- ¿Cómo has hecho eso? - Quiso saber Beomgyu mientras la camioneta marchaba a toda velocidad hacia el distrito residencial, con Minho encorvado sobre el volante.
- ¿Te refieres a cómo me he subido al tejado?
Yeonjun estaba echado hacia atrás en el asiento, con los ojos medio cerrados. Llevaba vendajes blancos atados alrededor de las muñecas y motas de sangre seca en el nacimiento del pelo.
- Primero he salido por la ventana de Niki y he subido por la pared. Hay varias gárgolas que resultan unos asideros magníficos. Además, me gustaría dejar constancia de que mi motocicleta ya no está donde la dejé. Apuesto a que el Inquisidor se la llevó para dar una vuelta.
- Me refiero... - Insistió Beomgyu. - A cómo has saltado desde el tejado de la catedral sin matarte.
- No lo sé. - Su brazo rozó el de él cuando alzó las manos para frotarse los ojos. - ¿Cómo creaste tú aquella runa?
- Tampoco lo sé. - Musitó él. - La reina Jennie tenía razón, ¿verdad? Jinki, él... él nos hizo cosas. - Echó una ojeada en dirección a Minho, que fingía estar concentrado en girar a la izquierda. - ¿No es cierto?
- Este no es el momento de hablar de eso. - Repuso Minho. - Yeonjun, ¿tenías algún punto de destino concreto en mente o simplemente querías alejarte del Instituto?
- Jinki se ha llevado a Hyunjin y a Jake a la nave para realizar el ritual. Querrá hacerlo lo antes posible. - Yeonjun tiró de uno de los vendajes de su muñeca. - Tengo que llegar allí y detenerle.
- No. - Negó Minho con severidad.
- De acuerdo, tenemos que llegar allí y detenerle.
- Yeonjun, no voy a permitir que regreses a ese barco. Es demasiado peligroso.
- Has visto lo que acabo de hacer. - Replicó él, con la incredulidad creciendo en su voz. - ¿Y estás preocupado por mí?
- Pues sí.
- No hay tiempo para eso. En cuanto mi padre mate a vuestros amigos, invocará a un ejército de demonios que no podéis ni imaginar. Después de eso, será imparable.
- Entonces la Clave...
- El Inquisidor no hará nada. - Explicó Yeonjun. - Ha bloqueado el acceso de los Kim a la Clave. No ha querido pedir refuerzos, ni siquiera cuando le conté lo que Jinki ha planeado. Está obsesionado con ese plan insensato que tiene.
- ¿Qué plan? - Preguntó Beomgyu.
La voz de Yeonjun estaba cargada de amargura.
- Quería canjearme por los Instrumentos Mortales. Le dije que Jinki jamás aceptaría, pero no me creyó. - Lanzó una carcajada, un agudo ladrido entrecortado. - Niki y Kai van a contarle lo que ha sucedido con Jake y Hyunjin, pero no me siento demasiado optimista. Él no me cree respecto a Jinki y no va a alterar su precioso plan simplemente para salvar a un par de subterráneos.
- De todos modos no podemos limitarnos a esperar sus noticias. - Repuso Beomgyu. - Tenemos que ir al barco ahora. Si puedes llevarnos a él...
- Odio tener que decíroslo, pero necesitamos una embarcación para llegar a otra embarcación. - Indicó Minho. - No estoy seguro de que ni siquiera Yeonjun pueda andar sobre las aguas.
En aquel momento el teléfono de Beomgyu sonó. Era un mensaje de texto de Niki. Beomgyu frunció el entrecejo.
- Es una dirección. En la zona del río.
Yeonjun miró por encima del hombro del joven.
- Ahí es a donde tenemos que ir para encontrarnos con Soobin. - Le leyó la dirección a Minho, que efectuó un violento cambio de sentido y se encaminó al otro lado. - Soobin nos ayudará a cruzar el río. - Explicó Yeonjun. - El barco está rodeado de salvaguardas. Subí a él la otra vez porque mi padre quería que subiese. En esta ocasión no querrá. Necesitamos a Soobin para que se ocupe de las protecciones.
- Esto no me gusta nada. - Minho tamborileó con los dedos sobre el volante. - Creo que debería ir yo y vosotros dos deberíais quedaros con Soobin.
Los ojos de Yeonjun centellearon.
- No, tengo que ser yo quien vaya.
- ¿Por qué? - Preguntó Beomgyu.
- Porque Jinki está usando un demonio del miedo. - Explicó él. - Así es como consiguió matar a los Hermanos Silenciosos. Es lo que mató a aquel brujo, al chico lobo en el callejón junto a la Luna del Cazador y probablemente lo que eliminó a la niña hada en el parque. Y es el motivo de que los Hermanos tuvieran aquellas expresiones en los rostros. Murieron aterrados. Literalmente los mataron de miedo.
- Pero la sangre...
- Les quitó la sangre luego. Pero en el callejón le interrumpió uno de los licántropos. Es por eso que no tuvo tiempo suficiente para conseguir la sangre que necesitaba. Y es por eso por lo que todavía necesita a Hyunjin. - Yeonjun se pasó una mano por los cabellos. - Nadie puede enfrentarse al demonio del miedo. Se te mete en la cabeza y te destruye la mente.
- Agramon. - Dijo Minho.
Había permanecido en silencio, mirando por el parabrisas. Tenía el rostro ceniciento y crispado.
- Sí, así es como lo llamó Jinki.
- No es un demonio del miedo. Es el demonio del miedo. El Demonio del Miedo. ¿Cómo habrá conseguido Jinki que Agramon le obedezca? Incluso un brujo tendría problemas para controlar a un Demonio Mayor, y fuera del pentagrama... - Minho inhaló con fuerza. - Así es como murió el chiquillo brujo, ¿verdad? ¿Invocando a Agramon?
Yeonjun asintió con la cabeza, y explicó rápidamente el truco que Jinki había empleado con Jaehyun.
- La Copa Mortal. - Finalizó. - Le permite controlar a Agramon. Al parecer te concede cierto poder sobre los demonios, pero no como el que te concede la Espada.
- Ahora todavía me siento menos inclinado a dejarte ir. - Insistió Minho. - Es un Demonio Mayor, Yeonjun. Harían falta tantos cazadores de sombras como habitantes tiene esta ciudad para acabar con él.
- Sé que es un Demonio Mayor, pero su arma es el miedo. Si Beomgyu puede colocarme la runa que elimina el miedo, puedo acabar con él. O al menos intentarlo.
- ¡No! - Protestó Beomgyu. - No quiero que tu seguridad dependa de mi estúpida runa. ¿Y si no funciona?