10 años después.
-Okay, ese me gustó más- la voz femenina retumbaba por toda la pequeña habitación de interrogatorios policiales, regresó su cabeza a una postura normal, moviendo bruscamente la cabeza para quitar su cabello de la vista sin intentar liberar sus manos de las ataduras de la silla metálica en la que estaba posada.
-Es la última vez que te lo digo, ¿Dónde está?- dijo un policía bastante alterado, claramente harto de sus comportamientos tan cínicos.
-Ya te dije, podría estar donde sea, ¿Dubai? ¿Tokio? Oh, la bella Grecia- su desvío del tema intencional le costó otro golpe que a pesar de ser lo suficientemente fuerte como para casi tirarla, apenas pudo sentirlo, nuevamente trató de sacar su cabello de su boca cuando el tipo le tomó la cabeza y le obligó a mirarla, ella lo recibió con una mirada pícara decorada con una sonrisa seductora con algunos cabellos pegados a su labial rojo.
-Dime donde está...- amenazó acercándose a su rostro.
-¿O qué?- contestó acercándose también, mordiendo su labio mientras miraba los suyos con algo que más que deseo, era una burla completa al oficial.
A unos pocos centímetros de distancia una fuerte alarma los separó, seguido de una canción cuyo volumen retumbó por toda la instalación de policía, una canción de música clásica, antes de que el guardia saliera las luces se apagaron completamente, se sintió aliviada de por fin levantarse de la silla, suspiró liberándose de sus ataduras como si jamás las hubiera tenido puestas, gracias a su visión nocturna observó perfectamente la posición del guardia y lo tomó entre sus brazos y las cuerdas.
-¿Bailamos?- fue lo último que escuchó el hombre antes de ser noqueado e inmovilizado por la chica, quien al terminar su trabajo recogió su cabello antes de saltar por la ventana de manera que no cayó directamente al suelo, como en un baile subió a una motocicleta, rápidamente se colocó sus audífonos para reproducir una canción aleatoria y manejó sin dejar rastro al paradero de su padre, el banco más grande de Capital.
Entró aún bailando con satisfacción, encontrándose con varios tipos tomando como rehenes empleados y civiles, acto seguido las puertas se cerraron, apenas miró las cámaras supo que ya estaban desactivadas y sonrió a uno de los chicos.
-Adorable- ambos rieron cuando susurro que, aunque nadie pudiera escucharlo, ella lo percibió con perfección le hizo correr escaleras abajo. "¡Circe!” Rápidamente llegó a la bóveda principal, donde un guardia atacaba a su querido padre, Logan bajó la cabeza permitiendo que ella le golpeara en el rostro al desconocido, unos segundos bastaron para liberar a su padre y seguir golpeándolo son puños y patadas, una acrobacia final fue el punto de quiebre del guardia para caer inconsciente.
-Gracias por distraer a los guardias- dijo Logan lanzándole varias bolsas de dinero con una sonrisa de orgullo.
-No hay de que, papá- devolvió la sonrisa con burla. Ambos salieron repletos de dinero hacia la camioneta donde parte de su grupo los esperaba para huir impunes e ilesos, una victoria más del número uno de la realeza de la mafia, junto a su séquito y su cómplice principal, Circe, su hija y por tanto princesa de tal organización, después de aquel atraco siguió una elegante cena de negocios donde se repartieron los pagos y beneficios, llegando a un excelente acuerdo y celebraron el resto de la noche entre copas y risas, con la familia de dos brindando orgullosos por este nuevo éxito que les acompañaba.
La luz de la mañana penetraba entre las delgadas cortinas hasta llegar a sus ojos, aún con el maquillaje y vestido a medio poner se levantó, cambió su ropa y lavó su cara, decidió que el entrenamiento físico puede ser cancelado por lo que se acomodó en su ropa más cómoda para bajar al ritmo de la música, cruzó el enorme salón repleto de ventanas, bailando junto a los pilares blancos de adornos dorados hasta la cocina de los mismos colores, encontró un desayuno caliente que consideraba el cielo después de una noche de fiesta, le dió un par de bocados cuando notó a su padre en el patio a través de la puerta de vidrio abierta, al verla la llamó con bastante euforia para una noche tan divertida, se sentó a su lado, ojeando lo que tenía en sus manos, un pequeño álbum de fotografías.
-Hija mía, no sabes el orgullo que me da nuestra vida-
-A mi igual, jamás pensé llegar a algo así- Y era verdad, sabía que dentro del laboratorio su destino estaba marcado en esa pequeña habitación que le repugnaba recordar.
-Tenemos que seguir siempre atentos, no podemos confiar de nadie-
-El escape de ayer fue bueno, pobre tonto, solo veía su cara de confusión-
Ambos rieron, sintiendo el mismo vínculo que el primer día, o el día que escaparon juntos.
-¿Sabes algo? Desde que te saqué de ese horrible lugar he sido tan feliz-
-Recuerdo que siempre dijiste que la paternidad era absurda-
-Que giros de la vida-
Miraban las fotografías con cierta nostalgia, pero muy felices por su evolución y lo que sus intelectos y habilidades en conjunto lograron, ser los número uno dentro de la realeza en el mundo de la mafia.
Después de unas horas, decidieron entrar nuevamente para pedir algo de comida de su restaurante favorito, mientras Logan llamaba Circe observó lo que sea que hubiera en la enorme pantalla del salón principal, apenas la utilizaba para jugar videojuegos o ver películas, además que su medio de verse en las noticias es a través de internet, pero por alguna razón le llamó la curiosidad de saber qué se hablaba de ellos por la televisión, al inicio sus palabras eran música para sus oídos, escuchando los discursos de terror de los millonarios excéntricos temiendo por la pérdida de su fortuna gracias a las brillantes mentes de la realeza, contenía su risa cambiando los canales hasta encontrar uno con un reportaje bastante familiar, el laboratorio de Capital hablando de su academia de agentes especiales y la selección de los mejores para representar la justicia, en una molesta sonrisa sus ojos se tornaron levemente amarillentos, recordando lo que sucedió y lo qué pasó, aún conservaba algunas marcas de la última vez que estuvo en el cuarto rojo, pero se acostumbró a ellas hasta dejarlas de observar. Pobres estudiantes, lo que les esperaría para ser agentes, ¿Sabrán sobre el cuarto rojo? ¿O la tortura psicológica y física por la que deben de pasar? Seguramente no, algo bueno fue que destruyo todo rastro de gema amarilla existente con el paso del tiempo, así ese desastroso experimento no se repetiría.
Editado: 09.05.2023