1/1

『••✎••』

Sabado 25 de Diciembre, Navidad.

Sonó su alarma, Sunhee sabía que era momento de levantarse.

—Uhg ¿Porqué conchas deje la alarma si es Sabado? -Se dijo para si misma frunciendo el seño viendo la pantalla de su celular aún sonando, sin más, la apago. Se volteó quedando boca arriba viendo al techo. Se talló los ojos, era momento de empezar el día - Uh, maldita sea, pero bueno... A bañarme

No fue una ducha de más de 20 minutos, hacía frío, y no quería enfermarse. Cuando terminó, tomó una sudadera y se la colocó, no iba a preocuparse por vestirse bien, sólo era navidad, un día más, o al menos así lo veía la chica. Bajo a la cocina he hizo un café, lo acompaño con un pan tostado, subió a su habitación de nuevo, un desayuno relativamente normal para ella, veía su computador hasta terminar con su desayuno, bajo de nuevo a fregar los trastes que previamente había ensuciado. Sin más, salió de su casa sin siquiera tener un lugar al cual ir aunque realmente disfrutaba mucho de salir a caminar sin tener un destino, era una forma más de salir de la realidad, las calles de Cánada en Navidad eran tan bonitas, sólo faltaba que fuera de noche para que aquellas se vieran más que perfectas. Una gran cantidad de personas abriendo sus tiendas, eran temprano 8:30 de la mañana, era Navidad, la mayoría de seguro se hubiera tomado el día libre, por la fecha especial, pero había gente con más espiritú navideño que ganas de dormir o simplemente descansar. 

Lógico. O algo así pensé al momento antes de...

— ¡Buenos días! - Exclamó una mujer afuera de su local, lo cual hizo sobresaltar a Hee, pero al darse cuenta de quien se trataba sólo le dirigio una tímida sonrisa, se dispuso a seguir con su camino hasta que  - ¡Hey! ¡Feliz Navidad!.

—¡Gracias! ¡Igualmente, Disfrute de el día! - Seguido de esto bajo la mirada mientras seguía caminando, no tenía ganas de hablar con nadie, recordaba, pensaba, para muchos era un día tan lindo y especial, y para ella era sólo un día más, no tenía a nadie con quien pasar la Navidad, sólo podía hacer lo de todos los años, seguir con su monótona, aburrida, pero aún así, comoda rutina.

Hacía frío y la nieve no paraba de caer. Normal en días de Diciembre, normal en la parte de Estados Unidos en donde vivía. Era lindo ver a toda la gente a su alrededor sonriendo por la fecha, ver a niños jugando con sus juguetes nuevos, gracias a Navidad, verlos le recordo cuando descubrió que Santa no existía, apenas tenía 9 años cuando se enteró. Su papá era el que dejaba todos los regalos, como casi con todos. La primera sonrisa de su día gracias a ese lindo recuerdo de su extrañada, y por supuesto, especial infancía, ahora tenía 19 años de edad recién cumplidos hacía menos de un mes. Después de más o menos 4 años que se fue de su casa, en Corea, quizo iniciar con su propia vida alejada de sus familiares, había días en los que le alegraba haber decidio eso, ya que no tendría más regaños por parte de su mamá por simplemente tener su habitación desordenada, por no arreglarse un maldito domingo o por no haber cenado las cosas "Adecuadas", y por parte de su papá, ya no tendría que aguantar todos sus regaños por no aprobar las materias o por olvidarse de dejar preparada la cena, pero por otra parte extrañaba no poder estar con ellos, ya que, por sus "Desventajas", igualmente necesitaba de compañía. Tenía sólo 19 años, se sentía sola viviendo en un pequeño y frío departamento, sólo estaba ella viviendo en el, simplemente, sentía que algo le faltaba para que ella lograra llamarlo "Hogar".

Sin darse cuenta, la noche callo como si de  canica al suelo se tratara. Sin lugar a dudas, Canada era un lugar hermoso y más en esas fechas. De noche con todas esas luces decordando casa esquina de la Cuidad, Una sola palabra, hermoso.

Era momento de volver a casa. Ya casi era la 1:00 De la mañana. 

—Suficiente por hoy - Musitó para darse media vuelta y volver a casa, ahora más que nunca anhelaba dormir, aunque casi no hizo nada. Estaba cansada.

Pero..

Ni siquiera se dio cuenta.

Su celular se callo de su bolsillo. 

[...]

La chica ahora sentía como una persona la seguía. El miedo estaba más presente en ella que nunca, aceleró el paso cada vez más y más pero sabía que sea quien sea la persona que la estuviera siguiendo, veía como ella iba caminando cada vez más rapido. Algo no muy conveniente para ella en ese momento tan exacto. No le iba a servir de nada correr, total, sus piernas le terminarián fallando en un momento, no tenía escapatoría y no podía evitar pensar en lo peor. ¿Y ahora? ¿Qué se suponía que debía de hacer en un momento como este? ¿Correr? ¿Quedarse quieta?.

Penso en que su vida se terminaría en ese instante. Un brazo rodeo su mano. 

Maldita sea.

— Tu celular se te cayó - Sonrio - Ten cuidado.

Hee soltó un suspiro. No era nadie malo, estaba bien, un simple chico regresando su celular, el cual previamente había caído de su bolsillo.

—Uh, ¡Gracias!

El chico río.

—No es nada. 

— Un gusto . . . Mi nombre es Sunhee. - Le sonrío de forma tímida, cosa que la caractarisaba mucho -

— El gusto es mío, mi nombre es Dong Sun. - le devolvió la sonrisa junto con una pequeña y agradable risa -

La chica dejo salir una sonrisa la cual el instante cubrio con su mano

—Hey!, No tapes tu sonrisa, ¡Es muy linda! - Exclamó -

— Gracias...- Le dijo -

— ¿Qué hace una chica tan hermosa como tú a estas horas en la calle? ¡Te podría pasar algo! - Soltó-

— Lo sé, de echo ya me iba. - Le respondio -

— ¿Esta cerca? - Cuestionó -

— Sí, no te preocupes por eso... - Musitó

El contrario sólo sonrío como bobo a la hermosa chica que tenía enfrente.

Tal vez la cosa que le hacía falta para ser completamente feliz era eso...¿Amor?. Quizás Dong Sun...

El destino sabe muy bien porque hace y deshace las cosas...Tal vez puede que allá traído a este chico para completar el rompecabezas que habitaba en el corazón de la Chica, el vacio, y esa falta de amor. Dong Sun se encargaría de hacerla feliz le costara lo que le costara.