El día llegó, y la hora de su misión se aproximaba por minutos, por su conocimiento sugirió que la hora más adecuada sería al mediodía, ya que era más común que estuviera vacío debido a la llegada de mercancía, el mercado negro, tal como su nombre, siempre opera por la tarde y la noche, Ally, Nathan y Max salieron con el mismo traje del día que se la llevaron, un traje completo color negro junto a una máscara encargada de cubrir su nariz y boca del mismo color que, si no los confundían con carnavaleros por lo ajustado, era obvio que resaltarían por su pinta, aún así, no se les permitió cambiar el uniforme, Circe por su parte, se rehusó rotundamente a la torpe máscara, comprendía que la identidad de los chicos debía estar cubierta, pero su imagen ya era conocida por lo que no tenía caso, accedió al traje con su respectivo cinturón multiuso dorado ya que, tenía que admitir que la tela era buena para el combate y escape, lo cual tendría que utilizar bastante si quería cuidar a los otros.
-El local se encuentra al fondo, el único de dos pisos disfrazado de telas, al inició encontrarán a un tipo que les ofrecerá una lectura de tarot, al decir el código “Prefiero hablar con el pingüino“ les dará acceso a Watson, nuestro sujeto- Grey explicaba, aunque en la cabeza de ella solo entraba la frase “que código tan feo”.
-Circe, ¿Puedes llevarlos a la locación?-
-Seguro...- dijo despreocupada.
-Es hora, chicos-
Subieron todos a la camioneta para ser llevados al mercado, en el camino, no dejaba de pensar en la atención que llamarían esos intentos de rangers que sin esfuerzo ya lo hacían, por un segundo quiso pedir una máscara solo por mirar como luciría disfrazada, pero su curiosidad se vio apagada por la incomodidad, pero en cuestión de segundos su atención cambió al agente frente a ella, observó detenidamente el arma que sostenía en la esquina del vehículo tratando de ocultarla, su mirada tan llena de seriedad le hacía recordar a alguien que aún no lograba reconocer...
Cuando la camioneta se detuvo en un callejón a la vuelta se les pidió bajar a la misión, todos se trasladaron juntos para dar la imagen de que iba con seguridad, algo normal en algunas misiones de mafia suyas que tenían que ver con paseos por el mercado negro. Aunque los chicos llevaran su máscara, podía notar su evidente sorpresa ante los pasillos repletos de banderas de color, pequeñas carpas que a simple vista se miraban inocentes.
-No sabía que habían tantos puestos- la voz de Max llamó la atención del resto, sobretodo por expresar algo que los novatos pensaban.
-¡Niña Circe!- un hombre de aspecto asiático los distrajo de su camino, fue a ayudarle con la pesada caja que veía cargando, dejando a los demás atrás como observadores.
-Buen día, señor Park- dijo con una sonrisa.
-¿Estás de misión?-
-Justamente, información de las amenazas-
-Ya veo, mucha suerte, y lamento lo del Rey-
-¿Qué del Rey?- dijo, temiendo un poco que la noticia que no estaba se estuviera esparciendo con rapidez.
-Que en su última misión terminaron robados- contestó incrédulo.
-Oh, es verdad, una tragedia- terminó de disimular antes de apoyarlo.
Al terminar cargar con sus cajas, lo dejó para regresar con su grupo y seguirlos guiando.
-Gran amigo, el mejor en lo que hace- les dijo tomando el frente del grupo.
-¿Qué distribuye?- preguntó Nate con una inocencia que resultaba graciosa.
-Alucinógenos-
Todos reaccionaron con un poco de sorpresa, tal vez por no estar preparados para esa respuesta, esa carita de niña inocente guardaba muchas cosas, su genética no hacía favor a sus hábitos ilegales. Al caminar unos pasillos más al fondo la encontró, antes de entrar respiró profundamente, mentalizándose en cuidar a los chicos de no ser brutalmente destruidos en dos minutos, le causaba pereza el sentirse obligada, pero por su padre, no le quedaba de otra, cruzaron las puertas de tela y analizaron el local, tenía una mesa baja de madera con más cuadros de colorida tela y unos cojines abajo.
-¿Señor Pingüino?- susurró revisando los cajones, esperando encontrarlo por arte de magia. Al descubrir que estaba vacío decidieron subir lentamente, esta vez con los chicos por la delantera, mientras Ally bajaba las persianas ella revisó el único escritorio al fondo del piso, abrió uno de los cajones para encontrar un pequeño sistema casero que supone tendría que soltar algo, antes de poder desactivarlo cayó un líquido extraño directamente en sus ojos, retrocedió violentamente con un fuerte quejido cubriendo su cara alertando a todos, no era tan doloroso como lo creyó, pero el impacto le causó un leve ardor junto a un susto, segundos después se sintió mejor y solo frotó sus ojos, Nathan miró el líquido corriendo de su rostro fijamente, lo cual le respondió con una mirada de extrañeza.
-¿Qué es eso?- preguntó Max desde el fondo de la habitación.
-...Ácido sulfúrico- fue lo único que dijo Nate antes de correr por una toalla mojada que Ally ya había preparado, conociendo los gestos del chico lo suficiente como para saber qué hacer.
-¿Cómo es que sigues viendo?- dijo el mismo chico colocando la toalla en sus ojos, ella lo quitó con una sonrisa burlona.
-¿Por qué será?- contestó como si no hubiera vivido años de experimentación con ese tipo de ácidos en su cuerpo, además que era parte de su habilidad favorita.
Ignoró todo cuando observó algo sobresalir del mismo compartimiento, esta vez abriéndolo con seguridad para encontrar un documento, lo leyó captando la atención de todos los demás, era un documento de viajes, más específico, los viajes de salida de cargamento, junto a ellos una identificación del mismo Watson, con esta información ya no necesitarían al tipo para interrogarlo, por tanto, si dejaban ese documento a simple vista podrían ser por dos motivos, o son tontos, o...
Editado: 09.05.2023