Cuando llegue a mi apartamento a la mañana siguiente la Sra. Norris estaba de pie junto a mi puerta abanicando su pie con impaciencia esperando a que yo me apareciera. Incluso antes de que ella notará mi presencia, yo ya sabía porque estaba allí. En una de sus manos tenía una carpeta que agarraba como si su vida se le fuera en ello.
-¡Ay está mocosa! ¿Es que no piensa abrirme?
Me molestó que me dijera así, pero no era tan malo como el hecho de saber que estaba apunto de correrme por haber roto su regla sagrada de cero mascotas en el edificio.
-No es que no quiera abrirle señora – dije de repente con toda la intención de tomarla por sorpresa y que se llevara un buen susto, y funcionó. Ella salto en su lugar y se llevó la mano al corazón, por supuesto me hice la inocente pasando por alto su alterado estado – es que no estaba en mi casa. Pase toda la noche en el hospital cuidando de Robert.
-Tu…. Desde el primer día supe que serías un problema y ahora, vengo con mucho gusto a anunciarte que estás desalojada. Debes vaciar el apartamento en 48 horas o menos.
-¿¡Qué!? ¡Eso es una locura y lo sabe! ¿Cómo se supone que consiga dónde quedarme y me mudé en dos días?
-Ese es asunto tuyo. Lo hubieras pensado antes de traer animales al edificio y hacerte la lista, lo dice el contrato – ella estiró la carpeta para que yo la tomara, pero la ignore y ella resoplo. Comenzó a irse, pero entonces se detuvo a mi lado y con jubiló me repitió – Recuerda, 48 horas y nada más o la policía vendrá a sacarte.
-Si ella debe irse no es un problema ya que mi prometida ira a vivir conmigo – Jaspers apareció de repente y sus brazos me envolvieron fuertemente para que no dijera nada – por lo que puede despreocuparse ya que el lugar quedará vacío hoy mismo. Vamos cariño.
Ambos entramos a mi apartamento y Robert venía detrás nuestro, pero antes de entrar se detuvo en mi puerta y le dijo a la Sra. Norris:
-Y puede irse olvidando de mi contrato también.
Y cerró la puerta sin esperar a su respuesta. Yo me solté de Jaspers y me gire para preguntarle a mi mejor amigo la duda que me estaba carcomiendo ahora.
-¿Y si te vas a dónde irás?
-Me mudare con ustedes ya que tú novio me lo propuso.
-¿Es eso cierto?
Le pregunté a Jaspers que se hacía el desentendido y miraba hacia todos lados, menos a mis ojos.
-Si, es verdad. Me parecía imprudente que él permaneciera en el edificio al que entraron. No importa que fueran tras tu apartamento; él estaba aquí y eso es lo que lo hace un blanco ahora.
-Tienes razón. Iré a mi habitación a empacar mis pertenencias, luego pasaremos por la estación a recoger a Reina.
-Por supuesto y en casa tiene al pequeño cachorro para jugar.
-Jaspers ¿Por qué dijiste que era tu prometida?
-Por que lo eres, solo que aún no lo sabías.
Él me beso y luego se fue a ayudar a Robert quien se había ido en algún momento de la conversación para empacar las cosas de la cocina. Al parecer, ya todos habían acordado que nos mudaríamos. Yo fui a mi habitación, busque en el armario las maletas y bolsos para guardar la ropa. Cuando abrí la mesa de luz para sacar la ropa chica descubrí que había un pequeño sobre dentro. En el aparecía mi nombre escrito con una perfecta letra cursiva, una tan perfecta y hermosa que uno podría pensar que era la letra de una mujer, pero yo sabía la verdad; esa letra era la de un hombre y no la de uno cualquiera. Yo había estado enamorada de él durante los últimos años: Jackson.
Con dedos temblorosos abrí la carta y en su interior estaba una pequeña tarjeta con el mismo mensaje y las mismas fotografías que habían dejado en el escritorio de mi oficina.
-¿Está todo bien?
Jaspers apareció en la puerta de mi cuarto con cara preocupada como si pudiera intuir que algo no andaba bien.
-Ya se quién es la persona que me está siguiendo.
-¿Qué? ¿Quién?
-Es Jackson el que trabaja en la oficina conmigo.
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Editado: 13.10.2024