El jadeo incesante fue el único sonido que se escuchó en la habitación. Una respiración errática donde su pecho se inflaba al compás de sus hombros que subían y bajaban.
Sus manos temblaban a los costados de su cuerpo y su vista estaba puesta en un punto incierto. Las lágrimas se deslizaban por sus mejillas como si nunca se terminaran.
Estaba destrozada.
Se tiró al piso y gritó con un sonido desgarrador, sus manos hechas puños presionaban contra el piso, y gotas de lágrimas caían sobre el suelo.
Llorar hacía todo peor.
Porque llorar obstruía por completo su vista. Porque incluso si lloraba y se quitaba las lágrimas, su visión continuaría borrosa, empañada.
Terminó acostándose entre el lío desparramado de cosas que ella misma había hecho, tuvo un ataque de frustración y estrés cuando intentaba en un estado de negación observar su habitación con la misma nitidez del pasado.
Pero solo habían pasado dos meses desde entonces.
Sería una adaptación difícil para alguien que estaba acostumbrada toda su vida a ver de manera excelente, le costaría, pero su mundo no se oscurecería.
Por ahora, solo debía dejar fluir el desahogo que necesitaba...
El sol despierta,
los pájaros cantan...
Un día más, llega la luz del amanecer...
Después de mucho tiempo, una mujer tarareó cierta canción con los ojos cerrados.
La brisa que sondeó ligeramente la sintió fría en su piel.
Pero el sol que iluminaba su rostro era cálido. Un delicioso contraste, pero con un equilibrio estable para pasar la mañana.
La textura del banco era lisa bajo sus dedos cuando los deslizaba.
Sólo podía captar las voces y sonidos de distintos lugares desde su posición céntrica en el parque que quedaba cerca de su casa, pero sombras y luces de colores se asomaban por sus retinas cuando decidió nuevamente abrirlos.
Aquella mujer que estaba tranquila disfrutando el paisaje, se había forzado a adaptarse a su nueva vida. Todavía lo estaba haciendo a pesar de haber pasado unos dos años desde aquel momento.
Ese momento que lo había cambiado todo. Un accidente que le dio ceguera parcial.
Le habían dado esperanza de volver a ver, pero las aplastaron cuando mencionaron el elevado costo que no podía pagar.
Así que se resignó.
Abandonó sus sueños que apenas estaba construyendo y descubriendo, para ahora crear unos nuevos. Tenía que hacerlo.
Aunque ella quería volver a ver, pasaría un buen tiempo para hacerlo de nuevo.
Algún día, tal vez.
La mujer sonrió.
Aunque su vida antes era relativamente buena e iba tomando forma para ser reconocida formalmente.
Aunque su vida después se vino abajo junto a su derrumbe emocional por lo sucedido.
No perdía su chispa característica; su amabilidad y sonrisa que nunca la abandonaba.
Tomó un largo tiempo para que aquella mujer recuperara su estabilidad y estuviera tranquila ahora.
Recuperó parte de su actitud serena que antes tenía.
Era por eso que ella estaba orgullosa de sí misma. Porque no fue fácil retomar sus asuntos y vida con normalidad. No después de estar toda su vida con una buena vista.
Esta es la historia de Lee SuNi.
Una mujer con ceguera parcial.
── ✦ ──
Estoy editando un poco para poder profundizar en los sentimientos de SuNi ^^