1
Una avalancha de emociones inundaban los cuerpos de Peyton y Liam.
Mientras que Peyton no podía parar de pensar en que el chico frente a ella era el mismo que hace un par de horas estaba besando y le había mentido, Liam sentía un terrible alivio.
—Jess, Dean... —Los aparentemente hermanos, se pusieron de pie para saludar, caminando con una timidez actuada. —Ellos son Liam y Peyton Monroe, son los nuevos vecinos.
En cuanto las palabras de aquella mujer salieron de su boca, el corazón de Peyton se paralizó, no solo le había mentido, sino que se estaba enterando por su madre de la verdad.
—Mamá, Liam y yo ya nos conocemos —Comentó Jess mirándolo con una sonrisa, la cual, fue contestada igualmente por el castaño.
—Un gusto conocerte, PEYTON —Saludó Dean, recalcando su nombre.
¿Conocen la expresión "trágame tierra"? Bueno eso era exactamente lo que Peyton quería que le sucediese.
—Hola... —Dijo con sus mejillas ardiendo.
La familia Monroe y Miller estaban a mitad de almuerzo, cuando, con un tono algo desubicado, Peyton preguntó donde se encontraba el baño. Bella fue la encargada de darle indicaciones, y tan rápido como pudo, salió del comedor, arrastrando la silla.
Subió las escaleras casi corriendo y se encerró en el baño. Ya no podía soportar esas miradas de Dean, sentía que la comía con los ojos, que la juzgaba o cualquier otro sinónimo, le había mentido, Y LO HABÍA BESADO.
No se arrepentía de ello, pero de lo que sí se arrepentía, era de haberle dicho que se llamaba Alice, ¿Qué mierda estaba pensando?
Se remojó la cara un par de veces, el agua corría y gracias a ella, sus pensamientos se silenciaban, ¿Qué le diré ahora? "¿Te mentí porque quería ser una nueva yo?" Se dijo a si misma mientras volvía a echarle agua a su rostro rojizo.
Respiró profundo y se secó la cara, tenia que volver, aunque se muriera de vergüenza, debía volver.
Abrió la puerta del baño y empezó a caminar por el pasillo, hasta que, una mano, —tal vez de un secuestrador—, la tomó de los hombros y la metió en una de las habitaciones.
Estaba a punto de gritar cuando sus ojos verdes vieron al chico al que le había mentido desde hacía días.
—¿Dean que...?
Y entonces, la besó.
—¿Cómo quieres que te llame? ¿Alice o Peyton? —Preguntó cuando se separaron, su tono era demasiado burlista.
—Dean yo...
—No digas nada, eres de secundaria, entiendo porqué lo hiciste... —Volvió a interrumpirla.
—¿Disculpa? —Ella podía haber mentido, pero las palabras de Dean se sentían como si la estuviera despreciando, y eso no lo iba a permitir.
—Tengo que admitir que fue mi error, sabía en lo que me metía y... Las de secundarias suelen ser algo inmaduras.
—¿Inmaduras? —Ese chico la estaba sacando de sus cabales. —¡No me conoces! ¡Y nadie te da el derecho de decir esas estupideces! —Su cuerpo se tensaba, pero logró empujarlo para tomar distancia.
—Oye tranquila... —Él levantó las manos, en señal de rendición. —No quise decir eso.
—Oh claro que quisiste decirlo, te crees tan maduro por ir a la universidad, ¡Despierta amigo! No eres más que un ex deportista presumido.
Y con esas palabras, Peyton salió de la habitación, se sentía una imbécil de solo pensar que hasta un par de minutos, estaba buscando la manera correcta de explicarle las cosas a un chico que al final, resultó ser un idiota.
—¡Peyton espera! —Dean corrió tras ella, y gracias a su cuerpo atlético, pudo alcanzarla.
Su mano tomó el brazo de ella, obligándola sutilmente, a dar la vuelta.
—Lo siento... —Sonaba sincero. —Tienes razón, actué como un imbécil.
Ella se limitó a asentir y rodar los ojos.
—Tú, tú me gustas, lo digo enserio... —Esas palabras, movieron algo dentro de Peyton.
—Dean...
—No miento, y no creas que lo digo porque estas a punto de irte, Peyton, me gustas de verdad.
Y aunque estaba enojada y quería golpearlo en toda la cara, Peyton sonrió.
2
Peyton entró en el comedor casi como un relámpago, la confesión de Dean la había tomado por sorpresa, y aunque por dentro sabía que sentía lo mismo por el, no iba a hacerlo obvio, le gustaba tener el control, y mostrarse débil, no era una buena manera de tenerlo.