1º LIBRO – Realidad y Ficción
20.
El intercambio del pergamino
Corriendo entre la espesura, rodeado de oscuridad, Kyo fue esquivando con destreza todo obstáculo del camino, que podía divisar gracias a la luz roja que emitía su ojo izquierdo, la cual iluminaba lo suficiente. Cuatro personas iban detrás de él, más lejos, pero que no tardarían en alcanzarlo.
Kyo estaba nervioso. Era la primera vez que se enfrentaba a algo así, lo único que tenía en mente era asegurarse de que el pergamino siguiese seguro en su bolsillo interno del abrigo, y la réplica metida en la mochila, donde también llevaba sus libros del instituto, ya que todo había empezado nada más salir de allí y además seguía con el uniforme puesto; hecho una pena, pero aún le abrigaba. Los sonidos de la noche, pájaros y demás animales nocturnos era lo único que oía, además de sus pasos sobre la tierra.
Inesperadamente, no vio una raíz que sobresalía del suelo y tropezó con ella, cayendo al suelo con brusquedad. Volvió a levantarse lo más rápido que pudo y miró hacia atrás, con la intención de asegurarse de que sus perseguidores seguían lo suficientemente lejos como para que le diese tiempo a llegar al templo. Después, mirando al frente, divisó las pequeñas luces de su destino ya a pocas decenas de metros, así que antes de emprender la marcha, decidió iluminar más el camino para evitar otro traspié.
Con sólo levantar un poco las manos con las palmas hacia arriba, concentró parte de su energía sobre ellas y no tardaron en generarse dos bolas de fuego, cuya luz permitió tener una visión más clara de los alrededores.
Sabía que esto no era más que un enfrentamiento de rivalidad contra otra RS, pero precisamente por ser un asunto mucho más inofensivo que una misión real contra terroristas, no podía defraudar a sus compañeros con una tarea que era relativamente sencilla. Si no era capaz de proteger un objeto que pertenecía a su RS, ¿qué diría eso de él como iris? ¿O qué diría eso de la fuerza y eficacia de la KRS? Caería en vergüenza, una RS que antaño había sido de las mejores del mundo.
Además, la presión sobre Kyo era mucho más grande que sobre la mayoría de los iris. Su abuelo, el viejo Kei Lian Lao, era el iris más veterano de la Asociación, con récord histórico de 57 años de servicio, y también, había sido calificado como la persona más fuerte del mundo. Su tío, Neuval, que a ojos de la Asociación también era un Lao, se había convertido en el iris más poderoso de la historia y en el Líder más famoso y aclamado. Y su hermano gemelo, Yousuke, que fue iris desde los 6 años hasta los 15, había demostrado estar a la altura del apellido Lao también, a pesar de que muriera el año pasado en medio de una terrible misión.
Todo comenzó con el viejo Lao, y con los padres de Katz.
El viejo Lao tampoco tuvo unos inicios fáciles. Nada más nacer, fue abandonado junto a su hermano gemelo a las puertas de un orfanato en Hong Kong. Era más o menos la época de la Segunda Guerra Mundial, y crecer en un orfanato en ese tiempo era un proceso de supervivencia más. Lao jamás supo lo que era tener padres, ni un hogar, ni sentirse seguro durante más de una hora seguida. Pero fue un niño feliz, porque tenía a su inseparable hermano. Hasta que lo vio morir a manos de unos criminales cuando tenían 10 años. Se convirtió en iris, y Agatha lo llevó al Monte Zou. Allí, el pequeño Lao conoció a Alvion, quien a sus ojos fue lo más parecido a un padre que tuvo. Le cambió la vida.
Cuando Lao empezó su año de entrenamiento en el Monte Zou a los 10 años, fue cuando conoció a Hideki Saehara, un niño japonés un par de años más joven que él, pero todo un prodigio. Se hicieron mejores amigos. Pero Hideki terminó su entrenamiento medio año antes que él y tuvo que regresar a Japón. Lao terminó su entrenamiento seis meses después, y comenzó a trabajar en la HRS de Hong Kong, labrándose una vida llena de emocionantes misiones, victorias, aumento de poder y reconocimiento ante el resto de la Asociación. Por lo visto, Hideki también estuvo logrando lo mismo en su país.
No fue hasta años después cuando Lao y Hideki se reencontraron. Entonces, Lao ya tenía 22 años, estaba casado con su adorada Mai Tsi, humana, y con un bebé en camino al que llamarían Sai. Igualmente, Hideki también estaba casado, pero con una iris, natural de Rusia, Emily Smirkova, la cual se había vuelto una legendaria joven iris igual a ellos dos, y además, también estaban con una bebé en camino, a la que llamarían Katzline.
Hideki estaba en mitad de proceso de convertirse en el Líder de su propia RS, la SRS de Tokio, y Emily iba a ser su Segunda. Estaban reclutando miembros, y cuando se lo propuso a su viejo y querido amigo, Lao no dudó en cambiarse de RS y convertirse, así, en el Guardián de la SRS de aquel entonces. A pesar de que Lao siguió viviendo en Hong Kong y de que Hideki y su SRS vivían en Tokio, se las arreglaron para trabajar juntos aunque fuera desde la distancia la mayor parte del tiempo.
Diez años después de aquello, todo iba sobre ruedas. La SRS de Tokio se había convertido en una de las mejores RS del mundo, por no decir la mejor, con un expediente récord de misiones cumplidas. La única dificultad con la que Lao, Hideki y Emily tenían que lidiar, era con la de proteger a sus familias, ya que Lao tenía a su mujer Mai Tsi y a su hijo Sai humanos, y Hideki y Emily tenían a su hija Katz humana. Y aun así, ninguna amenaza era rival para los tres mejores iris de la Asociación.
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Editado: 12.06.2024