Close to you

Capítulo XXIII: Final de las vacaciones

Ernesto se fue el domingo por la tarde después de dar una caminata por el jardín principal de mi ciudad, nos tomamos un par de fotos y tomamos café en una romántica cafetería.

Creo que este es uno de los problemas con este tipo de relaciones ya que siempre tenemos que tener cuidado de que nadie nos vea, no tomarnos fotos y mucho menos subirlas a redes sociales, no decirles a mis amigos, aunque en esto último he fallado rotundamente, pero al menos son personas confiables. En mi opinión creo que hemos tenido mucha suerte de que nadie se haya dado cuenta a excepción de Gloria, esperemos que este semestre tengamos la misma suerte.

–¿vas a salir con tus amigos? – me pregunto antes de irme a lo que yo asentí– solo ten cuidado.

–siempre lo tengo– conteste guiñándole un ojo, seguido de eso se subió a su carro y finalmente se fue.

Lunes por la mañana y me encontraba con mi mamá en la cocina preparando el desayuno y Frank estaba frente a mi viendo su teléfono.

–¿a qué hora te vas a ir? – inquirió mi mamá sirviéndome dos apetitosos hot cakes.

–A las 6, cuando se baje el sol– respondí poniéndole mermelada a mis hot cakes.

–Tienes que estar aquí el domingo– dijo mi mamá a quien claramente no le agradaba la idea de irme con mis amigos de “vacaciones” aunque solo nos íbamos a encerrar en una casa.

–¿Por qué el domingo?

–Me voy el domingo en la tarde a Alemania– contesto Frank–me acaban de mandar los boletos de avión.

–pensé que ya te ibas a quedar aquí– contesté confundida de que me abandonara otra vez.

A ver que mi hermano tenía una excelente oportunidad de trabajo, lo entiendo muchos quisieran eso, pero aun así es imposible no extrañarlo.

–Cambiaron de opinión– dijo Frank encogiéndose de hombros.

–Bueno de todos modos yo regreso el viernes. –afirme.

 

 

Hicimos lo mismo que para año nuevo, Jocelyn me recogió en la central, nos reunimos con los demás en el departamento de Tiare seguido de eso al super mercado y finalmente estábamos una vez más en aquella casa lujosa.

–¿Cuándo dices que regresa tu amigo? –pregunto Tiare dejando su maleta en la entrada.

–El sábado en la mañana.

–Entonces el viernes en la tarde nos vamos– dijo Jocelyn dejándose caer en uno de los sillones. –Alan no sé cómo conociste a ese amigo tuyo, pero lo agradezco por ahora.

–Ya les había dicho que está en mi salón de clases– contesto con simpleza– no somos tan amigos, pero es un buen contacto.

–mientras no te meta en problemas todo está bien– dice Roberto.

Los días pasaron rápido entre borracheras, bailes, nadar en la piscina, alguna que otra pelea… nada serio al contrario en normal.

El verdadero problema llego el jueves por la noche, yo me encontraba con Roberto y Alan nadando tranquilamente y en unas sillas estaban Jocelyn, Tiare y Ben drogándose como si no hubiera mañana. No se escuchaba nada mas que nuestras risas y nuestra conversación cuando inesperadamente se escucharon varios carros estacionarse afuera de la casa.

Todos nos callamos al mismo tiempo, Jocelyn de inmediato escondió la droga y los demás trataron de que se disipara el olor, Alan salió de la piscina en tanto Roberto me ayuda a salir de igual manera, al mismo tiempo afuera se escuchan fuertes y atolondradas voces de hombres, parecen enojados y solo puedo ponerme nerviosa mientras me envuelvo en una toalla.

–¿Qué pedo Alan? – pregunto Jocelyn enojada– ¿no que llegaba mañana?

–fue lo que él me dijo– contesto Alan sin perder la calma.

Seguido de eso se escucha como entran azotando la puerta, las voces se escuchaban cada vez más fuertes, según yo eran al menos cuatro hombres ninguna mujer.

–ponte detrás de mí– susurro Ben jalándome del brazo– Roberto, Alan hagan lo mismo, no sabemos quiénes sean y chicas hagan el favor de ponerse algo encima.

Ben me tendió su playera de kings of Leon aunque esta no me cubría lo suficiente sí que cubría más que la toalla, Tiare se puso la de Alan y Jocelyn rechazo cualquier ofrecimiento de Roberto.

–Tu no me das ordenes– alego Jocelyn poniéndose a la altura de Brandon cruzada de brazos– y no necesito que me protejan, ninguna de nosotras lo necesita y…

–¡hijos de puta! – grito uno de los hombres interrumpiendo la alegata de Jocelyn.

Trago saliva cuando veo como cinco hombres salen hacia el patio, donde estamos nosotros, no se ven muy contentos y presiento que tendremos problemas.

–Parece que tenemos visitantes– dijo uno de ellos observándonos a cada uno.

Todos eran mayores a nosotros, uno era delgado y calvo, otro más joven y moreno, aunque parecía el mas amable y estoy casi segura que se trataba del amigo de Alan, los otros dos eran morenos, cabello corto y oscuro, ambos tenían sobrepeso.

Mis manos comenzaron a temblar cuando veo las largas armas de fuego en sus manos eso sin contar sus miradas analizándonos.

–¡Alan, viejo! – finalmente dijo uno de ellos, el mas joven y el mas decente. –No sabía que estabas aquí.

Alan camina tranquilo hacia su “amigo”, se dan un apretón de manos y su amigo sonríe con algo de pena mientras que Alan le explica el porque de nuestra visita.

–Una disculpa bro– comento el amigo que aun no se su nombre– Pero tuvimos problemas en nuestro viaje.

–Si no te preocupes– contesto Alan. –Danos chance de sacar nuestras cosas y nos vamos.

–Claro, claro– dijo el amigo y finalmente su mirada chocó con la mía... con la de todos mas bien. – Una disculpa, pero tuvimos un problema.

–Sin problemas– dijo Jocelyn encogiéndose de hombros– Vamos, hay que recoger todo.

Después de eso todo normal, nos fuimos a nuestras habitaciones temporales y comenzamos a guardar todo, esperando que no se nos olvidara nada.

Wey apúrale– me dijo Jocelyn desde el marco de la puerta, mi amiga ya venía con su pequeña maleta y se notaba apresurada.

–Ya voy…– susurre fastidiada.




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