Clandestino luz y sombra

CAPITULO 24 REZADOR

“(…) Y ahora, mírate, acostado

intentando, practicando

cómo era escuchar

cómo hablar,

intentando ser

lo que solías ser (…)”

(Intentando el vacío)

 

Al terminar la clase volvimos a nuestros asientos.

—Oye... ¿en esta hora tendremos clases de exorcismo? —Preguntó Daisy.

—Sí, ¿Por qué preguntas?

—Porque si tenemos esa clase nos vamos a separar, ya que elegimos diferentes categorías...

—Daisy, sólo serán un par de horas. Nos veremos pronto —Interrumpí.

— ¡Pero un par de horas es mucho! Y no sólo nos separaremos, también será la primera vez que en verdad tengamos esta materia. Tendremos profesoras o profesores nuevos, aprenderemos nuevas cosas, nuevos exámenes, ¡y estaremos rodeados de gente que no conocemos! —Empezó a gritar y sus ojos se cristalizaron.

—No te preocupes, todo irá bien... no es el fin del mundo, sólo será una oportunidad para aprender cosas nuevas independientemente.

—Si tú lo dices, Grace.

 

 

Nos levantamos y una vez que sonó el timbre tuvimos que separarnos y dirigirnos a nuestras aulas de las categorías correspondientes.

Abrí la puerta que me llevaría al interior de mi sector. Al entrar me resultó bastante acogedor, al menos mucho más que en mi aula oficial. Aquí el piso es de madera, provocando que a medida que avance se escuche un rechinido. Las paredes son de un amarillo pálido. Recuerdo que mi aula tiene baldosas blancas en el suelo y paredes azul grisáceo. En cambio, este lugar es enorme, debía serlo ya que aquí estaríamos los alumnos que elegimos esta categoría, Rezador. Me senté en la segunda fila horizontal de los asientos que iban en subida, al contrario de la anterior aula. Resultaba muy similar a los preferentes de los teatros.

Esperé varios minutos para que terminen de llegar todos a la clase, igual que el profesor que todavía no había llegado. En el instante en que él llegara, la puerta de la sala se cerraría. Él se paró enfrente del enorme pizarrón. Ahora con todos los alumnos aquí sentados, la sala se veía repleta y pequeña. Él agarró un micrófono de su escritorio, lo golpeó una vez, y al comprobar que anduviera bien comenzó a hablar:

—Saludos a todos. Como verán, yo soy el profesor Pedro, y les daré clases de rezador. Seguro algunos deben de pensar que esta materia es fácil, y que no tienen por qué preocuparse…

<<Pero, la verdad no es así. Ser rezador es algo muy difícil e importante. Aquel que lo es deberá de tener absoluta concentración, confianza en sí mismo y en Dios. Además de ser el que, al momento de combatir contra algún ser, reciba los mayores daños, y su confianza se debilitará. Pero recuerden: nunca cedan el paso, no interesa que su vida dependa de ello. Tienen la fuerza de voluntad, no la rechacen. Recuerden que su acción es por un bien mayor.

<<También, los rezadores realizan diferentes conjuros que los demás, y tendrán que hacerlo verbalmente, a través de oraciones. Cada uno le otorga un escudo especial a los demás. Si el Rezador llega a perder la Fe, el conjuro se arruina y el que defiende puede morir.

Suspiró y se cruzó de brazos, antes pasando la mano por encima del cabello castaño oscuro.

—Así que, sabiendo las condiciones, si alguno no quiere aceptar el trabajo de ser un Rezador puede abrir la puerta e irse.

Esbozó una mirada arrogante. Todos sabíamos que ya no había vuelta atrás, el que se marchara se iría también de la academia y esperaría hasta el próximo año para volver a elegir alguna categoría, eso si les llegarían a abrir la puerta otra vez.

Para mi sorpresa, muchos se fueron de la sala. Algunos casi corriendo como otros agachados, a punto de arrastrarse para que el profesor no les viera la cara.

Aunque se fueron varios, el aula seguía viéndose repleta. Me pregunto cuántos seremos ahora mismo.

Esperamos a que el profesor prosiga con las palabras:

—Veamos...

Hizo una pausa. Estaba mirando todos los asientos, uno por uno, hasta que sus ojos cayeron en mí.

Apuesto que el director le ordenó vigilarme para no salir corriendo como todos los demás.

Una vez que me halló, siguió explicando.

—Noto que muchos se fueron luego de la advertencia.

Dijo para disimular. Algunos de los estudiantes se rieron. Acomodó la garganta.

—Empezaremos con la entrega de los rosarios.

Aparecieron por la puerta de entrada varias personas que vestían capas y capucha negra, y nos repartieron a cada uno rosarios idénticos. Eran de madera y totalmente simples.

A pesar de su aspecto sencillo, lo que en verdad importaba es que estuvieran bendecidos y cubiertos por agua bendita.

—Ahora que todos tienen sus respectos rosarios, hagan lo mismo que yo.

Agarró su rosario oficial. Cada exorcista de la rama mayor de Rezador tiene un rosario único, diferente que los demás. El suyo en su mayoría es de color rojo. Las bolitas del rosario eran rojas con pequeños grabados escritos en estas. Era una letra delicada, pero estaba demasiado lejos como para saber qué decían; apenas podía notar que tenía grabados escritos en ellas. Y su cruz era un poco más grande que la de nosotros, de un color morado muy bello.

Enroscó el collar en sus manos y las juntó a su pecho. Luego de eso extendió una de ellas, la derecha, y abrió la palma hacia el centro, diciendo:

"Esta es la Revelación de

Jesucristo; Dios se la dio para

enseñar a sus servidores lo que

va a suceder pronto.

Envió a su ángel para que se lo

diera a entender a su servidor Juan,



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En el texto hay: secretos, amor, exorcistas

Editado: 24.09.2020

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