Chatarra

68

«—¿Qué otros cambios hubo luego de su micronización?» Había preguntado Exsedol. La simple pregunta había disparado recuerdos almacenados en la cabeza de Virya por decenas de ciclos, apartados, casi olvidados. Solo para resurgir como un torrente de fuego enemigo justo delante de sus ojos.
—Cientos, Miles— hubiese querido responderle, pero no lograría nada con eso. Ella era una guerrera Meltran, la mejor guerrera Meltran de toda la flota. No dejaria que ningun otro Zentradi pusiera en duda sus capacidades.
Y sin embargo algo la hacía diferente del resto.
No era solo esa cosa que le colgaba entre las piernas, se había acostumbrado a su presencia luego de todos esos ciclos desde que apareciera tras su misión de rescate. Eran todo el conjunto de nuevas sensaciones, ideas, conceptos, detalles que otras guerreras solían pasar por alto pero eran insoportablemente obvios para la mente de Virya.
Exsedol ya había abordado la nave de transporte dejando a Virya sola en medio de la plataforma. Un pesado silencio había envuelto el interior de la gigantesca fortaleza. Sean cuales fueran los preparativos que había comenzado el Comandante Supremo, ya había culminado.
Estaban a la puertas de la batalla y la flota aguardaba en silencio la orden de lanzarse al combate, pero ni Virya ni su escuadrón formarian parte de ella.
La guerrera dio la espalda al oscuro abismo y se dirigió a su armadura. Pensaba en su primer escuadrón, en Yuwe, en Vaal, también en Dulmei… todas muertas, todas víctimas de alguna de las incontables batallas en las que ella había participado a lo largo de su existencia.
Pero Virya seguía con vida, aferrada a la promesa que hiciera dentro de esa pequeña cápsula de micronización.
«Quiero Vivir» —había dicho.
Pero jamás pensó en el precio que debió pagar para ser lo que era. ¿Y que era ella? Una guerrera, una estratega, una líder.
No, era en realidad una máquina, una simple maquinaria de guerra que había estado rota, pero que con un golpe había vuelto a funcionar. ¿Pero quién había asestado ese golpe? ¿Vaal? ¿Dulmei? 
Entró en su armadura, tal y como lo había hecho miles de veces, con un solo movimiento fluido, dejando que sus piernas se deslizaran a través del material gomoso que se pegaba a su traje de vuelo como si una segunda piel se tratase. 
Era más fuerte, más veloz, su mente analizaba sistemáticamente el entorno que la rodeaba y le permitía predecir las cosas que sucederían a su alrededor. Y sin embargo algo no encajaba, había una pieza faltante que de alguna forma evitaba que Virya se sintiera verdaderamente completa. Solo al estar dentro de su armadura remitia la sensación y todo su potencial se desplegaba.
Dentro de la cabina del QRau las pantallas se encendieron y la familiar oscuridad dió paso al flujo incesante de información que todos los sensores de su armadura registraban y proyectaban a la piloto para informarle de todo lo que pasaba a su alrededor. 
Levantó el brazo derecho y cerró el puño con fuerza, observando cómo las poderosas articulaciones se cerraban sin un solo quejido.
Virya sonrió satisfecha, pero esa sensación conocida fue tan fugaz como su sonrisa.
Ahí estaba ella, lista para el combate, lista para enfrentar sea lo que sea que sus comandantes le pusieran delante, derrotarlo, destruirlo y volver a su base para alistarse al próximo combate.
¿Próximo combate? ¿Y cuando seria eso?  Dortrad-Jen había proclamado abiertamente que era una misión suicida.  Sin la flota de Kreegan (Que se estrellaria contra la retaguardia del Ejército de Supervisión) la menguada flota no tendría chances contra el grueso del enemigo. Todo esto le resultaba tan evidente… tan…. ¿Inútil?
Si la flota de Dortrad-Jen era destruida ¿A donde volvería el escuadrón de Virya? 
Por primera vez en muchos ciclos, Virya contempló seriamente la posibilidad de estar frente a la que podría ser su última misión.
—Consejero Exsedol. —la voz de Virya quebró el silencio de radio. —¿Qué precedentes existen de la misión que estamos a punto de realizar?
El Archivista permanecía de pie en el centro del compartimiento de tropas perdido en sus propios pensamientos. La voz de la Capitana pareció traerlo de vuelta.
—No en esta flota —dijo haciendo una pausa. —No obstante tengo conocimiento de que se ha hecho antes entre los Zentradis.
—¿Y no puede decirme el propósito de esta misión? —pregunto Virya.
—Por órdenes directas del Comandante Supremo, no puedo hacerlo. —respondió secamente el Zentran.
Virya cortó la comunicación y apretó con fuerza el puño, había algo más, estaba segura. Volvió a abrir el canal de radio y se aseguró que todo el escuadrón escuchara su voz. —¿Todas escucharon eso? —preguntó. 
El escuadrón completo asintió con un «Sí Capitán!»
—Bien, ahora quiero que cada una me diga lo que piensa…. lo que piensa sobre esta misión, lo que sea…. —hizo una pequeña pausa. —Es una orden.
La sorpresa golpeó a las guerreras como la onda expansiva de un arma de energía. La Capitán Virya jamás había dado una orden como aquella ¿Opinión? ¿Sobre la misión? El silencio en el canal de radio era palpable para todos, especialmente para la Capitan.
Que fuera Maya la primera en hablar no sorprendió en absoluto a la Capitana.
—¿Solo nos enfrentaremos a otras Meltrans? —preguntó. ¿Porque no contra un escuadrón de Zentrans?
Virya sabía que su “consejero” temporal responderia con gusto a cualquier pregunta que no contradijera la orden del Comandante Supremo. Pensaba aprovechar todo lo posible esa valiosa fuente de información. —¿Consejero? —preguntó sabiendo que la respuesta no tardaría en llegar.
—En esta misión solo pueden participar Meltrans. —respondió.
Virya memorizó la información. —¿Alguna otra pregunta?
La voz de Fanra fue la siguiente. —¿Usted también participará de la lucha, Archivista Exsedol?
—Así es— dijo. 
—¿Que rayos…? —Fue Tyna la que interrumpió la transmisión con una maldición —¿Tenemos que cuidarlo a él también?
Virya sintió impulsos de ordenar que se callara, pero sabía que Tyna había expresado lo que todo el escuadrón sentía en ese momento.
—Soy parte del escuadrón de la Capitán Virya— dijo Exsedol sin cambiar el tono de voz. —Seré también parte de la batalla.
—Más bien será un blanco más junto a la novata. —Soltó despectivamente Melia.
El canal de radio se llenó de voces que discutían las últimas noticias. Virya no había visto jamás semejante desorden en la radio, pero había ordenado que cada guerrera dijese lo que pensaba. Mantendrá esa orden.
—Maya. —dijo Virya de pronto. —ocúpate de destruir los Archivistas de los dos escuadrones enemigos. ¿Entendido?
—Si Capitán. —exclamó la joven.
—Bien, eso evitará que nos estorbe al inicio de la misión. —exclamó Melia satisfecha.



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En el texto hay: drama, mechas, macross

Editado: 01.03.2021

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