Ciencia Vampirica

El encuentro solitario

Salí algo tambaleando de la reunión, me detuve en un callejon oscuro observando con asombro mis manos, se veía dobles, una exaltación recorría mi cuerpo, un hormigueo que tarde un poco en reconocer, era el efecto de la cerveza, la relajación momentánea paso a sorpresa, ¿¡que me pasa!? me hice esa pregunta atrapado por la incertidumbre del momento, no encontraba explicación a mi embriaguez, nunca desde mi transformación me había ocurrido, ¿como llego el alcohol a mi cerebro?, con incredulidad tome mi pulso, no había señales de latidos, me pregunte nuevamente, ¿que me pasa?, entonces sentí una punzada en mi pecho seguido de un mareo, una sensación algo onírica, vi las nubes borrosas y zigzagueantes, las estrellas desenfocadas y ligereza en mi caminar, parecía un sueño, en un principio me deje llevar por aquella inesperada sensación hasta que percibí el dolor en mi estomago, esto me hizo apoyarme de un poste mientras mi sistema digestivo convulsionaba ante el rechazo de la gran cantidad de cerveza que había digerido, corrí con desespero a unos matorrales y vomite todo el liquido etílico junto con una mucosa negruzca, me senté en el suelo observandome con asombro, recuperando con lentitud mis facultades, nunca el alcohol me había afectado, no importando la cantidad que tomase no había logrado efecto en mi. Algo raro me pasaba, no lo entendía en ese momento, no comprendía que había despertado... ¡los recuerdos!, ¡las memorias!, son los patrones sinápticos necesarios para lograrlo otra vez, necesito saber... ¿cuando fue?...

Me levante aun tambaleante y camine, alucinado por el efecto residual de la bebida, tome un pañuelo de mi bolsillo y me limpie mientras intentaba explicarme lo sucedido, que ilógico e impredecible me había vuelto, me incorpore y camine algunas cuadras percatando el silencio de las calles, una paz abrumadora me rodeaba, pero no era el entorno, era la tranquilidad fútil del vacío de mis pensamientos. Las calles eran oscuras y solitarias y sin embargo sentía un movimiento, mis sentidos clamaron, me exigían virar a mi espalda, del final del callejon una sombra se me acercaba; !lo recuerdo bien¡, no me alarme hasta que vi que acelero el paso, baje la guardia al percatarme que era una chica, se aproximó y coloco sus manos en mis mejillas preguntando "¿estas bien?", le respondí "si, estoy bien, solo estoy mareado", de repente sentí el calor de sus labios, en mi boca, cara y cuello, sus manos suaves  me producían escalofríos, el roce de su pequeña pero esbelta figura causaban tormentas sinápticas que me hubiesen hecho desfallecer si no fuera por el efecto deprimente del alcohol, cerré mis ojos para sentir con mis manos su sedosos cabellos, su exquisito pecho y al llegar a sus prominentes caderas y glúteos un pensamiento revoloteo en mi mente "¿que sucede?", la tire de sus cabellos escuchando  de ella un gemido de sumisión,  estaba dispuesta a mis caprichos, a mis mas recónditos y sádicos deseos, recordé lo olvidado, los anhelos carnales revivieron mientras abrazaba su cuerpo, sentía el palpitar, el retumbar de mis latidos, era sublime, alucinante. Ella me abrazo y coloco sus labios junto a una de mis orejas y me dijo "no vayas tras el angel, solo debes mirar...", confundido la aparte preguntándole "¿que digiste?", luego la escuche... aquel susurro dominante, aquella voz odiada que me decía "no busques al angel del orgullo, busca al libertino" y esa condenada quinseañera con su brillante heterocromia apareció a espaldas de Patricia y todo se volvio oscuro...

Grite  con furia y de repente me encontré parado frente a una banca, era quizás el mediodía, voltee a ambos lados, me percate que era un parque solitario, el desconcierto me irritó, me estruje el rostro mientras me quejaba de un punzante dolor en mi cabeza, note aquella tarjeta que me había dado Patricia, me sentí exaltado recordado lo sucedido, Pandora se había presentado de nuevo o quizás tan solo había sido una pesadilla, otra vez ese fenómeno, ya me había ocurrido varias veces, anteriormente ante aquella playa donde me revelo el nombre de Rasputin y después de haber sido afectado por el alcohol la anterior noche, siempre la duda me molesto ¿Pandora era tan solo  una fantasía?, ¿que tenia de especial la búsqueda de Rasputin para que la quinceañera me insistiera tanto?, ya empezaba a fastidiarme la imperiosa necesidad del encuentro con ese condenado monje, entonces busque un insignificante escape a la presión, recordé aquella tarjeta que Patricia me había entregado, pensé que seria alguna nota amorosa por lo que la lance al suelo, mientras me restregaba mis manos en la cara baje la mirada y note que la tarjeta tenia aspecto de ser algo impreso eso me motivo a recogelo y leerlo, era una invitacion a una reunión espiritista, una cosa tan estúpida como esa la hubiese desechado de inmediato pero al ver el nombre de Maria Orsic escrito me dio curiosidad, esa mujer era extraña, sus rasgos eran excéntricos, su atípico  cabello largo y delicada apariencia  era destacable entre esa jauria de locos del nazismo, atraparla ayudaría a responder mis interrogantes, siendo quizas mas interesante que el simplon de Hitler por estar involucrada en cazas de vampiros, no podía perder esa oportunidad... Mire la fecha y hora del evento y decidí darle una visita, me dio gracia saber que seria esa misma noche, eso me permitio visitar algunos hospitales para robar algunos utensilios necesarios para el interrogatorio.

Me acerque al sitio de reunión, era una bella casa, pequeña pero acojedora, su  bello jardín estaba lleno de  infinidad de rosas, claveles y girasoles que le daban un aspecto y fragancia atrayente,  detrás de un árbol seria mi escondite perfecto, me puse detrás de una rama cercana a la ventana, supuse que la gran mesa que se veia desde alli serviría para el espectáculo espiritista, allí espere...

Una media hora después vi a Maria abrir la puerta dándole la bienvenida a los visitantes, entraron un hombre corpulento  junto a una candida mujer, supuse que era un matrimonio, con  ellos estaba Patricia y aquella amiga suya llamada Silvia, la presencia de Patricia me confirmo que solo había sido un sueño lo que pense que sucedio con ella la noche anterior, sentí un alivio al darme cuenta de ello, es curioso, fueron tantas sensaciones humanas  que olvide que durante esa epoca  era distraído por experiencias tan vanas y estúpidas que me confundían mas que mis propias obsesiones.




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