los dedos sobre la piel allí. 

Beomgyu cerró el teléfono de golpe y lo dejó caer sobre la cama. 

- Nada. Mirando la hora.

- Hay un reloj junto a la cama. - Indicó Yeonjun. - Llamabas al mundano, ¿verdad?

- Se llama Jake. - Beomgyu hizo una bola con la camiseta de Yeonjun. - Y no tienes por qué portarte como un cabrón con él todo el tiempo. Os ha echado una mano más de una vez.

Los ojos de Yeonjun estaban entornados, pensativos. El cuarto de baño se llenaba rápidamente de vapor, haciendo que se le rizaran más los cabellos. 

- Y ahora te sientes culpable porque ha salido huyendo. - Afirmó Yeonjun. - Yo no me molestaría en llamarle. Estoy seguro de que te está evitando.

Beomgyu no intentó disimular la cólera de su voz. 

- Y tú lo sabes porque como sois tan íntimos...

- Lo sé porque vi la expresión de su rostro antes de que se largara. - Respondió Yeonjun. - Tú no. No le estabas mirando. Pero yo sí.

Beomgyu se apartó los cabellos, todavía empapados, de los ojos. La ropa le escocía allí donde se le pegaba a la piel, y sospechaba que olía igual que el fondo de un estanque. Pero no podía dejar de ver el rostro de Jake cuando lo había mirado en la corte seelie... como si lo odiase. 

- Es culpa tuya. - Exclamó de improviso, mientras la ira se le acumulaba en el corazón. - No deberías haberme besado de ese modo.

El mayor había estado apoyado contra el marco de la puerta, pero rápidamente se irguió muy tieso. 

- ¿Cómo debería haberte besado? ¿Te gusta de otra manera?

- No. - Las manos le temblaban sobre el regazo. Las tenía frías y blancas, arrugadas por el agua. Entrelazó los dedos para detener el temblor. - Simplemente no quiero que me beses.

- A mí no me pareció que tuviéramos mucho de dónde elegir.



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En el texto hay: lgbt, txt, yeongyu

Editado: 30.01.2023

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