Capitulo 27.

Jaspers se quedó de piedra al verme y su rostro palideció, bajo sus ojos habían unas sombras muy pronunciadas como si no hubiera dormido en al menos una semana. Y, de repente sus pasos largos y apresurados se dirigieron a mi en una carrera, quizá contra el tiempo, no lo sabía con exactitud. Al llegar a mí lado sus brazos se abrieron y me envolvieron en un fuerte abrazo, uno del cuál me sería imposible soltarme aunque quisiera, cosa que no quería. Sus hombros se sacudieron al compás de su pecho, mi rostro recostado en el pudo percibir sus latidos alterados, su respiración entrecortada y el temblor en su cuerpo; por un momento creí que estaba llorando.

-Estas bien – dijo en un susurro a mi oído haciendo que su aliento rozará amablemente mi piel – creí….. no importa ¿Dónde estabas?

Él se apartó y sus ojos antes alegres y preocupados se veían molestos. Aunque en el fondo conservaban ese alivio de ver que estaba allí, parada frente a él; su expresión era la de una persona que había experimentado el miedo de perder lo más preciado para él y por un momento sentí culpa de no haber llamado a la oficina para advertir que faltaría.

-Lo siento, sé que debí haber avisado de que me ausentaría, pero solo.... no creí que fuera realmente necesario.

-¿Sabes el calvario que viví los dos últimos días?

De repente apareció una oficial por detrás de Jaspers. Ella estaba con un semblante serio y me sorprendió para lo joven que se veía, era realmente intimidante. Carraspeo su garganta para llamar nuestra atención y cuando Jaspers se volteo a verla, ella sacudió levemente una pequeña libreta de anotaciones.

-Ah, lo siento. Rebeca ella es la oficial Sara Branton y está muy interesada en saber tu paradero las ultimas 48 horas. Y la verdad es que yo también estoy deseando saberlo.

-¿Llamaste a la policía solo porque me ausente un par de días?

-¿Solo por? ¡No! Llamé a la policía porque te ausentaste dos días, no atendiste las llamadas ni los mensajes que te enviamos Marisol y yo, y tampoco estabas en tu casa.

-Además, el Sr. Conelly está omitiendo el motivo más importante por el cuál estoy presente en la oficina hoy.

La voz de la oficial Branton era como el canto de una sirena: tan bella, melódica y encantadora que podría haber sido una cantante.

-¿Y cuál es la razón por la que está en la oficina?

Ella le hecho un vistazo a Jaspers como pidiéndole permiso para informarme de la situación y al parecer, él se lo concedió ya que ella volvió su atención a mí nuevamente. Antes de explicarme la situación, la oficial tomo un bolígrafo de su bolsillo delantero en la camisa y con su rápido dedo hundió el botón en la parte trasera del bolígrafo y la punta salió velozmente lista para escribir.

-Señorita Flinch, su jefe y sus compañeros de oficina me informaron de que en su ausencia le llegaron unos paquetes de procedencia dudosa y su contenido al parecer es alarmante ¿Sabe algo al respecto?

-¿Paquetes? ¿De qué se trata?

Jaspers suspiro y se alejó hasta llegar a su escritorio de donde saco una pequeña caja con un lindo listón azul envolviéndola, luego estiro su mano hacia el tacho de basura y recupero un ramo de rosas, pero estás en lugar de ser rojas, eran negras; en cierto modo eran atractivas y diferentes. Me extendió la caja con manos temblorosas y por esa razón temí abrirla, pero debía hacerlo para saber de qué se trataba. Abrí la pequeña caja y en su interior me encontré con un montón de fotografías. Todas habían sido tomadas en distintos sitios, los días tampoco coincidían y la hora era variada, pero aun así todas tenían una conexión: yo sabía el día, la hora y el lugar donde habían sido tomadas, porque yo aparecía en todas ella. Las revise rápidamente y una llamo mi atención; era de la noche en la que me había sentido observada de camino a la tienda de mascotas y otra en la que ya estaba saliendo de la tienda con Reina a mi lado. Deje la caja y tome el ramo de rosas, junto con ellas venía una pequeña nota en la que ponía en letra negrita:

“Espero te hayan gustado las fotografías como a mí; debo decir que eres una excelente modelo Rebeca Flinch.

Att.: Tu más grande admirador secreto. ”