Hidden Leaf Village, la aldea más hermosa y pacífica de todo el continente, personas que caminan las calles diariamente con una sonrisa, hablando amistosamente y riendo entre sí. Dirigida por el Third Fire Shadow, Sarutobi Hiruzen, quien sigue la Voluntad del Fuego dicha por el First Fire Shadow, Senju Hashirama.
O eso es lo que las personas exteriores cuentan, pocos saben la historia oscura de esta aldea, el mismo día del ataque del Nine-Tailed, nació un pequeño niño, los aldeanos por la coincidencia de su nacimiento con el ataque ¿tal vez?, comenzaron a decir que el pequeño era la reencarnación del zorro.
Eran más de las 10:00 pm, hoy era 10 de Octubre, el día más esperado del año por los aldeanos, este día fue apodado como El Festival del Nine-Tailed, para celebrar la victoria del Fourth Fire Shadow, Namikaze Minato y el día del cumpleaños de este pequeño niño.
Corriendo por los oscuros callejones de la aldea, su cabellera carmesí ligada con la oscura sangre de su cuerpo que manchaba dichos cabellos, sus dos ojos rojos y su piel ligeramente bronceada, el era Uzumaki Naruto la supuesta reencarnación del Nine-Tailed.
Detrás de él venían corriendo dos shinobi, ambos completamente borrachos pero todavía con consciencia para saber lo que estaban haciendo. Los dos no sobrepasaban el rango de chunin y su chaleco lo comprobaba.
— ¡¡Detente demonio!! — fue el grito de uno de los chunin que corrían hacia él. Asustado completamente siguio corriendo sin voltear su mirada, pero aún sentía los pasos detrás de él — ¡¡Eh dicho que te detengas!! — volvió a gritar esta vez más enojado que la anterior.
El otro chunin notando que el niño no se detendría comenzó a realizar sellos manuales — Fire Style : Fire Great Ball — el chunin inhala toda el aire posible que almacenarán sus pulmones y de un solo soplido, todo el aire almacenado salió disparado como una gigantesca bola de fuego.
Naruto era el objetivo, sin poder negar su futuro, el chico fue golpeado por la bola de fuego. El impacto fue doloroso y Naruto lo sintió como su su piel estuviera siendo desgarrada, era obvio, después de todo su espalda estaba totalmente chamuscado.
Con terror total observo a sus atacantes parándose frente a él — Por favor, yo ko eh echo nada ... no me lastimen — su voz era temblorosa, y su cuerpo demostraba todo su pánico ante las vibraciones que mostraba, los chunin solamente reían al ver el cuerpo de gelatina del niño — por favor —
La voz de Naruro no pareció llegar a los oídos a los cuales deberían, el chunin saco un kunai de su porta-kunai en su pierna y se lo acercó al ojo derecho — Esto es la venganza demonio por todo lo que hiciste al pueblo — sin piedad el chunin pegó el kunai al ojo del niño, Naruto solo soltó un grito desgarrador al sentir como su ojo se le era arrebatado sin piedad, para luego desmayarse.
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Parecía ser una alcantarilla, resaltaban pocos colores en aquel lugar, uno de ellos era el verde oscuro y el tono amarillo opaco que transmitían los focos, el techo era completamente negro, un el centro de lugar estaba lo que parecía ser unas rejas, detrás de las rejas estaba un gigantesco zorro de pelaje naranja y nueve colas que se ondeaban con ira en su espalda.
— Esos bastardos, juro que los mataré algún día — gruñó con bastante irritación el zorro observando al pequeño Naruto, quien lloraba ante la perdida de su ojo derecho — Debes largarte de esta aldea cachorro, no ves que solo te haces más daño —
— Pero abuelito Hiruzen dice qu-
— ¡¿Que?! ¡¿Que dice ese anciano Naruto?!, que debes perdonar, como vas a perdonar a esas personas que lo único que quieren es asesinarte, y ese viejo no hace nada para evitarlo — rugió enojadamente el zorro, Naruto bajo su cabeza para mirar el agua que tocaba sus tobillos. Kurama no podía culpar totalmente al anciano, Hiruzen tenía más prioridades aparte de Naruto, pero al menos debería imponer orden como God-Shinobi que fue en su tiempo — Naruto, debes entender que esta aldea solo te hace daño, hoy fue un ojo, ¿mañana que será?, ¿un brazo o la vida?. Si ese anciano no pone el orden que lleva en esta aldea, tu morirás y como se que el se a ablandado, lo mejor será largarte —
Naruto no dijo ni expreso nada, solo pensaba, pensaba en las palabras de su inquilino, el zorro tenía gran parte de la razón, algún día lo asesinaran aquí, pero si se iba, a donde iría, no tiene más ningún lugar al cual ir. En esta aldea tenía su sueño de ser reconocido al convertirse en una sombra del fuego, pero ¿llegaría vivo a su coronación?, no lo sabía y habían días en el que pensaba que no quería esperar dicho acto.
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Abrió lentamente su único ojo, aquella pupila carmesí se elevó para observar el techo, era color blanco, las paredes eran verdes claras, habían varias flores dentro de los floreros que estaban encima de una pequeña mesa de madera cerca de la cama en la cual estaba acostado
— Desperarte
Escucho una pequeña.voz algo cansada, la reconocía en cualquier lugar, era la voz de Hiruzen, el viejo mono al cual el podía llamar familia actualmente. Giró su único ojo para ver a su abuelo sentado frente a él, su rostro parecía preocupado y el lo sabía, pero preocuparse no arreglaría ni sustituiría su falta de ojo derecho.
— Abuelo — murmuró llevando su mano derecha a su cuenca vacía, — no lo aguanto — su voz comenzó a romperse, las lágrimas comenzaron a escaparse de sus cuencas, varios gemidos salían de aquella pequeña boca — no lo aguanto más, tengo miedo, mucho miedo, todas las noches me duermo temiendo nunca más despertar — lloraba, Hiruzen con el corazón partido se acercó a Naruto y lo tomo entre sus ancianos brazos.