Capítulo 1

Ella es Emma Rayd y tiene veinte años, es la hija de el científico más famoso en realidad de todo el mundo, durante toda su vivida ha vivido bajo tierra un lugar en donde viven todos los científicos de varios países y que son catalogados como los mejores del mundo pero nadie lo sabe, este lugar es como una pequeña ciudad en donde puede circular algunos vehículos pequeño, fue diseñada hace más de ochenta años por unos de los presidentes de ese año para que sean investigados todos los casos de enfermedades y sus curas para después ceder la fórmula a los demás científicos para que esos hagan de cuenta que fueron ellos los que la hicieron.

En aquél lugar se encargan de investigar enfermedades que ni siquiera han salido, pero también crean enfermedades para que las personas gasten dinero en curas que son simples pero no peligrosas, tiene más de cuarenta laboratorio, específicamente hay cincuenta y seis laboratorio, su padre trabajo en todos ellos y se encarga de tantas cosas que sería imposible enumerarlas, ella lo ayudo en todo lo que puede ya que desea ser científica como él.

En sus cortos veinte años no ha tenido tiempo para hacer cosas que hacen las chicas de su edad, en ese lugar no hay cabida para hacer esas cosas, nunca ha salido de ese lugar, aunque nunca ha visto como es el sol y  como es la luna, pero no le hace falta ya que allí han tenido varios pedazos de luna para estudiarla, incluso de ella sacaron una cura para algunas enfermedades, aunque eso es muy loco pero es cierto. Los jóvenes que viven aquí son los hijos de los científicos de esta ciudad y para ellos les crearon un pequeño lugar de diversión, es el único lugar que existe que pueden divertirse, es una especie de discoteca, pero  solamente es una, el alcohol que venden son creados aquí para ni causar daño a los jóvenes y evitar enfermedades graves.

Existen diez clínicas en donde se crean experimentos con personas enfermas y las curan, ella trabajo en unas de ellas, son como los hospitales y clínicas que están arriba donde están las demás personas que no saben de su existencia bajo la tierra, solo que la única diferencia es que son laboratorio para hacer experimentos. Como la hija del mejor científico no ha tenido tiempo para ser una joven, su infancia se vaso dentro de todos los laboratorios, su adolescencia que acabo hace poco fue igual, los novios nunca se le dió porque tenía que estudiar día y noche para ser como su padre, aunque hace unos días sin darse cuenta estaba ya comprometida con un hijo de otro científico, Boos Lewis, un patán y engreído, rubio y de ojos que se cree la última coco~cola del desierto.

La joven quien se había convertido en una hermosa joven de unos ojos azules celestes y un abundante cabello castaño con muchas hondas, caminaba con pasos firmes y seguro por los pasillos del laboratorio, iba vestida con unos pantalones de tela fina y anchos, unos zapatos altos de tacón de aguja y la peculiar bata de laboratorio que usan todos ellos, entre sus delgadas manos llevaban una bandeja con varios cubos con sangre y agujas con el mismo líquido, se dirigía hacia el lugar en donde las estudian, al llegar al lugar fue directamente a dejar la bandeja, se colocó una máscara blanco la tapándose la boca y la nariz, tomo unos guantes y se los colocó, tomo unos de los pequeños envase con el líquido, vertió un poco en un aparato, acercó el miscrocopio y ahí observó algunas células separarse, la sangre se cuajó y parecía cambiar de color, se estaba poniendo negro.

— ¿Cómo vas? — La voz de un hombre la sorprendió.

— Mal, todas las sangre están infectadas, es sinónimo de una nueva enfermedad, pero descuida ya empecé a formular una cura — Ella volvió hacia el miscrocopio.

— Lo se, ¿Sabes algo de tu padre? — Volvió a preguntar el hombre quien era un señor de unos cincuenta años, cabello blanco por las canas, ojos gastado por tantas desveladas, de piel morena y un cuerpo aún fornido.

— Creo que está bien, tengo tres días que no lo veo, sabes que está muy ocupado con tantas enfermedades nuevas y sus curas — Dijo ella separándose del miscrocopio y mirando al señor — A veces me pregunto ¿Por qué hacemos esto? Si al final no tendremos créditos, nos quitarán la fórmula y la cura para ellos tener todo el crédito sin hacer nada, más que dañar la cura y falsificar cada una.

— Señorita Rayd sabes porque hacemos esto, ayudamos a muchas personas.

— Y la desayunamos también — Dijo ella — Creemos cosas geniales Ethan, cosas que podrían cambiar al mundo, como la cura del sida o el cáncer, ¿Sabes los cientos de pacientes que hemos curado? — Lo ojos de joven eran de soñadores — Son tantos, pero el mundo no lo puede saber, se aferran a medicamentos que nos obligan a crear para que solo suavizen la enfermedad para después morir.

— Te entiendo cariño, pero así son las cosas..

— ¿De injustas? — Pregunto interrumpiendo lo.

— No, complicada — Contesto.

— ¡Dios!, Nos hemos pasado toda nuestra vida en este lugar resolviendo cosas y nadie sabe de nuestra existencia.

— Si lo saben, algunos laboratorio, incluso se circula que un laboratorio fuera de este lugar crearon una extraña fórmula con un código aún más extraño y eso lo sabe todo el mundo, lo único que se sabe es que el código fue robado por alguien de aquí pero que lo hizo fuera.

— ¿Y ahora de que hablas? ¿Que código? — Pregunto ella confundida.

—  Ni yo le se, pero es poderosa y especial, dice que en ella está un virus que podría acabar a toda una humanidad y que también tiene su cura, es extraño — Emma no dijo nada más volvió a su trabajo y dejo ahí aquella conversación que en realidad ya no tenía nada que ver con lo que ella ante estaba hablando, a veces se le olvide que Ethan suele cambiar muchas veces las conversaciones a otro tema.
 

***

— Buenos días señora cler ¿como está? — Dijo la joven deteniéndose junto a la mujer que era una dama de grandes ojos marrones, cabello liso y castaño hasta la espalda pero que ahora lo traía en una alta coleta, no era tan alta y su cuerpo era un poco relleno.