Cementerios de Londres

Cementerios de Londres

Mi nombre es Noel, tengo nueve años y vivo en la ciudad más nublada del mundo ¿Adivinaste? Si, en Londres. Mi casa está ubicada a ochenta metros del cementerio, un lugar por el que siento una increíble fascinación; creo que es un lugar tan solemne y maravilloso, bueno, en realidad eso solía pensar. 

Recuerdo que desde que tengo cuatro años, me levanto todas las noches de mi cama y camino lentamente hacia la ventana que da a la calle; desde ahí puedo ver parte del gran portón del cementerio y algunas cruces de piedra, las más altas, supongo que es la de la gente más importante. Seguro se estarán preguntando por qué hago esto todos los días  y es porque cuando era pequeño, una noche de invierno, recuerdo que era invierno porque la calefacción dejó de funcionar y mi padre llenó mi cama de mantas de lana, tantas que apenas podía moverme, en fin, justo cuando estaba quedándome dormido escuché el sonido de un gran portón de hierro abrirse, se oía pesado y chillaba, y contínuo a eso, escuché a un grupo de personas caminar con zapatos finos sobre el cemento de la calle. Sonaba como una marcha, pude escucharlos susurrar, eran voces de hombres y mujeres, se notaba que hablaban despacio intencionalmente. Ese ruido me hizo levantarme de la cama tan rápido como pude quitarme las mantas de encima y corrí hacia la ventana. Ahí pude ver a un grupo de personas que caminaban tomados de la mano y bajaban hacia el río. 

El río no es un lugar al que la gente pueda ir en invierno, justamente esa es la única estación en la que se lo rodea de una gran cerca porque suele congelarse y algunos niños podrían querer patinar ahí y según mi papá es muy peligroso. No sé por qué alguien querría patinar sobre hielo cuando es más divertido jugar con la nieve sobre la tierra sólida y segura. 

Esa noche me quedé despierto la mayor cantidad de tiempo que pude para verlos volver, pero nunca volvieron o si lo hicieron debió de haber sido en el momento en el que me venció el sueño. 

Recuerdo que en cuanto me levanté a la mañana siguiente, me puse el abrigo y corrí hacia el río que estaba cerrado, claro, así que me subí a la cerca e intente ver hacia el hielo buscando pisadas u hoyos, no había nada. Esa noche no había nevado así que si alguien caminó sobre la nieve del día anterior, deberían estar sus pisadas porque ningún copo de nieve se encargó de cubrirlas. Pero no había nada. Rodee lentamente el río pero tampoco encontré ni la más mínima huella. Volví a casa dispuesto a pasar la noche en vela para volver a verlos, y así lo hice durante cinco años y nunca los volví a ver. 

Mi cabeza estaba llena de preguntas como ¿Por qué un grupo de personas bajaría al río en la madrugada una noche de invierno? y ¿Por qué no estaban sus pisadas sobre la nieve? ¿Hacia dónde pudieron ir luego? Porque la salida de la ciudad está hacia el otro lado. Si iban a nadar ¿Por qué estaban tan abrigados? ¿De donde salieron? ¿Por qué bajarían al río? 

Le conté todo esto a mi familia, a mis amigos y a la clase entera, cientos de veces, pero nunca nadie me creyó, todos pensaban que lo había soñado y estoy seguro de que no fue así. 

Con el tiempo solo me sentaba a esperarlos una hora por noche, despues día por medio, una vez a la semana y asi fue disminuyendo mi interés y no solo eso, también estoy convenciendome de que si, quizás exista una pequeña posibilidad de que lo haya soñado. 

Esta noche voy a olvidarme de todo aquello, ni siquiera estaré inmóvil ni atento a los ruidos de afuera. Hoy finalmente voy a dormir.

Son las dos cuarenta y seis de la madrugada. Me despertó el sonido de un portón de hierro abriéndose, estoy quieto pero voy a frotarme los ojos para asegurarme de que estoy despierto, escucho los pasos de un grupo de personas, los escucho con claridad. Voy a pellizcarme; si, efectivamente estoy despierto. No lo puedo creer, está sucediendo, llegó el momento por el que pasé tantas noches sin dormir. Los pasos... No se escuchan más y es imposible que hayan llegado hasta el río tan rápido. Estoy decidido, voy a levantarme sin hacer ruido, no quiero que me escuchen. No voy a ponerme las pantuflas esta vez, no voy a perder tiempo en eso. Estoy a seis pasos de la ventana, estoy tan emocionado y a la vez pienso que probablemente ya se hayan ido. Estoy a dos pasos y puedo ver el vapor salir de mi boca. Estoy a un paso y la ventana está totalmente empañada, voy a usar la manga de mi piyama para limpiarla y ver... 

Mi corazón se detuvo ¿Qué es esto? Inhalé aire pero no salió, un sudor helado me recorre la espalda. Mantengo la respiración. Un grupo de personas con abrigos y vestidos totalmente de negro, están ahí parados en medio de la calle mirándome fijamente. Mirándome a mi. Su piel es blanca como la escarcha y sus caras no están del todo serias, de hecho me recuerdan mucho al retrato de La Mona Lisa, es como si tuvieran una sonrisa invisible. Comenzaron a caminar nuevamente hacia el río, saben que los estoy viendo. Abren una puerta en la cerca, no recuerdo que alguna vez haya visto una puerta en esa cerca. Llegaron todos al río y están parados en la orilla mirando hacia el fondo.  Al haber hielo, probablemente estén viendo sus reflejos. Están esperando algo. Estoy esperando. 

El río comienza a iluminarse, es verdad lo que veo, es muy claro, no hay manera de que esté soñando. Todo el hielo está totalmente iluminado de un azul claro, las personas están comenzando a meterse en el pero no están mojándose, de hecho es como si estuvieran bajando escalones ¿Pero qué es esto que estoy viendo? Definitivamente no hay escalones en el río. Ya no hay ninguna persona parada en la orilla, todos están dentro pero éste sigue iluminado ¿Sigo esperando? Necesito saber que pasa. Necesito saberlo de una vez. 

De repente una bandada de cuervos salió volando desde el río y la luz de él se apagó. Noel al fin lo entendió. 

Noel volvió a conciliar el sueño. 

 

 

 

 

 




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