《 Muñequito 》
Te quiero, pero merezco más.
No me sorprendió, ni un poco. En el fondo siempre supe la clase de persona que era. Muchos me advirtieron, pero no. Como el idiota que soy voy y me enamoro de la única chica en toda la maldita ciudad que venía con un letrero fluorescente pegado en la frente de ADVERTENCIA.
Bueno, tal vez no fuera la única como tal...pero tú me entiendes.
Un año ha pasado desde que todo acabó, si es que en realidad alguna vez había iniciado. Un maldito año y todavía me afecta verla con otro. Como ahora la estoy viendo besando y sonriéndole al pobre diablo que tiene esta vez.
- ¿Cuándo la vas a superar, hermano? - La voz de Mike hace que gire hacia su dirección y deje de torturarme momentáneamente.
-Sí supiera...- vuelvo a verlos, pero ya no se están metiendo la lengua hasta la garganta, sino que ahora el pobre diablo la abraza desde atrás.
-No hagas eso, no los veas, solo ignorala. - Dice con obviedad.
-Lo dices como si fuera tan fácil. -Le digo prácticamente gruñendo. Si pudiera simplemente ignorarla ya lo hubiera hecho.
Pienso en juntar un poco de fuerza y finalmente ignorar a la parejita feliz, pero antes de poder lograrlo ella siente mi mirada y se gira hacia mí. Reconozco de inmediato esa mirada. Lastima.
Supongo que eso es lo que me da verdaderas fuerzas para dejar de verla. Recorro con la mirada la callejuela en donde estoy, al fondo dónde casi no llega la luz- o dónde ni siquiera llega- se encuentran algunos sumidos en su mundo desmedido de drogas mientras que el resto está alrededor de la fogata improvisada bebiendo y fumando. Todos se ríen y charlan mientras yo estoy sentado con mi vista perdida en las llamas que bailan con la ligera brisa, vuelvo a la realidad cuando todos se quedan callados por un instante y giro la cabeza para ver la razón.
Brendan Newfields.
Así como todos se callaron de un momento a otro volvieron a hacer lo que estaban haciendo mientras el señorito Newfields camina entre las personas para pararse frente a la fogata y durante un momento parece perderse como yo lo estaba hace unos segundos. Mi mirada le pesa y sus ojos chocan con los míos, no le bajo la mirada como todos lo hacen. Levanta la barbilla enarcando una ceja y camina hacia mí.
Brendan Newfields es hijo de un político muy reconocido en la ciudad, un político cuya reputación es intachable, incluso teniendo un hijo como él. Brendan podría describirse sencillamente como un malcriado caprichoso, pero también como un obstinado que no acepta un 'no' como respuesta. Lo que quiere, lo consigue así sea por las malas. Pertenece a una de las bandas callejeras más respetadas y temidas de la región, tengo entendido que en un principio no lo querían aceptar precisamente porque no es "de la calle", como ya dije, su padre tiene mucho reconocimiento, pero Brendan logró destacar en peleas callejeras y en los encargos que se le asignaban, ahora es uno de los hombres de confianza de Borton, el líder de la banda.
Cuando ya tengo a Brendan enfrente, la luz de la fogata le queda de fondo haciendo que se vea más intimidante de lo que ya es, aun así, no le bajo la mirada en ningún momento, nos quedamos en silencio durante unos instantes sosteniéndonos la mirada. Noto que hay varios curiosos que miran hacia aquí. Brendan eleva la comisura derecha de su boca y suelta una pequeña risa.
-El muñequito - dice con diversión- ¿Qué haces por estos lugares a estas horas?, ¿no deberías estar en casita con papi?
- Pues lo mismo que tú, ¿no? - me levanto, él es apenas más alto que yo por pocos centímetros- ¿No deberías estar con tu papito?, ¿o acaso te alcahuetea que estés por aquí a estas horas?
- Cabron de mierda- se me abalanza encima rodeándome el cuello con el brazo, suelta una carcajada mientras me despeina con la otra mano hecha un puño- ya te hacía dormido, muñequito.
Podría decirse que Brendan y yo somos amigos, no sé porqué, pero algo me dice que ve en mí algo así como un hermano menor, mientras que yo lo veo como uno mayor. No conozco mucho de su vida personal, pero sí sé que tiene un hermano de mi edad, lo sé gracias a que su padre es una figura social y es una información que cualquiera conseguiría en internet, así mismo él debe saber que yo tengo un hermano que apenas es un año mayor que él.
Brendan y yo nos hicimos amigos en una pelea callejera, ese día termine con la cara morada, el labio roto, los nudillos desechos y una costilla rota, pero supongo que valió la pena.
-Tienes buena zurda. - Se recarga de la pared mientras me ve ignorarlo de manera gloriosa.-Te estoy hablando, muñequito.
-No soy muñequito, soy...- me interrumpe.
-No me importa cómo te llames, mejor deberías tener un poco más de educación cuando alguien te hace un cumplido, o ¿tu papi el abogado no te enseño a dar las gracias?
- ¿Y tú qué sabes de mi padre? es más, ¿a ti qué te importa? - Le escupo a la defensiva, el ligero movimiento hace que me duela hasta el alma.
-De importarme, me importa una mierda, - se encoge de hombros- pero parece que no te educó tan bien.
- ¿Qué quieres? -Se supone que ya no debe de haber nadie después de que acabará la pelea. Sé quién es, aunque nunca lo había visto tan cerca, es el muchacho que está ascendiendo en las bandas callejeras.
- ¿Entonces me voy y no te doy el premio? - Ahora noto el sobre de manila que trae en la mano cuando lo levanta y sacude frente a mí. Dejo salir un suspiro pesado y como puedo estiro la mano para recibir el sobre con el dinero, una punzada me azota las costillas haciendo que haga una mueca.
-Fue una buena pelea, me recordaste a mi cuando inicié. - Dice haciendo que enarque una ceja.
-Claro, anciano.