Olvidar es mejor algunas veces, lo puse en práctica para no tener la cara de aquel objeto en mi cabeza. Las arañas deben tener un significado, y es malo, ya que Crisbel (o lo que fuese) quiere salvarme. El viaje al bosque tendrá una razón de ser, al menos, para mí.
Y si llegara a encontrar ese libro entenderé más cosas de las que entiendo en este momento. También sabré que Crisbel no es humana y que de verdad me habló en esa pesadilla. Lo que puedo hacer por el momento es preguntar si existe algún libro extraño o algo así, ya sea que haya sido encontrado en la casa, en el bosque o en algún lugar dentro del tranquilo Heblem.
Matías, mi amado amigo volverá a nuestra ciudad a encarar a su padre y que le explique el porqué de ese extraño pasado. Le pregunté que cuál era la razón de no haberlo hecho antes me dijo que necesitaba estar seguro, atacar al señor Salazar no era conveniente y menos de esa manera.
Ahora estamos aquí, la única faltante es Abbie, se levantó temprano, según lo que me contó, para pedir e implorar por el permiso al alcalde. "Trabajo para el estado claro que me lo dará" según sus palabras. Eso me recuerda que debo preguntar por su hermano cuando tenga la oportunidad y, por obvias razones, hacerlo de una manera apacible; no quiero herir sus sentimientos. Al parecer, esa casa y el dichoso bosque son un tabú, ningún habitante quiere incluirse en el mismo saco en el que estén los lugares mencionados. Como siempre David está hablando.
—Cuidado con mi hermana —dice señalando a Matías.
—Cuidado con mi amiga, que si me entero que le hiciste algo te mato hijo de tu madre.
—Trato —Le extiende la mano, Mati le responde.
—No entres a su cuarto.
—¿Dormirá en tu apartamento? —Le pregunta Alexandra.
—En mi cama —responde Mati con una mueca.
—Sí, debo dormir cerca de ella porque luego la secuestran los monstruos o esa estúpida muñeca que por alguna extraña razón se te ocurrió llevarte a tu cuarto.
—No creo que tú me salves —le digo.
—Clarissa hay que grabar ese pedazo de trapo en la noche —No puedo creerlo.
—Ni se te ocurra instalar una cámara en mi cuarto.
—¡No! ¿No puedes ponerla en otra habitación?
Es un secreto no le cuentes a nadie.
No lo haré.
—Sí.
—Me mandan los videos —Dice Matías.
Mi madre siempre dice que no debemos llamar a los espíritus viendo películas de terror, poniendo cámaras o llamándolos por sus nombres. Dice que si lo hacemos entrarán en nuestras vidas y se alimentarán de la energía negativa o nos torturara por el resto de la vida. Por esa razón dudo mucho que una cámara esté encendida mientras duermo.
El bus por fin llegó, Mati y Ale guardaron sus maletas y subieron. Nos despedimos de ellos y el bus partió. Mientras caminamos a la salida debo saber que David será un buen asistente.
—Ok, David Carter, necesito que seas como Matías. Él es muy bueno en lo que hace, ¿Tú?
—Clarissa parece que no me conocieras.
—¿Me dejarás regañarte como lo hago con él?
—Claro, soy tuyo —ríe.
—No quiero que seas mío, quiero que me ayudes de la mejor manera. Mira tengo algunas ideas escritas en mi cuaderno para editar un video y tú vas a ayudarme.
—Clarissa, creo que soy mejor que tu amigo, ¿Has visto mis videos?
Me detengo.
—No, no eres mejor.
—Bueno, lo que tu digas amiga.
No es que me desagrade estar con David si no que él no es Matías y eso me incomoda un poco, en todo el tiempo que llevo grabando videos no he trabajado con nadie más. Mati me ayuda con los guiones, me da buenas ideas y entre los dos hacemos videos que gustan. No quiero decírselo por miedo a que luego se haga ególatra, pero David tiene buenas ideas. Desde historias cortas de amor, de terror y uno que otro extraño salido de una mente creativa. A lo lejos veo que Abbie viene casi corriendo y con sus audífonos puestos, es divertido ver como esquiva a la gente. Al llegar a nosotros se destapa sus orejas y dice:
— Los invito a un helado, debo contarles algo.
Nos indica que la heladería está a unas cuantas cuadras. Tomamos asientos para esperar los helados.
— ¿Conseguiste el permiso chica Hippie?
— Me halagas. No, no lo conseguí.
— ¿Y entonces? — Pregunto.
— Iremos de todos modos, tengo un amigo que nos cubrirá.
Siempre he sido una persona que baila en el círculo de la legalidad. Lo único ilegal que he hecho es copiar en el último examen de curso. Por cierto, debo empezar un curso dentro de poco mi mamá me mataría si dejo los estudios.
— ¿Y si nos descubren? — Buena pregunta David.
— No lo harán. Es más, ni siquiera hay seguridad en ese bosque.
— Abbie me dices que hay ahí.
— Ya lo sabrás Clari.
Necesito que leas un libro para mí.
— ¿Has ido? — Hoy David está preguntando cosas buenas.
— No, no me atrevo a ir sola y mis amigos les da miedo. Todos pasan de esos lugares, ya lo saben. Se cuenta que se escuchan gritos y esas cosas, pero supongo que es para tener alejado a las personas.
— ¿Tu hermano? — pregunta David, Abbie cambia su cara.
— Él lo hizo, primero fue a la casa y luego al bosque. No vio ninguna muñeca, pero cuando fue al bosque me contó que había una especie de bóveda con muchos libros, como una biblioteca abandonada.
— ¿No sacaron ninguno? —Mi interés crece.
— Según me dijo estaba en lugar inalcanzable era una especie de sótano y temían quedarse encerrado porque el lugar no está en las mejores condiciones.
El teléfono de Abbie comenzó a sonar.
— Es Hernán lo pondré en altavoz.
— Abbie te tengo unas tal vez malas noticias.
— Dime.
— ¿Conoces a Orlando de la cruz?
¿El investigador?
— ¿El investigador?
— Ese mismo. Pues no sé en qué momento Heblem entró en el radar de ese idiota y vendrá a hacer sus investigaciones. Al parecer el alcalde no quiere a nadie en la casa ni en el bosque porque él irá a investigar. Nadie se ha preocupado por Heblem ahora todos quieren saber de él.