Ciclo Sin Fin: Renacimiento.

Historia de un Sin Nombre Parte 3

Llegó el día para subir la montaña. Pensé que sería fácil con mi dominio de la magia de tierra, pero pronto me di cuenta de lo equivocado que estaba.

Los vientos eran increíblemente fuertes, incluso Brock con su magia de aire tenía dificultades para controlarlos. A pesar de los contratiempos, logramos llegar a la cima en cuatro días, sin sufrir heridas graves.

Recuerdo que en el momento en que subimos, Demián se adelantó y, junto a la orilla de la montaña, exclamó con entusiasmo: "¡Estoy orinando en la cima del mundo!". Todos reímos y gritamos en celebración: "¡Lo logramos!".

Acampamos un poco alejados de la orilla, ya que los vientos eran fuertes y hacía un frío tremendo durante la noche. Era tan intenso que ni siquiera podíamos encender una fogata.

Durante la noche, nos acurrucamos juntos para mantenernos cálidos, mientras Felix y Urik utilizaban sus báculos para crear una luz que nos recordaba al calor reconfortante de una fogata.

Al amanecer, el intenso frío había desaparecido. Rápidamente comimos y nos preparamos para explorar la montaña.

El paisaje que se abría ante nosotros era el más hermoso que había visto en mi vida. Todos nos quedamos impresionados, pero notamos que no había ninguna criatura viviente en la cima de la montaña.

Con el paso de las horas, divisamos a lo lejos lo que parecían ser las ruinas de un castillo. Demián exclamó emocionado: "¡No puedo creerlo, es real!". Brock respondió entusiasmado: "Así es, Demián, nos haremos ricos".

Demián, impaciente, instó: "¿Y qué estamos esperando? Vayamos rápidamente". Sin embargo, Felix detuvo a Demián, preocupado: "Espera, Demián, siento que algo se acerca...".

Demián respondió escéptico: "Aquí arriba no hay ninguna criatura viva". Pero de repente, el aire se calentó y grandes ráfagas de viento caliente provenientes de las ruinas nos alcanzaron.

Rayan advirtió: "¡Maldición, algo grande se acerca! Todos, detrás de mí, ahora". Con su imponente escudo, nos protegió de las ráfagas de viento caliente.

En un abrir y cerrar de ojos, una enorme bestia de color negro rojizo, con dos grandes alas y una cola de serpiente, así como dos patas con garras gigantes, se posicionó en una colina. En la actualidad la bestia se le conoce como Tonaituh.


En ese momento, todos nos quedamos paralizados ante la monstruosidad que teníamos a pocos metros de distancia. La bestia nos atacó, lanzando un fuego abrasador desde su boca. Yo fui de gran ayuda, creando escudos de tierra para protegernos del fuego.

Sin embargo, Demián fue el que marcó la diferencia con sus habilidades con el arco y su magia de agua. Sus ataques parecían hacerle daño

a la bestia. Pronto nos coordinamos para enfrentarla.

Felix y Urik se quedaron atrás preparando un poderoso hechizo de fuego, mientras nosotros tres manteníamos ocupada a la bestia. Yo creaba lanzas de piedra para atacar y protegía a Demián, quien disparaba con su arco y combinaba su magia con la de Brock para hacerla más poderosa. Mientras tanto, Rayan se acercaba a la bestia para poder montarla y clavarle su espada en el cráneo.

Era un plan improvisado, ya que no estábamos preparados para enfrentar a una bestia de tal magnitud. Y lo peor sucedió: la cola de la bestia atravesó la armadura de Rayan como si fuera papel y lo lanzó hacia donde estaban Felix y Urik. Todos nos quedamos atónitos por lo que acababa de suceder, incluso Demián estuvo a punto de darse por vencido.

Pero Brock lo hizo entrar en razón al decirle: "Si salimos de esta, juro que te mataré yo mismo, Demián, y de la peor manera posible". La bestia se acercaba cada vez más, pero nosotros manteníamos nuestra distancia para poder dispararle con los arcos, mientras Felix y Urik cargaban su hechizo.

El tiempo se agotaba, tanto para Demián como para Brock, cuyas reservas de magia estaban casi agotadas. También me quedaba poca energía y la bestia continuaba lanzando fuego.

En ese momento, escuchamos una voz: "¡Chicos, ¡apártense!". El hechizo estaba listo. "¡Fuego Solar!", gritaron los dos magos al unísono.

Una gran bola de fuego salió de sus báculos combinados, del tamaño de la bestia misma. Después de lanzar el hechizo, Felix y Urik cayeron al suelo. La bola de fuego impactó a la bestia, provocando una explosión que sacudió toda la montaña.

"Maldición, cayeron al suelo", exclamó Brock. "Rápido, niño, ayúdame a cargarlos. No creo que esa cosa haya muerto con eso". Asentí con la cabeza y lo ayudé a cargar a los dos.

Demián se quedó parado y cayó de rodillas. "Demián", llamé su atención. "Deja a Demián y ayúdame", dijo Brock apresuradamente, dando a entender que había perdido la esperanza en él.

Cargamos a los dos heridos y pudimos ver cómo la bestia se levantaba furiosa, lanzando un gran fuego tan poderoso como la bola de fuego de Felix y Urik.

En ese momento, Brock me llamó: "¿No tienes suficiente magia para crear una barrera?". Con pesar, respondí: "No, maldición". "Bien, toma a Urik, tómalo con fuerza", dijo Brock.

"¿Qué piensas hacer?", pregunté con temor. "¡Tómalo rápido!", me gritó Brock con determinación. Agarré a Urik por su armadura y observé cómo Brock formaba un arco de viento con una flecha de aire puro.

"Esto no los matará, solo los lanzará lo más lejos posible", explicó Brock. "Pero, ¿qué pasa si caemos de la montaña?", le pregunté preocupado. "¡Estarán muertos de todos modos si no hago esto!", exclamó Brock.

Poco a poco, vi cómo el fuego se acercaba a Demián. Sin mover un solo músculo, presencié cómo su cuerpo se convertía en cenizas al instante. El fuego casi nos alcanzaba. "¡Listo! ¿Ya lo tienes?", preguntó Brock. "Sí, ¡dispara ahora!", le respondí.

Así, Brock lanzó con sus últimas fuerzas una poderosa flecha de aire puro que nos arrojó por los aires, lo más lejos posible de la bestia. Mientras estábamos en el aire, pude ver cómo el fuego alcanzaba a Brock, matándolo al instante.



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En el texto hay: magia elemental, mundo nuevo, reinos enemigos

Editado: 04.08.2023

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