Clandestino luz y sombra

CAPITULO 17 DESEO

“A veces... sólo no es necesario hablar,

o incluso escuchar.

A veces y sólo a veces

déjate el honor de sentirte vacío entre tanto ruido,

inhabilitando el paso a los estímulos (…)”

(Intentando el vacío)

 

Continuaba conmocionada por la situación: Salir del coma, ver a los estudiantes corriendo, no hallar a mis amigos, ver a un espíritu, enfrentarlo y por último, encontrar a Satanás. Quien quiere que me convierta en su pareja.

Al instante en que él desapareció, la puerta se abrió, dando paso a personas con uniformes para nada ordinarios. Enseguida intuí que se tratarían de exorcistas oficiales.

 Salieron corriendo con armas en sus manos. Eran los exterminadores. ¿Por qué estarían ellos aquí? Sólo hay espíritus, y de la clase común, débiles. Tendrían que haber venido los rezadores y no ellos. O tal vez… sabían que Satanás vendría, pero... ¿Cómo?

¿Qué pasó cuando estuve en el inconsciente? ¿Y cuánto tiempo lo estuve?

Ellos avanzaron y luego de mirar a su alrededor, precavidos, me echaron un vistazo. Me sentí incómoda en ese momento.

—Dime jovencita, ¿Escuchaste o viste algo extraño? —Preguntó una voz masculina demasiado grave.

—Ustedes… son exterminadores, ¿cierto?

—Sí —Respondió el exterminador, sacándose las gafas —Ahora sé una niña buena y responde.

—No lo entiendo... ¿Por qué vinieron si sólo eran espíritus comunes, de menor categoría?

—Y yo no entiendo por qué estás tú aquí —Consiguió que me cayera mal.

—Yo...

Me interrumpió una mujer que vino con ellos.

—Quizá está en shock, hay que llevarla con el director.

—Como prefieras —Rodeó los ojos —Vayamos con él. También le informaremos las noticias.

Los pasillos estaban muy silenciosos, de seguro ya atraparon a todos los espíritus y los alumnos permanecían dentro de sus dormitorios.

Tocaron la puerta y la secretaria fue a abrirla —Director Willson...

—Pasen ¿Ya tienen las noticias?

—Sí, exterminamos a todos los espíritus. Aunque "él" logró escaparse antes que llegáramos.

—Ya veo...

—Director —Empezó a hablar la mujer —Cuando revisamos el último rincón que faltaba encontramos a ésta estudiante —Se apartó, señalando al fondo, y así el director logró percatarse de mi presencia.

—Así que ya la conocieron.

—Le hicimos algunas preguntas, pero no respondió, y empezó a hacérnoslas a nosotros.

El hombre me fulminó con la mirada, lo que me hizo sudar la espalda.

—No se enfaden por favor, esa es su forma de ser.

—Parece que la conoce personalmente —Acusó la mujer.

—Sí... escuchen, ella es la elegida.

El exterminador no pudo ocultar la arcada al oírlo revelar tal información.

—Eso explica por qué estaba en aquel área… —La mujer se tocó la pera de forma pensativa.

—Seguramente —Los lentes de Willson parecieron brillar por un instante— ¿Podría responder algunas preguntas, señorita Shawin?

—Sí, director Willson.

—Probablemente… no —Se retractó —Estoy seguro que te encontraste con él.

—Lucifer —Corrijo, y al segundo todos en la dirección se pusieron pálidos.

—Sí... no lo digas muy fuerte... —El hombre clavó la vista al suelo y luego volvió a mirarme —Lo que queremos saber es qué hacías allí.

—Yo… buscaba a mis amigos antes de regresar al dormitorio, entonces me encontré con un espíritu, lo exorcicé y luego apareció enfrente mío como si habría estado acechándome.

—Así que fue por eso... ¿Qué te dijo?

Con sólo recordar aquel momento mi rostro empezó a tornarse de un color rojizo —Em, esto, cómo explicarlo. Él dijo que... quería que yo fuese su pareja.

— ¿Quería que fueras su novia? —El director comprendió el porqué estaba tan incómoda.

—Yo no diría que estaba interesado en algo… un tanto informal. Quería que me uniera a él, así evitaríamos la guerra y cambiaríamos la historia.

— ¿No dijo nada más?

—Así es…

—De acuerdo. Señorita Shawin, ya puede dirigirse a su habitación.

Seguramente seguirían hablando sobre el tema, proponiendo planes para resolver el asunto. Sin embargo prefería esta vez no entrometerme y me despedí de todos con una reverencia, supongo que ese era el saludo más adecuado para marcharme.

 

 

Regresé a mi dormitorio, recostándome en la cama. Miraba al techo, intentando prepararme psicológicamente para las preguntas de mañana que harían todos sobre mi inesperado desmayo, seguido al coma.

Supongo que no transcurrió demasiado tiempo desde mi ausencia. Pero en aquello que mi mente no dejaba de pensar era en la conversación con Lucifer.

¿Cuándo tendría que matar? ¿Podría superar el despertar de mi lado oscuro? ¿Por qué lo tendré que necesitar a él? ¿Por qué me quiere a mí? Como siempre, tenía muchas preguntas en mi cabeza pero ninguna respuesta.

Cuando salí de mi habitación no encontré a todos los alumnos queriendo estar encima de mí, preguntando sobre lo ocurrido. El director se había encargado de enviar a todos los profesores con una gran excusa: Al no dormir bien en toda la noche, me desmayé en el aula por el cansancio, entonces me quedé dormida en la enfermería.

Al fin y al cabo estuve menos de un día en aquel estado. Probablemente la excusa no fuese la más convincente, pero no les quedó otra alternativa más que creérselo.

—Así que hoy vamos a tener otra materia —Comentó Daisy, enfocando sus grandes ojos verdes en la cuchara del café a medida que el cabello rubio pasaba delante de su hombro.

—Sí, se llama "AUA". Quisiera saber quién es la persona que decide ponerle esos nombres —Apoyó su mano izquierda, enredando los dedos entre el cabello castaño con pequeñas ondas casi imperceptibles. A pesar de tener risos naturales Anelis los detesta y dedica gran tiempo intentando alisarlos.



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En el texto hay: secretos, amor, exorcistas

Editado: 24.09.2020

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