Mamá Rosa, la madre de Néstor se había dado cuenta lo que Andrea sentía por su hijo, pero no dijo nada por respeto; también veía con recelo que su hijo le diera otra oportunidad a Rebeca, pues había sido ella quien traicionó a su hijo. Mamá Rosa hablaba con Santi y este le contaba de las constantes peleas entre sus padres y de lo triste que él estaba. Néstor no le decía nada a su madre para no preocuparla y porque seguía apostando a rehacer su vida con Rebeca.
Rebeca una mujer manipuladora y de sentimientos oscuros, volvió a sus viejas andanzas, lo cual destrozó de nuevo a Néstor pero por orgullo nada dijo; él volvió a ensimismarse y a rumiar su amargura.
Andrea renovó sus planes de irse a Estados Unidos con Isabella. Mamá Rosa nunca perdió el contacto con ella y le contaba que aquella unión iba de mal en peor, pero que su hijo seguía manteniendo las apariencias.
Un día Isabella sufrió un accidente, estaba cocinando y se quemó con aceite caliente, Andrea la llevó a la clínica y llamó a Mamá Rosa contándole lo sucedido. Rosa de inmediato le avisó a Néstor lo sucedido quien se trasladó hasta la clínica.
_ Andrea mi amor, como está Isabella, ¿qué te han dicho los médicos?
_ Aún nada, la están examinando.
Luego de un rato salió el medico que estaba tratando a Isabella.
_ Doctor cómo está mi hija Isabella- preguntó Néstor.
_ Está bien fueron quemaduras de primer grado, que sanaran pronto.
_ Gracias a Dios, dijo Andrea casi en un suspiro.
Néstor se ofreció a llevar a Isabella y a Andrea hasta su casa, lo cual ésta última aceptó porque andaba sin su automóvil.
Al llegar a casa Isabella se acostó y se quedó dormida. Andrea y Néstor comenzaron a hablar, sin embargo algo había cambiado, estaban tensos, nerviosos. En algún momento Néstor pidió un vaso de agua y cuando Andrea se lo dio sus manos rosaron y allí estaba otra vez aquella corriente recorriendo el cuerpo de Néstor y de Andrea.
Ya era tarde y Néstor debía regresar a su casa, se despidieron pero sin acercarse el uno al otro.
Rebeca estaba hecha un mar de ira, sabía dónde estaba Néstor, Santiago se lo había dicho. Cuando llegó Néstor a su casa, aquella mujer enceguecida por los celos comenzó a reclamarle a Néstor el por qué estaba con Andrea. Ya Néstor sabía de las infidelidades de su mujer y aquella pelea fue la gota que derramó el vaso. Para no seguir discutiendo delante de su hijo agarró unas cuantas cosas y se fue a casa de su madre.
Dio por terminada aquella reconciliación y agradeció que no se hubieran vuelto a casar, como insistía Rebeca.