«¿Quién te hirió tanto como para tener miedo?».
~Damon Salvatore
Valentina Stan
Cuando la vida te golpea de la peor forma, arrebatando a tus padres a una edad que no sabes absolutamente nada de la vida. Claramente en aquel entonces no tenía ni idea de lo que provocó la muerte de mis padres, fueron los chupasangre, asquerosas sanguijuelas. Pero mucho tiempo después me enteré por un accidente que yo pertenecía a esa raza de sanguijuelas, pensar que todo aquello estaba relacionado con el asesino de mis padres.
Un singular personaje que vivía por su amada dama, aquella que mi padre había matado mucho tiempo atrás y que aquella venganza era más que merecida. Acepte mi destino, rondar por el mundo en busca de vampiros para formar mi propio grupo. Y así fue como conocí a Eduardo en Ámsterdam, un viaje de paso por los países bajos.
Un clima bastante singular para habitar, tomando en cuenta que somos vampiros seres que no sienten en absoluto, no padecemos de frío, somos de piel fría y blancos como un papel. Eduardo es una persona bastante divertida, cuando choque con él en aquella calle solitaria, la cual me recordaba la soledad en la que vivía.
Verano del 1990
—Fii atentă față. –Murmuró el chico con el cual había chocado.
Mira qué curioso este chico habla rumano, debe de ser de ese país para tener un habla bastante fluido.
—Bună, băiete, vorbești spaniolă? -. Salude y pregunte al chico que me había chocado.
—Dacă vorbești spaniolă? -. Murmuró el chico
—Claro que sí hablo español. —Perfecto, un gusto soy Eduardo Gheorghe.
—Un gusto, soy Valentina Stan. –Murmure a Eduardo.
—Voy a sonar muy curioso, pero por qué andas sola en estas calles poco transitadas.
—Durante años viaje en solitario debido a que mis padres murieron hace muchos años. –Dije con nostalgia.
—¿Por qué hablas como si ya pasaron siglos de la muerte de tus padres?
—No entenderías porque se escucha como si ya pasaron siglos. –Dije un poco preocupada acerca de la curiosidad de este chico tan lindo.
—Depende si eres un ser de la noche, sabrías del porqué hablas de siglos y no de años. –Murmuró con sorna Eduardo.
—Quiere decir que tienes conocimientos sobre las razas de animales que habitan en la noche en búsqueda de presas.
—Exacto Valentina, tengo el conocimiento acerca de las criaturas nocturnas. Y con tu olor puedo deducir que eres una hermosa dama vampiresa. –Exclamó mostrando una sonrisa seductora.
—¿Qué curioso, tú debes ser un vampiro también? -. Pregunte dudosa- Ya que no siento ese olor característico de un ser de la noche.
—Exacto mi querida Valentina, recuerda que tenemos poderes magníficos que podemos utilizar en los humanos para conseguir sangre gratis.
—Bastante egocentrismo en una sola frase. –Murmure
—Claro mi querida dama vampiresa.
Eduardo Gheorghe
Durante muchos años conocí a personas diferentes, solo que la única en agradarme fue valentina. Una chica bastante sonriente y extrovertida, su aura es cálida a pesar de ser una vampira. Aquella vez que la conocí no pasaba por mi mejor momento, ella me ayudó a superar esa época.
La época donde mi amada murió a manos de un simple humano, un asqueroso mortal. A uno que no se merecía vivir, debí darle una muerte lenta y dolorosa solo que me lo impidieron, matar a un cazador es ser repudiado por los demás clanes y también significaba terminar con el tratado de paz que poseemos con las demás criaturas sobrenaturales.
Así que tuve que sufrir la pena de la muerte de mi amada, dirán, pero no se supone que los vampiros no tienen sentimientos. Quizás no mostramos al mundo los sentimientos, sólo a aquella persona que es destinada a ser nuestra alma gemela, las que nos amara por quienes somos y la ley es que son criaturas con criaturas, menos convivir con humanos. Los altos mandos lo tienen prohibido y aquel que tenga un alma gemela humana es procedente de familia vampiresa.
Casualmente tal vez el destino me tenga algo preparado en el futuro, o realmente me quieran totalmente soltero vagando por el mundo como una alma solitaria. Como los últimos 600 años, increíblemente cierto y la triste realidad he tenido que vivir.
Significados:
Fii atentă față: Ten cuidado chica
Bună, băiete, vorbești spaniolă? : Hola chico, ¿hablas español?
Dacă vorbești spaniolă? :Si, hablas español?
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Editado: 04.04.2021