Cleventine 1: Realidad y Ficción

1x13. Siguiendo la pista

 

1º LIBRO – Realidad y Ficción

13.

Siguiendo la pista

 

Drasik y Nakuru estaban caminando por las calles de la ciudad en busca de algún miembro de la MRS. Eran aproximadamente las once de la noche, y como eran días festivos, había bastante gente por las calles yendo a lugares de ocio después de un duro lunes.

El tiempo corría, y Kyo cada vez debía de estar más cerca de hacer su engaño, en algún lugar y en algún momento de su camino de vuelta desde Yokohama a Tokio. Por eso había varios miembros de la MRS en Yokohama, y otros tantos en Tokio, para cortarle el paso a Kyo de frente, en caso de que lograra huir de quienes lo perseguían por detrás.

No sólo la KRS disponía de la capacidad de Sam de usar animales, en este caso aves, como rastreadores que podían encontrar a alguien con mayor facilidad e ir y venir de una ciudad a otra volando en pocos minutos. La MRS también tenía a un iris Animal entre sus miembros y también estaba usando aves para seguir la pista de Kyo en unas ciudades tan inmensas. Y no sólo eso, la MRS contaba además con la eficaz ayuda de sus almaati, humanos que tenían contratados en su RS como cooperadores, algo que todas las RS tenían. Excepto la KRS, que se quedó sin ellos cuando se exilió el Líder. Podían, por ejemplo, averiguar si había mucha actividad policial, o tráfico, en ciertas carreteras, zonas y calles, y así podían dar por sentado que Kyo no iba a regresar por ninguno de esos caminos o zonas, descartándolas, por lo que los iris de la MRS que estaban en Tokio estaban merodeando por las vías que Kyo tenía más probabilidades de tomar para entrar de regreso a Tokio si lograba huir de los otros.

Si Kyo conseguía llevar el pergamino hasta su casa, la MRS perdía. Podían ser RS enemigas, rivales, pelearse entre ellas, pero todas cumplían las mismas estrictas reglas de competencia, y una de ellas es que los iris de RS enemigas tenían absolutamente prohibido atacar a otro iris en su casa, sobre todo si vivían con familiares humanos, que eran intocables. Por eso, la única oportunidad que la MRS tuvo de capturar a Kyo fue cuando lo localizaron en el metro, el mismo día en que le habían confiado el pergamino para salvaguardarlo, antes de que llegara a su casa con él. Tampoco los iris de una RS podían usar a sus cooperadores para enfrentarse a iris de otra RS, ya que los únicos humanos a los que los iris podían ponerle la mano encima eran los malos humanos y criminales.

Nakuru y Drasik, que ya tenían detrás varios años de servicio, tenían todos estos detalles en cuenta, por lo que sabían a qué zonas ir para hallar con más probabilidad a alguno de sus oponentes. Ayer ya peinaron una zona, la menos probable, y efectivamente en ella no encontraron a ninguno. Así que les quedaban dos zonas probables. No tenían la ayuda de nadie más, estaban solos los dos con esta tarea de buscar a sus enemigos por los barrios del sur, pero corrían con la ventaja de que estos no sabían que ellos los estaban buscando, así que no es que esos iris de la MRS fuesen a estar escondidos.

—Vale, fijo que uno o algunos deben de estar por este barrio —dijo Drasik, deteniéndose en medio de una acera—, pero ¿cómo vamos a averiguarlo? Hoy tenemos que dar con alguno definitivamente. Kyo estará a punto de marcharse de la casa de Xavi si no lo ha hecho ya, y el plasta de Raijin necesita la información de los elementos entre hoy y mañana. Y ya estamos a contrarreloj.

—Tenemos que hacer esto con prudencia, Dras —respondió Nakuru—. Recorremos las calles siguiendo una ruta ordenada hasta que veamos a algún miembro de la MRS. Por supuesto, tenemos que sospechar de cualquier persona que vaya encapuchada o con la cara tapada con cualquier prenda…

—Aaaagh… —Drasik soltó una especie de quejido, mirando hacia el cielo—. Típica actitud de “soldado ejemplar”, que encima es peor en los Suna.

—¡Oye! —protestó Nakuru.

—Te quiero, “hermana”, pero a veces tu forma de pensar de Suna es como la de un enorme pedrusco cuadrado.

—¿Te refieres a que tengo una forma de pensar fuerte y estable? —sonrió con sorna, cruzándose de brazos.

 —Más bien aburrida e invariable. ¿Sabes qué le pasa al agua cuando se estanca?

—¿Que se está quieta y deja de molestar?

—No. Peor. Que se vuelve sucia y maloliente.

—¿Te vas a volver sucio y maloliente ahora?

—Acabaré así si seguimos llevando esto a tu manera. Y si algo has podido aprender de los Sui de tantos años que has vivido conmigo, ya debes de saber lo mucho que aborrecemos la suciedad. No vas a encontrar un cuerpo más limpio que el de un Sui —se señaló a sí mismo de arriba abajo varias veces—. Lo mismo pasa con nuestra mente, necesitamos fluir, avanzar…

—Creo que también tiene mucho que ver con tu condición sensible.

—Eh, sin faltar —refunfuñó el chico, levantando un dedo—. Los iris ejemplares como tú podríais aprender muchas cosas de los iris sensibles como yo.

—¿En qué te basas?

—En que nuestro propio Líder es uno de los iris más sensibles del mundo y aun así es el más poderoso de la Asociación.




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