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Los días después de eso, los terrenos se sintieron como cuando los padres de Dastan murieron, tristes y dolorosos.
Aunque Jules parecía dormido, tanto que habían veces en los que parecía que tuviera una pesadilla fuerte, pero no despertaba. Solo se movía y no hablaba, como si cuando despertara el habla se le iría para siempre.
Pero las desgracias no terminaban ahí, un escuadrón de los mosqueteros llegaron en esos días a los terrenos. Con un solo objetivo, para llevarse a alguien a la guerra y ya todos sabían a quien se llevarían.
Juntaron a los únicos jóvenes del lugar para ver a quien llevarse, empezando con los trabajadores.
-Muy delgado y miedoso- dijo el mosquetero que los examinaba cuando paso frente a Dastan. Y más porque el no se dejó quitar la capucha.
-Tu no, eres maestro. No guerrero- contesto el mosquetero cuando paso con Claude. Aunque lo miro como diciendo que alguien habían velado por el para que no fuera a la guerra. Cosa que lo calmo, pero no sabia cómo llego ese milagro.
-Es mudo- siguió con Klaus, tal cuál y como se había dicho antes. Cómo todos lo tomaban por mudo y hasta Gustave específico eso cuando el mosquetero pregunto por el, no se lo llevaron. Aunque estaban a nada de hacerlo, literalmente lo salvo esa mentira.
-Vizconde de Musset, he oído que tiene 2 hijos- empezó el mosquetero después de pasar con Klaus y ver que podría probar suerte con los descendientes del dueño del lugar.
-Si tengo... Tenía 2- contesto Gustave viendo hacia la ventana de Jules.
-¿Tenía?- pregunto extrañado el mosquetero.
-Mi hijo menor está peleando contra la muerte. Parece dormido, pero ya tiene días que no despierta. No me siento capaz de poder verlo partir aun- admitió Gustave tratando de no llorar.
-¿Y su hijo mayor?- pregunto el mosquetero cambiando el tema.
-El está...- recuerde que no debe de esconderlo. Eso puede tomarse como traición ante su rey- le recordó el mosquetero.
-Pierre trae a Eric- demandó Gustave e inmediatamente Dastan fue a la casa por Eric.
-¿Esta sano?- pregunto el mosquetero viendo hacia donde el chico fue.
-Me temo que si- ya no podía aguantar Gustave el dolor.
-¿Que hace adentro?- pregunto el mosquetero recordando que había pedido a todos los jóvenes del lugar.
-Pense que solo se refería a mis trabajadores- mintió Gustave, pero el mosquetero ya había oído tantas veces esa excusa que la dejo pasar.
-Hableme de el- pidió el mosquetero y Gustave dolido le dijo su nombre, edad y otros detalles, detalles que decían tanto como también decían nada.
-¿Es ese?- pregunto el mosquetero cuando vio que el chico volvía con otro.
-El mismo- contesto Gustave viendo a su hijo con lágrimas en lo ojos y más por como hasta de lejos demostraba que podía si o si ir a la guerra.
-Vendras con nosotros, Francia te necesita- dictaminó el mosquetero lo que todos esperaban, que Eric se marchara también.
-¿Señor...?- nada de eso, prepárate. Dudo que tengan aquí un caballo decente, te daré unos instantes para que se despidan y partimos- demandó y se marchó. Cosa que Eric y Gustave aprovecharon para decirse adiós para siempre.

-Vamonos- demandó el mosquetero y Eric se marchó. Todo mientras Gustave con lágrimas en los ojos veía como se marchaba su hijo mayor y pensaba en como el menor ya estaba a nada irse de este mundo.