Ethan había estado solo casi cinco años, y había tenido que aprender a sobrevivir. Para eso, aprendió a usar la pistola, ya había tenido un arma en sus manos con anterioridad, cuando robaba. No le gustaba hacerlo pero no veía otra alternativa, era capaz de todo por Charly.
Después de que Ethan le dispara al infectado, todos volvieron a sentarse pero no dijeron nada en un buen tiempo.
Clarisse había reconocido los gritos que emitía ese crupier infectado. Los había escuchado en el sótano de la Colmena. Era obvio que el virus que había destrozado a la humanidad y la organización que había destruido las vidas de Clarisse y Raina estaban relacionados. Y no le sorprendía que la Colmena hubiera colaborado o que hubiera estado relacionada de manera directa con la elaboración del virus. Así que Clarisse se sentó en frente de ellos para contarles.
-Escuchen. Atención, necesito su atención-James le sacó la lengua pero aun así la escuchó-. Aún tengo algunas dudas de lo que les voy a decir pero bueno, se los advierto. Ethan y Raina recuerdan nuestro genial plan para escaparnos ¿verdad?-Ellos asintieron-Pues cuando fui al sótano escuché gritos, horribles gritos y, casualmente, esos gritos suenan igual al crupier que acaba de atacarnos.
-Genial. ¿Entonces la Colmena creó el virus zombi, o qué?-dijo Ethan.
-No estoy diciendo que ellos lo hayan creado. Aun no tengo pruebas de eso.
-Tal vez estén encontrando… una cura.
-Eso jamás. Dudo mucho que la Colmena quiera encontrar una cura, por lo menos no tendrán un plan tan fácil para acabar con el virus. Querrán beneficiarse, llevarse todo el mérito.
James se cruzó de brazos y con su típico tono arrogante dijo:
-¿Y eso a nosotros por qué nos importa? Dejemos que la Colmena se encargue de sus asuntos y nosotros de los nuestros, ¡los cuales consisten en sobrevivir!
Clarisse se acercó a James, sus caras distanciadas por solo unos centímetros.
-Escúchame, maldito Beggler, tal vez a ti no te importen las miles de vidas humanas que deben estar sufriendo en estos momentos mientras tú te comportas como un maldito arrogante. Nosotras sabemos cómo es estar ahí, como es sufrir. Y yo no quiero vivir en un mundo destrozado y en ruinas. No sé lo que tú quieras, y no me importa en lo más en mínimo, así que puedes seguir tu camino o ayudarnos, tú decides.
James solo le dirigió una mirada asesina a Clarisse una vez que se alejó.
Raina creía que James sería un poco más empático después de haber vivido en carne propia lo que los trabajadores de la Colmena sufrían a diario. Pero no. Tal vez él siempre sería el James Beggler que ella conocía.
-Deberíamos dormirnos, más tarde podremos resolver acertijos-dijo Raina sonriéndole a Ethan.
-¿Y dónde dormiremos?-inquirió James- No creerán que me acostaré en el piso ¿verdad?-Sin esperar respuesta el chico se quitó su enorme chamarra y la acomodó en el piso como si fuera una manta, pero solo para él.
Clarisse se enfureció aún más con él.
-¿Qué te pasa? Maldito malagradecido- Jaló la chamarra hacia su lugar para también poder dormir recostada en ella, pero en cuanto lo hizo, James la jaló hacia su lado. Pelearon por la chamarra unos minutos y después se quedaron dormidos, el cansancio ganó. Clarisse había ganado.
Ethan y Raina no habían hecho nada para detenerlos, a veces sólo una sonrisa se dibujaba en sus rostros viendo a los otros dos pelear. Ellos ya se habían acostado en el piso mucho antes que Clarisse y James, pero no había logrado conciliar el sueño. Ethan y Raina seguían incómodos en el piso. No hablaron, sólo esperaban a que el sueño llegara.
Raina despertó acurrucada junto a algo de lo que no se quería despegar. Desprendía calor y ella siempre había sido muy friolenta, y más aún que no tenían nada para taparse. Abrió los ojos y al darse cuenta de que estaba acurrucada junto a Ethan se apartó.
Los demás no tardaron en despertarse. Desayunaron la comida enlatada que les quedaba.
-No nos queda mucha comida-comentó Clarisse lo la boca llena de atún.
James se pasó su bocado para después limpiarse la boca de forma delicada con un trozo de tela.
-No se habla cuando se está comiendo, Shepherd. Ah, claro, no sabías que existía algo llamado servilleta.
-Tonto, lo que tienes en la mano no es una servilleta, es un trozo de tela de un calzón.
James lo dudó por un momento, pero no cayó del todo porque recordó que ese cacho de tela lo lleva con él desde hace mucho.
-Bueno, Clarisse-los interrumpió Raina-, si no comieras tanto entonces la comida duraría un poco más.
-¿Te estás poniendo en mi contra?
Las dos chicas se rieron al mismo tiempo.
-De todos modos Clarisse tiene razón-dijo Ethan-. Tarde o temprano tendremos que encontrar comida.
-¿Tú de dónde la obtenías cuando estabas en tu refugio?
-Tenía la comida enlatada, y, como pueden ver, no era como que me diera un festín. En algunas ocasiones intenté cazar, pero descarté la idea porque no se sabe qué tan afectados estén los animales por la contaminación. Algunas veces iba con Joanne.
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Editado: 04.06.2021