Las cosas en “Setecientos setenta y siete” no andaban bien.
Y Chloe mejor que nadie lo sabía.
En el corto tiempo que había pasado, se había dado cuenta que aquel mundo no tenía ni una pisca de sentido común.
No olvidaría cómo se enteró que los skriitas no pueden amar si no han sido amados por alguien.
—Aún no entiendo Lucy, ¿cómo mi madre podría abandonarme, siendo una bebé?
—Eso quiere decir que nunca te amó… porqué si te hubiera amado no habría tenido la fuerza para dejarte.
—O quizás me amó demasiado que por eso me dejó.
—¡Nah! Eso no sucede con los skriitas. Pero es muy confuso todo eso, si te amó entonces ¿Por qué te dejaría? Lo más seguro sería decir que no te amó pero si nunca te amó entonces nadie podría sentir ningún tipo de amor o afecto hacia ti y si eso estuviera sucediendo yo no podría ser tu amiga en estos momentos.
—¿Qué?
—Si un skriita no fue amado por nadie está condenado a que no lo amen para siempre, nadie nunca amará a ese ser y no podrá experimentar lo que es el amor ni cualquier tipo de afecto.
—Eso es horrible.
—Pero no es tu caso por alguna extraña razón.
—¿Y cómo sabrías que yo no fui amada?
—Fácil. Los no amados o como los normales dicen “rechazados” desprenden un olor muy fuerte y poco peculiar.
—¿Y no los pueden amar? ¿Ni siquiera incondicionalmente?
—No. Mayormente estos son apartados de nosotros para evitar problemas y quizá alguna que otra burla.
Eso fue lo más extraño que había visto en su vida. Pero no tan extraño como la vez que descubrió que los skriitas no socializaban con nadie que no fuera ellos.
—Saben, si hay una guerra deberíamos pedir ayuda de los exteriores —dijo Chloe.
—¡No! Nadie puede venir a ayudar a los skriitas, cada especie se cuida sola.
—¿Osea que hay más especies allá afuera?
—Sí, pero no socializamos con ellos porque según la ley está prohibido.
—¿Qué ley te puede prohibir hablar con otros?
—Así es Chloe. No hay nada que podamos hacer.
—¡No Nick! ¡Eso es muy ridículo!
—Nick tiene razón. No sé puede hacer nada en contra de la ley.
—¡Si necesitaramos apoyo nadie nos ayudaría! ¡Somos muy mezquinos!
—¡Oye! —Lucy la agarra de los hombros — Entiende. No se puede hacer nada, la ley lo dice y no se puede cambiar.
—Aún sigo pensando que es muy tonto.
Pero lo peor de todo fue descubrir que los skriitas cuando no se llevan bien, deben alejarse.
—¿Sabes lo lindo que sería ver a un vampiro? ¿Han hablado de ellos alguna vez? ¿Sabes cómo son, Lucy?
—Nunca he visto ninguno pero en clase de Cultura Normal nos dijeron que los normales retratan a los vampiros como seres hermosos. Hasta hay cuentos míticos sobre ellos.
—Tienen su lado lindo y su lado siniestro. En realidad nadie sabe como son en realidad pero me gustaría ver a uno para ver si es lindo de verdad.
—Los chicos de aquí también son lindos. La especie de los skriitas se caracteriza por ser una especie de belleza natural.
—Tienes razón. En el mundo normal no había gente tan bonita, al menos no en el exterior.
—Obviamente no vas a comparar a un normal con un skriita, la diferencia es abismal.
—Pero lo que cuenta es la belleza interna que los normales poseen.
—Si con belleza te refieres a ignorancia, brutalidad y crueldad entonces sí que tienen belleza interna.
—¡Oye! No todos los normales son así, algunos lo hacen porque han sufrido demasiado en sus vidas pero los que podemos hacemos el bien, solo mírame a mí, fui criada por normales y no me he perdido en el mundo.
—¿Ah no? ¿Crees que por haber vivido entre los normales sabes más que yo?
—Bueno… nunca los haz visto así que…
—¡Está bien que seas el mayor promedio en la clase de Cultura Normal pero no te da derecho a que lo andes presumiendo ante todos!
—¡Yo no presumo nada! Además, no tiene nada de malo compartir conocimiento con los demás, tú haces eso todo el tiempo.
—¡Eso no es cierto! Yo solo digo lo indicado en el momento correcto.
—Pero debes admitir que a veces hablas de más.
—¡Que insolente! ¿¡Hablar de más!? ¡Que yo recuerde tú no sabes nada de aquí! ¡Necesitas que yo te recuerde dónde estás parada siquiera!
—No tienes porqué sentirte superior a mí.
—¡Claro! Olvidaba que eras Chloe Astroy y eres la única que se puede creer mejor que los demás.
—¡Tú mejor que nadie sabe que no es así!
—Lo lamento señorita Astroy, no estoy a su nivel. Quizás quiera juntarse con el grupo de Bethany.
—¡Lucy!
—Que hablo de más… al menos más sensible hubieras sido.
—Lucy espera…
—Lo siento Chloe, si tú y yo nos llevamos mal entonces no somos compatibles, no debemos volver a juntarnos.
—¿¡Qué!?
—Ya no debemos ser amigas —la miró por última vez—. Adiós Chloe Astroy.
Y aquella vez fue la última vez que volvió a ver a Lucy como su amiga.
Su amistad había terminado.
Y no olvidó como Nick, el único al que creía su amigo, la abandonó.
—¡Nick!
—¿Chloe? ¿Qué sucede?
—Es Lucy.
—¿Algo le ocurrió? —preguntó muy preocupado.