El año pasado el curso del cual forme parte solo era un pequeño grupo de 12 estudiantes dividido equitativamente entre 6 hombres y 6 mujeres. Pero viendo la situación actual ya puedo entender porque para este año la escuela decidió dividir cuarto año en dos grupos.
La cantidad de integrantes del curso al que asisto, 4to-A, pasó a tener más de la mitad de su población anterior debido a la llegada de este grupo de seis chicas y este chico.
Sin duda al momento de tener relaciones personales sentía que me caían mejor las mujeres que los varones y tuve varias amigas por un tiempo antes de que mi padre me cambiara a esta escuela. Pero para este chico nuevo eso era otro nivel.
Si el salón tuviera que dividirse en tres partes vistas desde la perspectiva del profesor: yo me encontraba a su derecha y más cerca de la salida, en el centro estaba Sabrina y toda la tercera parte a su izquierda era llenada por completo por las seis chicas rodeando a este chico nuevo.
Ellas se la pasaban hablándole, dándole cosas, tirándole comentarios, tocándolo casualmente en el pelo, hombro, pecho o tomando sus cosas para reírse y cosas así; mientras que a todo esto ese alumno nuevo Bizantino solo reaccionaba en consecuencia y al menos para mí podía sentirlo un poco incómodo, aunque acostumbrado.
Se trataba de una situación que dejó confundido a todos mis compañeros, rápidamente podía escuchar susurros de los otros varones del curso que ya empezaban a odiarlo e insultarlo “¿Quién se cree este imbécil?”, “Veremos qué tan galán es con una nariz rota” a la par que las chicas se veían atraídas curiosamente hacia él “¿Por qué tantas se interesan en él?”, “Debe ser alguien realmente interesante para eso”.
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Pasadas las dos horas de la primera clase fue que sonó el timbre para el recreo, observe mi banco y apenas había escrito apuntes en mi tablet <Me gustan los primeros días de clase ya que no hacemos casi nada> bloquee el dispositivo electrónico para guardarlo en mi mochila.
Al mismo tiempo mis compañeros salieron del curso dejando detrás de sí un intenso ambiente a desagrado y emociones negativas, siempre suelo esperar a que se vayan todos para salir al final y los últimos que quedaban eran estas seis, ahora siete incluyendo a Sabrina, chicas las cuales rodeaban al chico nuevo como si de cuerpos celestes alrededor de una estrella se tratara.
Desde mi asiento observaba como ese sequito se movía a la salida y casualmente mi mirada volvió a cruzarse con la de Bizantino, el cual ahora estaba usando lentes de un color rojo oscuro. A diferencia de la primera vez en esta ocasión permanecimos viéndonos unos segundos, aunque una chica llamó su atención haciendo que gire la cabeza.
Me puse de pie para salir detrás de ellos al recreo y me lleve otra gran sorpresa, el sequito de alumnos nuevos se detuvo en el pasillo debido a que otras tres chicas más habían aparecido, por su uniforme podía saber que venían del 4to-B y parecían estar haciendo una “escena” en medio del lugar.
Sacándose los lentes el alumno nuevo levantó sus manos en un inútil intento de evitar el desastre que estaba por venir – ¡No puedo creer que no nos hayan puesto en el mismo curso! –gritó con una aguda voz otra chica. Ella había modificado su uniforme para que fuera una pupera y además llevaba jeans rotos en las rodillas.
–Tranquila Milagros, tampoco es para tanto –intentó tranquilizarla el chico nuevo.
Moviendo su cabeza de un lado a otro la molesta chica sacudió su cabello teñido de rubio –Pero yo quería estar en el mismo curso contigo, al igual que las demás –ella le dio un pisotón al suelo -¡Esto es injusto! –de su bolsillo saco un teléfono táctil último modelo –Voy a hablar con mi padre para que solucione esto, sin dude debe ser un error.
Pero esta chica nueva no estaba sola, era acompañada por otras dos: la que estaba a su derecha estaba vestida igual y copiaba sus gestos mientras que la otra tenía una mirada enojada y los brazos cruzados –Dile si nos puede cambiar a las tres –sugirió la última –Ni loca voy a permitir que las demás pasen más tiempo con Bizantino que yo, o todas tenemos el mismo tiempo o nada.
La boca del pobre muchacho de cabello castaño temblaba de la vergüenza al no saber qué decir, además de tener la mirada baja y el rostro colorado.
< ¿Esas tres también son parte de su sequito? No puedo creerlo> pensé observando todo a la distancia, visto desde afuera era un drama tonto, aunque ellas tres le daban tanta importancia al asunto que cualquier otro cercano lo vería como un tema serio.
Cansada de esperar, la chica con una vincha morada se acercó al joven de ojos claros y colocó su brazo alrededor del suyo –Bueno, ustedes ya pasaron mucho tiempo con él en clases, así que ahora yo me lo llevare para el recreo –con una vista muy enojada ella miró al chico –Estas de acuerdo ¿Verdad?
–Ehmmm…es que Dafne, yo…yo…hmmm.
–Eso no suena como un no, así que vamos –prácticamente tirándolo del brazo esa chica lo separó a Bizantino del grupo que lo rodeaba para llevárselo por el pasillo mientras él quedaba impotente.
Ya que aquella escena dramática había acabado decidí que era hora de ir rumbo a la cafetería para comprarme algo de comer. No tuve que alejarme mucho del pasillo para entrar en un mar de rumores y susurros que se expandía rápidamente con el chisme de lo que había pasado antes. Un amigo que presenció la escena le estaba relatando a otro lo que sucedió “Oh maldición viejo, yo también quiero que las chicas se peleen así por mi” se lamentaba el amigo, entre un grupito de cuatro chicas dos de 4to le contaban a otras dos de 3ro “No puedo creerlo”, “Me da mucha curiosidad esa persona, digo, para provocar alto escándalo” y la cosa seguía y seguía hasta que por fin llegue a mi destino.
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Editado: 28.12.2023