Elizabeth, Damien y Olliver, hospedarían momentáneamente donde Nathaniel —un amigo incondicional, más aún cuando la recompensa económica valía la pena— y aprenderían normas básicas de etiqueta y trato con Emily, la que si bien no sentía afecto por Camilo o su familia, valoraba el juicio de su esposo Nate, y había adoptado una visión bastante similar a la suya en cuanto al dinero.
Los tres chicos, por su parte, no podían quejarse de su nueva vivienda, con comidas diarias y agua caliente. Damien tenía además la oportunidad de entrenar con Camilo, sin ocultar la emoción de ser el autoproclamado “Discípulo de Fantasma”.
El chico aprendió sobre esgrima, adaptándola a su estilo tosco, y el “maestro” Camilo logró comprender mejor el manejo de lo que los Fengnianos llamaban Qi, o la magia. Sin ser un experto, Damien tenía nociones básicas incorporadas sobre cómo usar la energía para defenderse. Este tipo de “magia” defensiva era llamada Wei Qi, por los Fengnianos y era el encargado de proteger, en su forma básica de agentes patógenos microscópicos como los resfríos, hasta —más desarrollado— el cuerpo del usuario de ataques físicos. Manipularlo, sin embargo, no era tarea sencilla, y sin tener Damien ni alguno de sus dos compañeros la experiencia de Maestro, resultaba para Camilo muy difícil de desarrollar sin una guía.
La vida en La Brecha, donde intentaban sobrevivir delincuentes, magos fugitivos, vagabundos, descendientes de Fengnianos, todo tipo de desplazados y sobre todo, convivir con la constante inseguridad, había obligado a estos tres muchachos a desarrollar a modo de defensa personal estas formas de manejo de energía.
Dentro de su desesperación, Camilo esperó el tiempo suficiente y calculó lo mejor que pudo el momento para concretar su plan, llevar a Elizabeth a ver a su Madre. Gastón, a pesar de que borracho a veces podía envalentonarse y tener actitudes confrontacionales, era más o menos sencillo de predecir, el fin de semana probablemente pasaría gran parte del día en la habitación que él mismo se había tomado pasando la resaca de la noche anterior. Beatriz estaría de seguro estorbando a Melina dando direcciones erráticas a los siervos y al personal médico, sin embargo, sin Gastón presente perdía la confianza en sí misma, y bastaría una sugerencia de Camilo para sacarla del camino. La pequeña Fernanda estaría en los jardines o en la biblioteca, no representaría problema. Arturo —para variar— se encontraría en alguna reunión de protocolo dominical. Los más complicados de predecir eran Fermín Silveira, y sus familiares, quienes luego de sus ceremonias matutinas de la Hermandad los días Domingo, en ocasiones aparecían sin previo aviso a visitar a María Isabel, y a orar por las almas de todos. Esto último, sumado a su inseparable Guardián de la fe Victor Hugo, y al cada vez más molesto Reonard —Quién con más o menos problemas de cognición, se había vuelto más fanático de su Hermandad al entrar a la Orden de la Espada de la Fe— hacía de esta división de los Silveira, la religiosa, el mayor peligro para el plan de Camilo. Melina estaría, si las cosas iban como de costumbre, en la Mansión Montclaire paseando con Bertrand, o en su defecto recorriendo los bosques del terreno, pues aquel día solía descansar de su ocupación autoimpuesta como directora del servicio médico y de los sirvientes que se relacionaban con la dieta y la correcta sanidad de su madre.
En cualquier caso, Camilo tenía la intención de charlar el tema a fondo con Melina en algún momento, había cosas que debían conversar ambos sí o sí, y el mayor tenía la esperanza de que su hermana entendiese.
Para la ocasión, Nathaniel llevaría la ración de alimentos habitual a la gran bodega de la mansión Ferranza, con Damien y Oliver haciendo de sus ayudantes, Elizabeth pasaría oculta dentro de la carroza. Luego, Nathaniel acompañaría a Camilo con la excusa de una visita amistosa a la Sra.Ferranza —Lo que no dejaba de tener algo de realidad, Nathaniel sentía real aprecio por la familia nuclear de Camilo— reacomodando la carroza para que Elizabeth, quién vestida como sirvienta de la mansión —con telas que la misma compañía de Nate proveía— entraría junto a ambos a curar a María Isabel. De los pequeños detalles visuales se encargaría Nathaniel tapando cualquier cosa con su habilidad para generar ilusiones, haciendo la prueba, podía camuflar a Elizabeth casi 5 segundos en un lugar cerrado sin lluvia, lo que para el plan era más que suficiente.
El plan comenzó todo lo bien que se podía esperar...
#4838 en Fantasía
#1051 en Magia
magia antigua magia elemental, acción desarrollo historia trama, novela ligera juvenil
Editado: 14.04.2024