Code Fénix Maximum

CAPÍTULO 54 : El Incidente en Washington - Parte IV

CAPÍTULO 54 : El Incidente en Washington - Parte IV

Fénix corría por los pasillos del bunker, sus pasos resonando de manera hueca en la estructura vacía, interrumpidos solo por el eco de su respiración pesada. A pesar de las heridas en su cuerpo, la adrenalina seguía fluyendo, impulsándolo hacia adelante. Sabía que el tiempo apremiaba y que lo que estaba por venir sería aún más desafiante. Los pasillos parecían interminables, pero por fin llegó al ascensor. Se detuvo frente a las puertas, presionó el botón con firmeza y se permitió un breve respiro, su mente en guerra contra las múltiples voces que le susurraban que debía estar preparado para lo peor.

El ascensor comenzó a ascender lentamente, su viaje hacia la planta principal era una espera cargada de tensión. Fénix cerró los ojos por un momento, su cuerpo aún temblando de los recientes impactos y las peleas anteriores. Esto no termina hasta que Adán esté fuera del juego, pensó. Su determinación era más fuerte que el dolor.

Mientras tanto, en el corazón de la Casa Blanca, Lucian y Vanessa estaban exhaustos. Sus ropas estaban rasgadas, su cuerpo cubierto de heridas y moretones, pero lo que más les pesaba era la sensación de impotencia. El aire pesado de la sala principal se sentía como una presión constante. Ambos habían sido completamente superados, a pesar de sus esfuerzos por resistir. Y allí estaba Adán, parado con total calma, mirando a sus dos oponentes como si fueran meras piezas de ajedrez caídas de su tablero. Su atuendo estaba intacto, su postura firme, y su rostro reflejaba una tranquilidad que contrastaba enormemente con la brutalidad de lo ocurrido.

—Eso fue un buen calentamiento —comentó Adán, su voz suave pero cargada de desdén—. Pero ahora... es hora de acabar con todo.

Lucian y Vanessa intercambiaron una mirada llena de agotamiento y frustración, pero también sabían que lo que venía a continuación sería mucho más peligroso. Adán no solo era formidable, sino que se estaba preparando para poner fin a todo de manera definitiva.

Lucian y Vanessa se posicionaron, respirando con dificultad pero con la determinación de no ceder. Sabían que Adán estaba cerca, que su próxima ofensiva sería letal. Cada uno tomaba una postura defensiva, preparándose para lo inevitable. El aire estaba cargado de tensión, y el silencio solo lo rompía el crujir de sus huesos cansados y el suave suspiro de la destrucción que había tenido lugar en esa sala.

Adán, sin prisas, observaba con una sonrisa satisfecha. Sabía lo que estaba por hacer, pero también se permitía un momento para reconocer el coraje de sus oponentes. Se acercó lentamente, con una mirada fría pero cálida en el sentido más irónico de la palabra.

—No puedo negar que tienen agallas —dijo Adán con una sonrisa torcida, su tono cargado de condescendencia—. Después de todo, se atrevieron a enfrentarse a lo que el mundo conoce como el más fuerte. Merecen algo de respeto por eso.

Lucian y Vanessa no dijeron nada, pero sus rostros mostraban la tensión de la inminente lucha, conscientes de que, por muy habilidosos que fueran, no estaban al nivel de Adán.

De repente, un sonido resonó en el aire: las puertas del ascensor se abrieron con un sonido metálico, y de ahí salió Fénix. Su figura se recortó en la luz tenue del pasillo y avanzó con paso firme, sus ojos fijos en Adán, desafiantes y llenos de esa determinación que siempre lo caracterizaba.

—¿Pensabas que realmente eres el más fuerte? —Fénix corrigió a Adán sin vacilar, su tono tan mordaz como siempre—. No lo eres.

El rostro de Adán, que hasta ese momento había permanecido sereno, cambió ligeramente. Una ceja se levantó con desdén, pero su sonrisa no desapareció.

—¿Ah, no? —respondió Adán, con una risa baja, casi burlona—. A ver, dime, ¿quién te crees que eres, para corregirme?

Fénix se acercó con más firmeza, cada palabra que salía de su boca una provocación directa.

—el lycan mas fuerte de la actualidad—.

Adán lo observó por un largo momento, y su expresión, aunque intrigada, se mantuvo igual de arrogante.

—¿Ah, sí? —respondió, casi riendo—. ¿Y quién te crees que eres para decirme eso? Puede que hoy seas el más fuerte, Fénix, pero eso no cambia el hecho de que yo soy el Lycan más fuerte en toda la historia. No hay nadie que haya superado lo que yo he logrado.

Fénix no dijo nada más, pero sus ojos ardían. Aunque Adán podía estar seguro de su supremacía actual, Fénix no lo veía de esa manera. La historia no había terminado, y él iba a ser quien la reescribiera.

Adán y Fénix se miraron fijamente, la tensión palpable entre ellos. En ese momento, el mundo alrededor desapareció. Solo quedaban ellos dos, enfrentándose en un duelo de voluntad, de poder, de historia.

Adán rompió el silencio con una sonrisa amplia, llena de una seguridad casi absurda.

—La última vez que nos vimos, te dejé en el suelo, suplicando por tu vida —dijo, con voz baja y burlona, recordando la última batalla que tuvieron. Un momento que no olvidaba, ya que había sido un recordatorio de su dominio sobre Fénix—. Hoy no será diferente. Solo que esta vez, no te levantaras.

Fénix no reaccionó inmediatamente, solo dejó que las palabras de Adán calaran en su mente, para luego dar un paso al frente. La confianza en su rostro era inquebrantable.

—Hoy, Adán... vas a morir. Y esta vez, seré yo quien te deje en el suelo. Para siempre —respondió Fénix con una calma gélida, sus ojos ardiendo con una determinación que superaba cualquier miedo.

Adán se echó a reír, una risa despectiva que llenó el aire. Su cuerpo se tensó en anticipación, pero su rostro nunca perdió la sonrisa arrogante.

—Crees que puedes detenerme? —dijo mientras daba un paso hacia adelante—. Eres tan patético. No tienes idea de lo que estás diciendo, Fénix. Nadie puede derrotarme.

Ambos se quedaron en silencio, un segundo que se estiró interminablemente, hasta que al unísono, en una sincronización perfecta, dijeron la misma frase:




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.