Capitulo 23

FAMILIA.

Sentía nauseas de nuevo, pero luego de la ecografía donde se confirmaba su 2 semanas y media de embarazo había aceptado asistir a la boda de su padre con tal de que Eugenia guardará el secreto, hasta que la demanda de Austin fuera anulada, tenía tiempo de sobra, así podría hablar primero con Nathan y luego con los demás, pero el profesor debía de enterarse por su boca y no de terceros. Eugenia luego de la ecografía la había sacado casi de un tirón de la clínica y llevado casi que obligada por un motón de tiendas buscando el vestido adecuado por ser la madrina, mientras que Justin le habían escogido un esmoquin de su talla con un corbatín vinotinto.

Luego de horas de tanto escoger por fin se había decidido por uno, era del mismo color al corbatín de su hijo, largo con una abertura en la pierna izquierda, la tela era completamente lisa, no había encaje, no había pedrería, sólo una cinta del mismo color alrededor de la cintura para acentuarla más, el escote en la parte superior era de un solo lado, al estilo romano, con un pequeño broche dorado sobre el hombro derecho, era sencillo y el color del vestido resaltada aún más la piel blanca de la muchacha pero sobre todo el color gris en sus ojos.

Su madrastra al fin parecía complacida con la elección por lo que escoger las sandalias que acompañaría fue otro desastres que se pudo resolver, seguidamente fueron los accesorios, entre otras cosas que aunque para Serena no era importante al parecer para Eugenia sí que lo eran, luego del cuarto vestido ella simplemente había accedido a todo lo que la pelirroja reclamará que fuera útil.

En algún momento de la tarde Nathan y Justin se habían cansado de seguirlas y las habían abandonado.

Cuando terminaron las compras Eugenia condujo al edificio que pertenecía a las oficinas de su padre. La secretaría las hizo esperar, frente a ellas había un niño de no más de 7 años leyendo un libro, sus ojos verdes se encontraron con los de ellas, su cabello negro estaba parado en puntas con gel. Vestía una camisa blanca con la insignia de una de las escuelas que eran sólo para niños, unos pantalones color caqui, él niño le sonrió volviendo la vista a su lectura.

Espero un par de minutos, pero Serena no tenía la paciencia para esperar así que luego de 5 minutos comenzó a mover el zapato con desesperación, una de las cosas que menos le gustaba era esperar y su padre vaya que lo sabía bien. Se acercó a la secretaria.

- ¿Le falta mucho? - la chica se encogió de hombros.

- No sabría decirle.

Miro de nuevo al niño y con paso decidido se dirigió hasta las puertas que daban paso a la oficina de su adorado padre. Al abrirla se encontró con una cabellera rubia corta que le daba la espalda, la mujer se veía elegante en su vestido azul rey ceñido a su cuerpo con dos tiras alrededor de su cuello. Franco había fruncido el ceño en cuanto la vio, detrás de ella venía una Eugenia apenada.

- Lo siento cariño - se disculpó la pelirroja.

La rubia se dio la vuelta y para Serena todo se volvió lento, su piernas comenzaron a temblar cayendo al suelo de rodilla, la mujer frente a ella poseía unos ojos grises como los de ella, cada gesto que la mujer hacia se parecía tanto o idénticos a los de sus madre.

- ¿Sonia? - la morena negó- yo...

- Su nombre es Sara - confesó Franco - es la hermana de tu madre.

- Querida - ella le dio una sonrisa- tu padre me contacto por el problema que estás pasando, seré tu abogada.

- Ni Sonia, ni tú me hablaron de ella - Serena observo a su padre.

- nosotras no nos llevábamos bien, tu madre siempre fue muy orgullosa y creo  que también tengo culpa por eso - ella se le acercó y ayudo a levantarse - no te preocupes - acarició su rostro - de verdad te pareces mucho a tu madre.

La puerta volvió a ser abierta dejando ver al pequeño rubio que tenía por hijo, Justin venía de la mano de Ryan.

- Digno hijo de su madre - gruño Franco.

- Sara - susurro Ryan

- abuelito, ¿por qué esa señora se parece a Nía?