Hoy es uno de mis días favoritos, la ciudad empieza a cobrar vida a primeras horas de la mañana anunciando el inicio del fin de semana,muchos salen de la ciudad en busca de aventura mientras que otros descansan de una ardua semana de trabajo.
En mi caso yo, utilizo estos días para reflexionar y cuidar de mi bienestar, pero esta vez tendría visitas en casa así que tocaba limpiar.
Jay y Will son dos de mis mejores amigos, los más cercanos de hecho. Los conocí el primer año de secundaria, Jay era el capitán del equipo y Will era uno de los más inteligentes de la clase, ambos son hermanos pero cuando los ves no pensarías que fueran familia.
Luego de desayunar me dispuse a buscar los productos de limpieza para empezar con mi tarea cuando escuche mi móvil sonar por el mensaje que entró, lo tome y en la pantalla aparecía el nombre de Jay.
Mensajes
Jay: Pequeña no olvides que iré a las 2 de la tarde.
Me: Llegan para la comida, me da tiempo de ir por lo que falta. Espera, ¿Vendrás solo?
Jay: Will irá antes, acaba de salir de su turno y me dijo que se adelantará para ayudarte a cocinar.
Me: ¿Sabés a qué hora llega?
Jay: me dijo que te llamaría.
Me: Mmm...bueno estaré atenta.
Jay: De acuerdo, nos vemos loca.
Me: jajaja, adiós Jay.
Volví a leer los últimos mensajes con una sonrisa en el rostro, encendí las bocinas y conecté mi móvil a estas para colocar mi playlist de Spotify. Todos estamos de acuerdo que limpiar sin música es muy aburrido y que necesitamos un ambiente más animado para ser productivos, además que hace más amena la tarea que es algo pesada.
Luego de treinta minutos ya había limpiado gran parte del departamento cuando el timbre sonó, mire la hora y eran las once y veinte de la mañana; me limpie las manos en mi camiseta y camine a la puerta. Me puse de puntas de pie para alcanzar la mirilla y lo primero que vi fue una cabellera pelirroja y luego unos ojos cafés que conocía muy bien.
Con una sonrisa abrí la puerta y frente a mi se encontraba Will con una sonrisa un tanto nerviosa, traía su mochila y se le veía algo cansado, era doctor y estaba segura que había trabajado doce horas o tal vez más.
—Te ves horrible —fue lo primero que salió de mi boca al verlo, mi comentario provocó su risa la cual me contagió con facilidad— Jay me dijo que me llamarías antes de llegar.
—Si, lo siento, salí del hospital y sin pensarlo vine directo aquí —rasco su nuca algo nervioso mientras miraba hacia otro lado.
—Vamos entra, estaba terminando de limpiar —me hice a un lado dándole espacio para que pudiera ingresar al departamento.
Una vez él estuvo dentro, cerré la puerta y caminé a la sala mientras que Will me seguía.
—Ponte cómodo, terminaré en diez minutos —lo observé con un poco más de detalle y podría jurar que nada más sentarse en el sofá caería dormido.
—¿Podría usar el baño?
—Seguro, ya sabes dónde está. —Me sonrió en forma de agradecimiento y desapareció por el pasillo.
Aproveche y terminé de limpiar lo que me faltaba para luego ir a mi habitación, tomé del armario la ropa que usaría y entré a mi baño privado para tomar una ducha rápida.
El clima estaba cambiando y entrábamos a otoño, la temperatura empezaba a tornarse fría así que me puse una chaqueta ligera ya que debía salir por las compras.
Al regresar a la sala pude ver a un Will arreglado y un poco más despierto, sabía lo cansado que debía estar pero si le decía que fuera a dormir un rato en la habitación de invitados iba a negarse.
—Ahora te ves un poco mejor —llamé su atención y me miró por unos segundos antes de regresar su mirada al móvil que tenía en sus manos.
—Tu igual —comentó en forma burlona mientras una sonrisa pícara aparecía en sus labios.
—Touche.
Ambos reímos y él se puso de pie.
—Iré por lo que falta para la comida, ¿Me acompañas?
—No tienes que preguntar, sabes que iré de todos modos —guardó su móvil y se colocó su chaqueta.
—Solo quería asegurarme —sonreí, tomé mi billetera y llaves para guardarlas en mi chaqueta.
—Como si no me conocieras —abrió la puerta— después de usted mademoiselle.
—Gracias señor.
Reímos y salimos en camino al supermercado que se encontraba a un par de calles del edificio, mientras hablábamos del trabajo y pensábamos lo que íbamos hacer para la comida.
Editado: 06.10.2021