-¿Pareja? ¿Qué significa eso? -le pregunté a Louis después de unos cinco minutos de silencio.
Él había estado dando vueltas, sin ir a ninguna parte desde que habíamos salido de su casa, su pulgar golpeaba a un ritmo furioso en el volante.
-¿Y por qué yo estoy bien con todo esto? Quiero decir, ¿me acabas de decir que no eres humano? Creo que normalmente me asustaría por eso.
-Eres uno de nosotros ahora -dijo en voz baja.
-¿Qué? ¿Quieres decir que soy un as o lo que sea?
-Sí. Mira -me observó rápidamente. -Me gustaría explicarte todo, pero Fred tiene razón. No puedes manejarlo en estos momentos. Tu cuerpo está atravesando demasiado como para estar lejos de él.
-No lo entiendo.
-Tú eres su amiga, la única, su compañera, su alma gemela, la persona con la que va a estar para siempre. Haz tu elección. -movió su mano en el aire.
-Pero acabo de conocer a Fred. Yo ni siquie...
Estaba a punto de decir que ni siquiera sentía nada por él, pero eso era una mentira. De hecho, sólo decir su nombre me traía una ronda de histeria. Mi corazón se encogía, mis manos sudaban y hormigueaban. Tuve la extraña necesidad de agarrar la manija de la puerta y tomar un descanso.
Y yo sabía que era una locura, pero no podía dejar de pensar en eso.
-¿Por qué me siento así? ¿Por qué...- me detuve y traté de respirar. Fred me dijo que todo iba a estar bien. Yo sabía que lo haría, pero no tenía ni idea de cómo o por qué. Adam agarró mi mano.
-¿Por qué lo quieres? ¿Eso es lo que ibas a decir? Es porque te imprimaste. Es como que... sus almas se vieron y decidieron que se querían el uno al otro. Es algo que ha ocurrido siempre en los clanes. Siempre nos imprimamos para encontrar una esposa o esposo. Por lo general, ocurre cuando eres mayor, como de unos veintidós o veintitrés. Nunca he oído hablar de que se produzca tan joven. Y rara vez ocurre con un ser humano, pero a veces lo hace.
-Entonces, ¿ qué significa eso? ¿Tengo que casarme con él ahora?
Pensé en casarme a los diecisiete años y lo que todo el mundo pensaría de mí, que yo estaba loca, o algo peor, embarazada.
-No, tonta - se echó a reír -Sólo... son la pareja perfecta, ahora. -Se rio otra vez, con tristeza y me apretó la mano.-Justo cuando por fin logré que salieras conmigo, también.
-Lo siento.
-No tienes nada que lamentar. Tú no lo puedes controlar -suspiró -De acuerdo. Dejemos de hablar de esto. No es necesario el esfuerzo y seguramente es deprimente. ¿Qué quieres que haga?
-No lo sé. Estoy bastante hambrienta.
-Está bien. Iremos a lo de Pablo.
Nos detuvimos en el estacionamiento del restaurante y salió, corriendo a mi lado para abrirme. M agarró del codo para ayudarme y me pareció dulce, pero luego me empecé a tambalear. Me sentí mareada y me agarró el otro brazo para estabilizarme.
-¿Qué hay de malo en mí? -grazné.
-Es como retiros. Sólo tienes que pasar por ellos. Van a mejorar.
-¿Los retiros de qué?
-Fred -dijo, y frunció los labios como si fuera un asco. -Vamos. Estás conmigo. Estarás bien. Vamos a divertirnos, pero tenemos que dejar de hablar de él, ¿de acuerdo?
-De acuerdo.
Su mano se deslizó hacia abajo, entrelazó sus dedos con los míos, y tuve la extraña sensación de que estaba haciendo algo mal.
-Quédate cerca, ¿está bien? -Abrió la puerta del restaurante y entramos, un fuerte aroma a deliciosa pasta y ajo flotó en el ambiente.
Pablo era el mejor lugar de la ciudad de comida italiana y mexicana.
-Hey, mira. Son Chloe y los chicos.
-Por favor, no. No quiero ver a nadie esta noche. - Le supliqué.
-¿Debido a lo que pasó? Tú estarás...
-No, no por lo que pasó. Tuve una pelea con mi padre y no tengo ganas de estar en una multitud. ¿De acuerdo? Por favor.
-Está bien. Vamos a sentarnos aquí. -Me remolcó hasta la parte de atrás y nos sentamos en una cabina oscura. La camarera se acercó inmediatamente. Era una chica de mi clase de literatura. -Hey, Callie, voy a tomar una cerveza de raíz. ¿Qué es lo que quieres, Em?
-Un té dulce.
Ella nos miró a los dos con una pequeña sonrisa.
-Felicitaciones por graduarse, los dos. No puedo esperar.
-Gracias -murmuró Adam y ella fue a buscar las bebidas -¿Estás bien?
-Sí.
-¿Por qué pelearon tú y tu padre? -preguntó mientras acomodaba su vajilla de plata.
-Él es un idiota.
-Ajá.
-Mi madre se fue, el verano pasado. ¿Lo sabías? Justo antes de la escuela.
-Sí, Daniel me dijo algo al respecto.
-¿Lo hizo? -le dijo con sorpresa.
-Sí, estuvo bastante nervioso por ahí durante un tiempo después de que ustedes rompieron. Claro que lo veía únicamente en la práctica de fútbol y el almuerzo.
-Sí.
-Entonces, ¿por qué rompiste con él, de todos modos? -me preguntó y yo miré hacia arriba para ver que hablaba en serio.
Empecé a decirle la verdad, pero Callie volvió con las bebidas.
-¿Qué van a comer, chicos?
-Voy a elegir la berenjena a la parmesana... -respondió.
-Ravioles de queso.
-De acuerdo. Enseguida se los traigo. ¿Ningún aperitivo?
-No, gracias -le contesté, y tan pronto como se fue, volví mi mirada hacia él. -Daniel rompió conmigo. No quería salir con nadie en su último año, porque sabía que se iba.
-¿Qué? Entonces, ¿por qué estaba tan molesto al respecto? Yo supuse que eras tú... quiero decir, es por eso que yo seguí pidiéndote salir, porque pensé que tú lo habías terminado, lo que significaba que no querías estar con él nunca más.
-Habíamos hablado de ello. Pensó que sería más fácil de esa manera, pero yo no quería hacerlo. Él lo hizo de todos modos.
-Ah, hombre. Qué idiota. De hecho, hasta sentí pena por él.
-Bueno, quiero decir, él tenía un punto, pero supongo que pensé que sería mejor gastar nuestro último año juntos que separados, aunque fuera difícil para él irse, ¿sabes?
-Sí.
-Esta bien, suficiente de Daniel. ¿Dónde irás a la universidad?
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Editado: 25.11.2024