Lo que me gustaría proponerte es sencillo…
¡Divórciate de él y cásate conmigo!
Jamás en mi vida, creí que escucharía esas palabras y menos en un restaurante, a plena luz del día, de un desconocido, mientras estaba sentada al lado de mi esposo.
Me alegra no haber tenido nada en la boca, pues seguro me atragantaría, respire profundo, tratando de recobrar un poco la compostura y mire a mi esposo el parecía tan sorprendido como yo, pero actuaba con tranquilidad, a veces envidio esa seguridad que proyecta, incluso en los momentos más difíciles me hace creer que todo estará bien, eso me dio el impulso para continuar en mi asiento.
Dirigí entonces la mirada a nuestro no muy conocido anfitrión, quien nos miraba fijamente, me pregunté ¿cómo llegamos a esto?, ya que hace tan solo un día celebramos nuestro décimo aniversario de bodas, algo nada ostentoso pues la situación económica está algo difícil.
Al finalizar el día, quien diría que el dicho de “todos tenemos un doble en el mundo”, un encuentro fortuito y la sed de venganza hicieron que más de una vida diera un giro de 180°…