Chatarra

52

La pesada pieza de armadura cayó al suelo con un golpe seco. Jim suspiró resignado y miró el trozo de metal con desagrado. Quitando todas las partes del fuselaje que habían sido dañadas por el cañon de energia le permitirían a su avión transformarse nuevamente, pero al ver la cantidad de piezas acumuladas debajo de su nave comenzó a replantearse la idea seriamente. Muchas partes críticas del VF-17S2 habían quedado expuestas al quitar las capas de blindaje, lo que no presagiaba nada bueno.
Las buenas noticias eran que solo uno de los sistemas de respaldo del caza se había freído irremediablemente y aún disponía de los dos restantes, lo que según el manual de vuelo lo autorizaba a operar el avión en emergencias, siempre y cuando el daño no implicase peligro de vida para el piloto.
Jim desconectó su pad del puerto de diagnóstico que estaba por detrás de la cabina y continuó con su tarea. Usando una llave manual purgó los restos del acople para la vaina FOLD, ahora perdida y destrozada flotando allá, en algún lugar del campo. Arrojó la pieza a la pila de chatarra y se enderezó cansadamente, no estaba acostumbrado a esa labor de mantenimiento.
Con agilidad saltó desde el caza hacia la cubierta metálica y volvió a recorrer la periferia del mismo en busca de detalles que hubiese pasado por alto. Había recorrido cada uno de los recovecos de su nave, pero aún así volvió a examinar detenidamente las partes que habían perdido su blindaje externo, poniendo especial cuidado en los enormes motores de reacción que, milagrosamente, aún funcionaban.

Extrajo nuevamente su pad y lo conectó a una pequeña abertura del motor izquierdo. Inmediatamente la pantalla del aparato mostró la información y condición del mecanismo, indicando que estaba listo para realizar un diagnóstico. 
Jim repitió la operación con el motor derecho y obtuvo los mismos resultados. Todo parecía estar a punto para una prueba de arranque, solo faltaba una cosa.
—Aquí el Teniente Primero Jim Glenn ¿Me recibe Torre?
Por un fugaz momento fantaseo con escuchar la voz de Tass por el auricular del casco, pero era imposible, la chica debería estar durmiendo a esa hora y no la vería hasta la tarde… Tass, todavía no podía creer que la hubiese robado un beso en el ascensor ¿Como se había dejado llevar asi de impulsivamente por su deseo? Ojala que Tass no lo viera como un DonJuan descarado y que hacia eso con cada chica en un puerto diferente… a decir verdad ese había sido su primer beso.
—Aqui Torre ¿En que puedo asistirlo Teniente…?
La voz de Rebecca hizo volver en si a Jim, quien dejó caer el pad al por la sorpresa pero pudo atajarlo en un rápido movimiento antes que golpease el piso.
—¿...Teniente?
—Ah… solo queria informar que voy a hacer una prueba de motor en el hangar.
Por supuesto el pedido era una simple formalidad, pero Jim había decidido apegarse por completo al manual y no desoír ninguna advertencia a futuro, bastante cerca del desastre había estado el día anterior…
—¿Quiere que le envíe al equipo de apoyo, Teniente?
Rebbeca se refería al transporte con el generador, equipo que se usaba exclusivamente para poner en marcha las enormes plantas de poder de las naves que llegaban al hangar, mas no todas las naves requerían de alimentación externa para encenderse. Jim declinó el ofrecimiento amablemente.
—No es necesario….
—Llameme Rebecca, Teniente— contestó la mujer. —Ya hemos intercambiado suficiente charla como para ameritar que nos presentemos.
Jim meditó unos segundos las palabras de la controladora. Pensó en el control de vuelo de su base y de cómo a pesar de haber seguido las instrucciones de ese equipo de hombres y mujeres durante varios años, no conocía ni un solo nombre, ni siquiera un simple apodo. Definitivamente la vida en la Periferia era mucho más simple.
—No hace falta Rebecca, voy a usar las baterías auxiliares de mi nave, de paso las someto a prueba a ver que tanto sufrieron durante la explosión.

A varios cientos de metros por encima de Jim, dentro de la torre de control de la Rainbow , Rebecca suspiraba disimuladamente. La pantalla frente a la que estaba sentada mostraba una de las cámaras del hangar principal, donde podía verse en primer plano a la Río Grande y más atrás, enmarcado en el resplandor de luz que despedía un proyector solitario, el avión de Jim. 
—Por cierto— agregó Jim por el comunicador— Será mejor que le avises a los del carguero que voy a hacer un poco de ruido. ¿Como son los estándares de polución acústica en la Rainbow?
—Eso tendrian que saberlo tú y Cintia, para eso vinieron ¿No? —Comentó entre risas la mujer.—La Rio Grande está terminando de descargar las últimas provisiones, no deberían tardar demasiado, pero les avisaré de tus intenciones.
—Gracias Rebecca.
—No hay de qué guapo, por cierto, el Capitán de la Rio es un ex piloto de la NUNS, tal vez quieras hablar con él o compartir un trago en el bar.
Jim levantó la vista en dirección al carguero, apenas separado por medio centenar de metros de oscuridad. La mayoría de los técnicos que se movían alrededor de la nave ya se habían retirado y solo quedaba un reducido grupo de trabajadores y un par de vehículos de transporte. Sobre la escalerilla que daba acceso a la cabina Jim vió a un hombre de pie junto a la puerta que miraba en su dirección.
El Teniente levantó la mano en señal de saludo y el hombre respondió con el mismo gesto. No estaba seguro de como pero de alguna forma sabía que aquel hombre era el Capitán de la Rio. Tal vez por su postura o por su presencia, o tal vez un mero presentimiento, pero lo sabía.

—Así que también eres rápido para hacer amigos.— Jim reconoció de inmediato la nueva voz.
—Y usted para observarme por lo que veo, Capitán— respondió con seriedad el piloto.
Amanda no pestañeó siquiera ante la respuesta. —No se preocupe Teniente, no usamos las cámaras de seguridad del hangar para espiar en su avión aunque… —La mujer hizo una pausa y miró con atención la pantalla. —A su aeronave se la ve en bastante mal estado ¿Está usted seguro que no explotará dentro del hangar?
Jim miró en dirección a la oscuridad, preguntándose donde estaria la cámara. —La inspección preliminar no muestra daño crítico— dijo. —Voy a evaluar el estado de los motores y los sistemas de navegación.
—Tiene autorización para ello Teniente— contestó la Capitán volviendo a acomodarse en el sillón— y no dude en solicitar la ayuda de mi equipo para todo lo que necesite.
Y a decir verdad era algo que Jim apreciaria. Había visto trabajar al equipo de Amanda en el transporte que había vuelto del campo junto con ellos y se sorprendió de la velocidad y eficiencia con la que los operarios desmontaron la nave y se la llevaron a los talleres de reparación. Ni una sola tuerca había quedado en el lugar donde se había posado la nave en tan malas condiciones.
A comparación, el trabajo de los técnicos de su base le parecía lenta y desganada, como si mantener en condiciones la otrora prestigiosa fuerza de cazas de la NUNS fuese una tarea mundana ¿Que estaba pasando? ¿En que se había convertido el ejército que tanto admiraba de niño?
—Gracias Capitán, pero creo que no hará falta, ya he removido todos los componentes sueltos… eso sí, le solicitaria por favor que no limpien o toquen nada, la junta de investigación querrá examinar los restos seguramente.
Unos segundos de silencio en la comunicación bastaron para darle una idea a Jim de lo importante que era la pregunta que a continuación realizó Amanda.
—Con respecto a eso ¿Ya se ha comunicado con sus superiores, Teniente?
—No. —respondió Jim. —Todavía no me he comunicado.
Por supuesto, Jim daba por descontado que si hubiese enviado alguna transmisión desde su nave, incluso con el máximo protocolo de encriptación, Amanda lo sabría. No tenía caso que intentase negarlo o hacerse la desentendida.
—El daño que sufrió su aeronave es demasiado severo, realmente me sorprende que no haya informado sobre lo sucedido.—comentó casi al descuido la Capitán.
Jim suspiró y se apoyó en una de las alas, observando el movimiento de las personas que trabajaban alrededor de la Río Grande. —Lo se— dijo. —Pero conociendo los protocolos de la NUNS es casi seguro que no moverán un dedo hasta que les informe detalladamente el estado de la nave y les de un motivo lo suficientemente justificado para que se dignen a enviar a alguien para que nos saque de aquí.
—Usted no es el único que desprecia la burocracia del gobierno, Teniente.
Jim se sorprendió ante la sorpresiva muestra de sinceridad por parte de Amanda. Burocracia… si, era una forma políticamente correcta de referirse a la inoperancia de ciertos sectores de la plana mayor de las fuerzas armadas.



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En el texto hay: drama, mechas, macross

Editado: 01.03.2021

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