Chicago

Capítulo 12

Como habíamos quedado nada más terminar el turno fuimos al bar, ahí nos encontramos algunos bomberos y otros policías, ese bar era el punto de muchos incluyendo a los del hospital. Para mi desgracia terminé pensando en el e-mail durante todo el día, los chicos me hablaban de vez en cuando pero no podía distraerme del todo y recordé muy bien todo lo vivido.

—La otra semana es la gala, ¿ya sabes con quien iras Jay? —los cuatro nos habíamos sentado en la barra mientras que Jon pedía la primera ronda de cerveza, cuando Kev llamó mi atención.

—Iré solo.

Los tres me voltearon a ver confundidos, mi ceño se frunció. ¿Dije algo malo? 

—¿Te rechazo? —preguntó el latino quien estaba a mi derecha.

—¿De qué hablas? —los tres intercambiaron miradas, quería saber qué ocurría.

—Nos dijiste que se lo pedirías a Emma, ya que no estabas saliendo con nadie y que al ser tu mejor amiga sería buena compañía —aclaró el rubio que se encontraba lejos de mi, algo hizo click en mi cabeza y recordé la conversación.

—¡Oh! Lo había olvidado, no se lo he pedido aún.

—Amigo, has estado muy extraño hoy. ¿Sucedió algo? —observe a Kev, sabía que estaba preocupado y lo entendía pero no quería que nadie supiera del e-mail.

—Tuve una discusión con mi padre —mentí, sabía que me creerían ya que nuestra relación no es la mejor desde que mi madre murió y yo entré al ejército.

—De acuerdo, olvida eso y disfruta de tu cerveza —mi compañero palmeó mi hombro en forma de ánimo y levantó su vaso.

—No tengo ninguna objeción con eso —sonreí y le di un buen trago a mi cerveza.

Estuvimos un buen rato hablando y bebiendo cuando vimos llegar a las chicas, se veían animadas y se sentaron en una mesa detrás de nosotros. Ninguno dijo nada pero sabía que Patrick y Jon querían ir con sus novias, entendía lo que sentían y porque actuaban así. Hace casi un año yo estaba igual que ellos, pero era por la persona equivocada. 

—Sabemos que están ansiosos por regresar con las chicas, pero es tiempo de hombres —hablo por fin Kevin, tenía razón habíamos quedado para pasar un rato entre nosotros.

—Cierto, es tiempo de hombres —Pat nos sonrió y levantó su vaso.

—Salud caballeros.

 

Cuando llegamos al bar el ambiente era ameno y relajado, en la barra pudimos ver a los chicos quienes reían y bebían, no queríamos interrumpir por lo que optamos por sentarnos en una de las mesas que estaban contra la pared, parecía que era tiempo de chicos.

—Parece que se divierten —habíamos ordenado unos tragos cuando Marina habló, tenía su vista fija en los muchachos.

—Lo necesitan, seguro que tuvieron un día agitado —Anny veía a su novio, estaba babeando y podías ver lo enamorada que estaba del latino.

—Vas a mojar el suelo —ella reaccionó mientras que nosotras nos reíamos por su reacción, podía verlo sin cansarse.

—Yo no digo nada cuando tú babeas por Jay

.Dejé de reír y la observé, una sonrisa burlona se dibujó en su rostro. Nos trajeron los tragos y le di un sorbo al mío, no sabía que responder a la acusación.Por el bien de la noche cambiamos de tema, de vez en cuando veía a los que se encontraban en el bar. 

No habían muchas personas por ser lunes, pero eso no le quitaba el ambiente animado al lugar. La música era alegre y te animaba a cantar, en el fondo del bar había un pequeño escenario en donde hacían karaoke una vez a la semana, detrás podías ver algunos carteles con luces de neón. La barra era de madera clara y en la pared se encontraban los estantes con una gran variedad de alcohol, desde vino hasta tequila.Si bien el lugar no era muy grande, estaba perfectamente distribuido y podía entrar mucha gente, se considera un lugar histórico y suelen venir muchos turistas.

—Acaban de entrar unos tipos muy guapos.

Marina hizo que reaccionara y dejará de lado la evaluación que le hacía al lugar, mi vista se enfocó en dos hombres altos, uno rubio y el otro castaño. Ella tenía razón, eran muy guapos, el castaño recorría el lugar con la mirada mientras caminaba a la barra cuando su vista se enfocó en nosotras.

Aparté rápidamente la vista y me enfoque en el vaso que tenía entre mis manos, sabía que debía tener un leve sonrojo en mis mejillas de la vergüenza. Escuchaba la risa de mis amigas, pero me negaba a levantar la vista por miedo a que aquel chico pensara que lo estaba acosando o algo por el estilo cuando las risas cesaron para ser reemplazadas por una voz aterciopelada y atractiva al oído.

—Hola, ¿Les molestaría si las acompañamos?

Con timidez levanté la vista y me encontré con unos orbes verdes como el jade, sus ojos eran penetrantes y hermosos los cuales eran enmarcados con sus cejas pobladas, su cabello era liso y largo de un castaño claro sin llegar a ser rubio, su mandíbula era remarcada sin llegar a ser tosca la cual armonizaba con sus pómulos sobresalientes, tenía una sonrisa la cual era acompañada con unos hoyuelos que le daban un toque inocente a esta.

—¡Claro! No hay problema, ¿Verdad Emma?

Aún sin procesar lo que mis ojos habían presenciado mire a mis amigas quienes tenían una mirada pícara, era evidente que se habían dado cuenta de mi estado en ese momento.

—S-sí claro —mi voz salió junto a un suspiro retenido, no era consciente que había contenido la respiración.

—Iré a pedir las bebidas —comentó el dueño de la voz aterciopelada para luego dirigirse a la barra.

Mi mente solo se enfocó en él, su espalda era ancha y estaba segura que debía está bien trabajada, traía puesta una chaqueta de cuero negro que le quedaba a la perfección junto a unos vaqueros ajustados, sus piernas eran largas al igual que sus brazos; fijé mi vista en sus manos las cuales eran grandes, sus dedos eran alargados y suponía que podría tocar el piano, aprecie por unos segundos su perfil derecho siguiendo la línea de su nariz recta que le daba una perfecta simetría a su rostro, cualquiera diría que es el hombre de los sueños de cualquier mujer.



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Editado: 06.10.2021

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