Estaba poco a poco cerrando los ojos, escuchaba el sonido de disparos que estaban intercambiando los de seguridad con los que nos dispararon, cuando de repente cerré los ojos, ya no soportaba el dolor y mi cuerpo se apagó.
El señor Villa llegó corriendo hacía Alexa, y gritaba demostrando la gran angustia que tenía, como si le hubieran quitado un pedazo de su corazón, nadie podía creer lo que nos había pasado a ambos, ¡porque esa mansión supuestamente era segura!. Alexa se estaba desagrando, toda su ropa se habia llenado de sangre, su piel blanca se convirtió en roja, el señor Villa la tenía en sus brazos, mientras cada vez su cuerpo respondia menos, iba a perderla en sus brazos, ella estaba punto de morir como yo lo iba a hacer.
Casi al instante, metieron a Alexa a un auto, pero al parecer se les olvido "algo".
Me dejaron en el piso como si fuera basura, al parecer lo único que les importaba era que Alexa viviera, acción que estaba correcta pero debieron ayudarme como lo hicieron con ella, en cambio, ni se inmutaron al ver que estaba ahogandome y rogaba a gritos silenciosos por ayuda.
En situaciones como esas es que te das cuenta a quienes en realidad le importas y quienes no. Tristemente esa fue una de las formas en la que comprobé que nunca le importe al señor Villa en realidad, y esa fue sólo la punta del iceberg en toda la conspiración que poco a poco les iré revelando en esta obra.
Mis lectores, cuiden muy bien de quienes estan rodeados en esta vida, ya que de esas personas depende en quienes se convertirán. No quieren que les pase igual a mi y luego se esten lamentando, una vez se equivocan, ya no hay vuelta atrás y solo les toca afrontarlo.
Aunque no recuerde nada hasta la fecha, y todo lo que sepa sea porque me lo contaron, si sé que alguien me rescató de ese lugar. Ella fue Aracell Jones, pasé muchos años sin saber quién era, hasta que tiempo después ella regresó, porque necesitaba que le devolviera el favor, y junto a eso me conto como sucedió todo, ella fue una de las guardaespaldas que estuvo en el intercambio de balas. Cuando me vio se compadecio de mi, ella se acercó al lugar donde estaba tirado, se agachó, me tocó mi rostro, vio mi estado y notó que aún conservaba mi vida, que aún luchaba por no morir, me subió a uno de los autos que estaban estacionados y condujo a toda la velocidad a traves del bosque. Se dirigía hacía el consultorio de su mama, era el lugar mas cercano en que me podían atender, su madre se llamaba Katherine, era una enfermera muy anciana, podría decirse que gracias a ella estoy vivo y contandoles esta historia. En algún punto de la carretera desperté por breves segundos, recuerdo la obscuridad, mi piel que se puso palida, la textura era de gallina, y mi cuerpo temblando al punto de agonizar.
Cualquiera creería que estoy diciendo algo inventado o que busco sorprender, pero no es de ningún agrado para mi contar esta situación que viví, no estoy tratando de impresionar a nadie. Si cuento esto es para confesarles que el mal existe y a cualquiera le puede pasar factura, y en esa ocasión yo tuve que pagar el precio.
Todas las mañanas me despierto y me miro en un espejo, y cuando lo hago veo los agujeros que recuerdan mi pasado, agujeros que llaman a gritos las memorias de esa noche. Cada día valoro la vida que todavía tengo, valoro que sigo respirando aunque con difícultad, mientras que otros ya no lo pueden hacer.
En conclusión, nunca estuve mas cerca de la muerte que esa noche.
En el lapso de poco tiempo cualquiera puede verse envuelto con personas que sólo son la apariencia, personas que en realidad ocultan sus secretos detras de una cortina, o un pasado del que huyen, no confíen facilmente en palabras, no crean todo lo que les dicen, lo que les prometen.
Esa noche casi matan a Alexa y a mi, cada uno fue blanco de los que estaban adentro del auto.
Tenían una sola misión:
Matarnos a toda costa.
Así que cada uno vacío su arma en nosotros, Alexa recibió 2 disparos, y yo recibí 3. Quisieron huir de aquel lugar, pero pagaron con su vida en el intento.
La primera vez que desperté despues del percance, estaba en una cabaña, era el consultorio de la mama de Aracell. No sentía mis piernas, no podía respirar correctamente y tenía un dolor inimaginable en la espalda, sufría de un cansancio que impedía que tuviera una conciencia clara sobre lo que dilucidaba.
Me encontraba en una cama un tanto dura, parecía un quirofano, reducido y menos limpio pero así lucia, intenté levantarme más no pude, mis músculos no los sentía fuertes para hacerlo, no poseía sensaciones en mis piernas como antes, no podía moverlas, era algo desesperante, como si no las tuviera, y al cabo de un momento perdí la conciencia nuevamente.
Volví a despertarme, pero esta vez en un hospital, eso creí, había una gran luz alumbrandome mi cara, no veía claramente, sólo distinguía rostros muy a lo lejos de mi, y mi cama se movía muy rapidamente, como si me llevaran corriendo, se escuchaban gritos y personas hablandome para quererme mantener conciente.
Toda esa experiencia fue traumarizante para mí, no era capaz de estar conciente ni ver por largos periodos, es como si tu cerebro tratara de despertarse de un largo sueño pero es imposible porque no tienes fuerza ni voluntad, similar a una realidad en que te encuentras vivo y al mismo tiempo no lo estás .
Así estuve por un largo período, con sueños y tortura, porque el dolor estaba allí a pesar de estar dormido, lo peor fue que todo el tiempo que estuve inconciente fue como una cárcel para mi, oía que me gritaban y yo no podía despertar aunque quería, deseaba golpear mi cuerpo o mi cara para reaccionar. Escuchaba la voz de mi madre llorando y mi padre consolandola, médicos diciendoles que era poco probable que despertara porque ya había pasado un largo tiempo, cada vez había menos probabilidad de sobrevivir, de despertar de ese sueño de muerte. Increiblemente escuché la voz de alguien que no creía que llegara a verme, era Joel, ¡él estaba ahí con Dayana!.