Ben huye todo sonrojado hacia el baño, la vista de sus perfectas nalgas hace que sonría con malicia. No puedo mentir, pero no recuerdo absolutamente nada y no quiero sacar conclusiones apresuradas, así que me levanto con cautela porque la cabeza me duele horrores y no se porque siento que la borrachera aun no se me baja, tengo ganas de vomitar todo lo que bebi ayer, siempre digo que no volveré a beber, pero siempre caigo.
Me voy rápidamente a uno de los baños, al parecer somos los primeros en despertar porque por suerte no me topo a nadie en mi carrera desnuda hacia el baño, cosa que agradezco infinitamente.
El reflejo me muestra una chica despeinada, con el maquillaje corrido, grandes ojeras, no hay nada extraño en mi hasta que mi vista cae en mis pechos tres chupetones a lo largo de mi seno derecho… maldita sea, en mi cuello hay otro según yo es menos visible.
Bueno si necesitaba otra prueba aquí esta. Una parte de mi se arrepiente, es el segundo hombre con el que tengo sexo y lo peor es que no lo recuerdo además de que aun esta el sentimiento traicionero de Ernesto que muy a mi pesar sigue rondando mi mente, pero a la vez no tengo porque darle explicaciones a nadie, yo no le mentí, no he sido infiel ¿entonces por qué la culpa invade completamente mi sistema?
El agua corre por mi cuerpo y entre más lo pienso más me enojo ¿en que carajos estaba pensando? Ben es de mis mejores amigos y la he cagado teniendo sexo con él y luego esas horribles marcas, Ernesto nunca me hizo un moretón en toda nuestra efímera relación a pesar de que luego nos ganaba la calentura.
No se si Ben me marco por… ¿placer? ¿posesión? No lo sé pero me siento como una vaca a la que marcan para venderla.
Finalmente salgo del baño envuelta en una toalla, voy al cuarto donde supuestamente iba a descansar, suelto una risa irónica termine con Ben en un incómodo sillón, mínimo no hubiéramos ido a su habitación para mas privacidad.
Antes de entrar a mi habitación escucho suaves y bajitos gemidos de una mujer, cierro mis ojos y trato de reírme. Pudiera decir que no fui a investigar pues no mi ciela, mi curiosidad pudo mas y me encamine hasta la fuente de ruido.
Comienzo a abrir la puerta, pero un susurro femenino hace que me sobresalte por el susto, estoy a punto de gritar de coraje y miedo, pero me contengo y mas cuando veo que Tiare está detrás de mí con una sonrisa burlona.
–Casi me da un infarto– susurro enojada.
–¿Tú también escuchaste los gemidos? – inquiere con una ceja alzada a punto de reírse. –Deberías cambiarte.
Niego con la cabeza y vuelvo a abrir poco a poco la puerta, siento como Tiare se acerca y se para de puntas para alcanzar a ver y tal como sospechaba Jocelyn arriba de un hombre, mi amiga mueve sensualmente sus caderas y solo puedo escuchar los gemidos de Jocelyn, el chico todavía se detiene un poco pero su expresión esta llena de placer.
–Ay niñas…– Ahora las dos saltamos de susto, volteo y se trata de Alan quien nos mira desaprobatoriamente.
Cierro la puerta con la misma delicadeza con la que la abrí y tanto Tiare como yo nos giramos, frente a nosotras están Ben y Alan negando con la cabeza, ambos están molestos.
–Ay que irnos– dice Ben tomándome de mi muñeca y llevándome hasta la planta baja.
Ben y yo estábamos haciendo sándwich, estábamos codo con codo y desde nuestra posición podíamos ver a Alan y Tiare reírse de algo que le mostraba mi amiga a Alan. Jocelyn aun no bajaba, pero supongo que se encontraba bañándose porque se escucharon unas puertas abrirse y cerrarse.
–Eres un bruto y además descuidado– susurro enojada hacia Ben, me concentro en poner mayonesa al pan y trato de no mirarlo. – Me dejaste marcas.
–Ayer no te quejabas nena– contesta y a pesar de que no lo veo presiento que tiene una sonrisa en su rostro. – Además creo que disfrutaste de que te marcara.
–Ni siquiera recuerdo nada– digo con el ceño fruncido.
–en ese caso tengo suerte de recordarlo esto– doy un salto al notar el pellizco en mi nalga– Y también recuerdo esto.
Repentinamente Ben me toma de la cintura y me acorrala contra la encimera, sus labios chocan con los míos, mientras que sus labios se mueven sobre los míos yo me mantengo tensa y sin seguirle el beso.
–Ben– susurro contra sus labios–suéltame.
En cuanto me escucha se aleja y yo miro hacia el piso, me sonrojo y siento como sus manos levantan mi mentón.
–Perdón Andy– dice completamente arrepentido– Yo no sé qué… Soy un idiota, acabas de sufrir una ruptura y solo vengo a confundirte y con lo que paso anoche no me imagino como te debes de sentir.
Sus palabras me hacen sonreír enternecida, Ben nunca me forzaría nada y su última acción lo demuestra. Ben es la clase de chico que parece el típico fuckboy pero en el fondo es un gran hombre que te respeta, que es honesto y que sabe que cuando dices no es no, ojala las cosas fueran diferentes.
–No te preocupes– le digo tomando su mano y apretándola– Me siento confundida y algo incomoda.
Desayunamos en un silencio cómodo, aunque no dejo de mirar al chico con el que estaba Jocelyn y es que al parecer todos lo conocen menos yo. Su nombre es Jerónimo, parece un buen chico, un tanto tímido pero sus ojitos brillan cuando Jocelyn se ríe de él continuamente.
–¿entonces tú y Jerónimo…? – dejo mi pregunta al aire.
Jocelyn y yo íbamos solas en la camioneta, mi amiga había dejado a los demás en casa de Tiare y a mi me llevaba a tomar el camión para regresar a mi casa.
–Nada serio– responde encogiéndose de hombros.
–Se ve un buen chico. – susurro viendo por la ventana. –Y paso la noche contigo… los escuche.
Jocelyn no se intimida ante mis palabras, en realidad mi amiga no le intimidan muchas cosas, no se asusta fácilmente o al menos no externa.
–Wey el tipo me trata super bien, me aguanta mis pendejadas, pero…– mi amiga duda un poco en decir lo siguiente pero posteriormente suelta– Pero cuando tenemos sexo no siento nada, no me excito.
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Editado: 30.12.2020