El despertador no fue lo que me despertó de mi letargo; Reina y su lengua en mi rostro fue lo que logro que saliera de la cama incluso media hora antes de que la alarma sonara. Ella al parecer necesitaba realizar sus necesidades, pero al no poder estar bajando con ella constantemente por la escalera de incendio, improvise un baño dentro de mi propio baño. Lo hice con viejas cajas de cartón y mucho periódico que acumule con la idea de que algún día servirían de algo, y no me equivoqué.
-Bien, ya que decidiste despertarme temprano incluso para ir al trabajo, tengo tiempo para limpiar un poco el apartamento. También debería hacer una lista de compras, pero por sobretodo tendría que comenzar a buscar un nuevo hogar donde sí acepten animales y mi bolsillo pueda costear.
Ella solo me miró con sus ojitos redondos color café esperando por su desayuno. Le había guardado uno de los filetes que Robert había traído para darle en la mañana. Él dijo que vendría antes de que yo me fuera a trabajar para quedarse con Reina.
-Debes prometer que te portaras bien con Robert, él es un buen amigo.
El timbre de la puerta sonó en ese momento y corrí a abrir la puerta antes de que Reina ladrara; tendría que acostumbrarla a que dejara de ladrar o ambas estaríamos en problemas.
-Hola, Robert. Llegas temprano.
-Supuse que hoy estarías de pie más temprano y no me equivoqué.
-No, tienes razón. Pasa y siéntete como en casa.
Inmediatamente fue bien recibido por su nueva consentida y estaban tan a gusto que ni siquiera notaron mi ausencia.
Cuando llegué a la oficina supe que Jaspers estaba trabajando. Todos estaban en silencio y cada quien con la vista fija en sus respectivos escritorios, pero ninguno estaba concentrado en su trabajo. No ignore el hecho de que cada tanto los ojos de todos se desviaban hacia la oficina de Jaspers, y uno pensaría que es lo normal de cada semana, pero no lo era. Había algo diferente, lo sentía incluso en el aire y se palpaba : la tensión. El aire vibraba lleno de ella y mi cuerpo lo hacía con la ansiedad y necesidad de saber que estaba pasando allí. No era normal que estuvieran tan pendientes de lo que sucedía en aquella oficina y los cuchicheos y exclamaciones no se hicieron esperar.
-¿Es ella? ¿De verdad? ¡Qué descaro!
-¡Si! ¡No lo puedo creer!
-¡Es increíble y después de tanto tiempo!
-¿Qué es lo que querrá ahora?
Mis oídos estaban tratando de captar cada comentario para agruparlos y encontrarle sentido al chisme, pero estaba siendo algo difícil. Para mi fortuna, Marisol llegó como un tornado y se plantó en mi escritorio con cara de: Tengo que decirte algo muy importante. Y yo estaba más que dispuesta a escucharla.
-Ya habla Mari. ¿Qué está sucediendo aquí?
Ella miró de un lado a otro de forma dramática y entonces se agachó hasta quedar con su rostro a un centímetro del mío.
-Es Samantha; la ex del jefe está en la oficina hablando con él, ahora mismo.
Sentí como mi corazón se paralizaba al escuchar su comentario y por un momento creí que saldría a reclamarme porque había tenido una cita a ciegas con su ex prometido. Pero al mismo tiempo sentí curiosidad por el motivo que la llevó a hablar con él después de tanto tiempo y, también sentí celos. Tenía que descubrir lo que estaba pasando.
#2701 en Novela romántica
#981 en Otros
#315 en Humor
amor romance humor, amistad amor complicado celos secretos, amorasegundavista
Editado: 13.10.2024