Ethan está sospechoso.
Eso fue lo primero que pensó Scarlett cuando lo vio aquella mañana y el joven la saludo amablemente para luego dirigirse a su clase. ¿Ethan siendo amable con ella? Definitivamente algo raro pasaba.
—Hola Scarlett ¿Cómo estás? —Le había respondido el joven cuando ella llegó a saludarlo burlándose de las ojeras que cargaba.
—A mi parecer mejor que tú— Le respondió la joven extrañada de que su comentario no provocó ninguna clase de respuesta.
—Sí, no dormí muy bien—Le respondió distraídamente— Debo ir a clases, te veo luego.
Aquella conducta había mantenido inquieta a la pelirroja toda la mañana, ese no era el Ethan que ella conocía, algo le pasaba.
La actitud del joven hizo que un recuerdo de cuando eran pequeños y asistían al jardín de niños viniera a su mente.
Él era un niño tímido pero sumamente amable, Scarlett recordaba que la maestra lo felicitaba constantemente por ser tan educado y siempre decir por favor y gracias. Para desgracias de ella su caso era el contrario, perdió la cuenta de las veces que la mandaron a casa con una postal de carita triste por insultar a sus compañeros.
¿Qué podía decir? Eran unos cabezas de chorlitos y ella tenia déficit de atención.
La hora del almuerzo llego y Scarlett salió rápidamente del aula.
—¿En dónde se habrá metido? —Se preguntó en voz alta al percatarse de que el vehículo del joven ya no se encontraba en el estacionamiento.
—¿En dónde se habrá metido quién?
La joven no se había percatado de que Josh se encontraba a su lado.
—Nadie—Respondió con una sonrisa.
—¿Vamos a almorzar? —Pregunto el chico de cabello rubio señalando hacia la cafetería.
—Claro.
Scarlett recorrió las mesas con la mirada solo por si acaso, pero como era de esperarse, Ethan no se encontraba ahí. Resignada tomó haciendo en una de las mesas vacías junto a Josh y sacó su almuerzo de la mochila sin poder evitar sentirse algo decepcionada.
Aquella mañana había puesto todo su esfuerzo en preparase un elaborado almuerzo vegano con la intención de mostrarle a Ethan como había mejorado en la cocina desde aquel día en el que lo único que estaba comiendo eran verduras al vapor.
—Eso se ve bien—Le dijo Josh amablemente.
—Gracias—Le respondió la joven de la misma manera.
El resto de la hora se mantuvieron una conversación casual sobre temas universitarios, pero en los momentos de silencio la memoria de Scarlett se centraba en recuerdos sobre Ethan, específicamente una vez que se encontraban en el instituto y tuvieron que realizar un trabajo de literatura juntos.
Ethan se había dirigido a ella de una manera tan políticamente correcta que resultaba fría e intimidante. De hecho, ahora que lo pensaba, las pocas veces que le dirigió la palabra en el instituto lo hizo con aquel tono.
—¿Porque actuaba de aquella forma?
—¿Quién? —Le respondió un desubicado Josh.
—¿Que? —Preguntó la joven para luego percatarse de que lo había dicho en voz alta—No nada, estaba pensando en una tontería.
—No perecía una tontería, estabas bastante ida en tus pensamientos.
—Lo siento—Le respondió la joven avergonzada.
—No te preocupes, ya deberíamos ir a clases.
Sin más, guardaron sus cosas y continuaron con su día. Cuando por fin llegó la última clase del día y los ojos de Scarlett se iluminaron, no porque solo faltaba una hora para ir a casa, sino porque, sentado en la última fila, se encontraba Ethan.
—¿Que te habías hecho? — Lo interrogo la joven sentándose a su lado.
Ethan sonrío ante la pregunta y respondió— Había estado aquí.
—Siempre con las mismas respuestas—Le reprochó mientras sacaba su cuaderno del bolso.
—Es que siempre estoy aquí. —La joven levanto su mirada y se encontró con la de Ethan percatándose de que nunca había prestado suficiente atención a aquellos ojos negros que parecían contener un universo dentro.
Aquellas palabras estuvieron a punto de salir de su boca, pero las de Ethan se le adelantaron.
—Me encantan tus ojos—Dijo el joven casi en un susurro y con la mirada fija en ellos.
Scarlett mantuvo la respiración y por un momento su mente pareció quedarse en blanco, mientras que Ethan se sentía cada vez más perdido en aquellos brillantes ojos verdes.
—Gracias—Susurro finalmente la joven—Tu también tienes lindos ojos.
Ethan no pudo evitar sonreír ante la respuesta. La joven claramente era bellisíma, cualquiera podía notarlo, el mismo le había dicho un par de veces que era hermosa. Pero por alguna razón la única que parecía no saberlo era ella.
Scarlett, como buena mujer, tenía una serie de complejos atormentando su mente.
Ella sabía que a los chicos les llamaba la atención sus ojos y cabello, pero su cuerpo estaba lejos de ser perfecto, el exceso de carne en algunas zonas de su cuerpo siempre había sido un problema para ella, su vientre no era completamente plano, menos cuando estaba sentada y se formaba una llanta en su abdomen, sus piernas tenían celulitis y su trasero no estaba firme, por no nombrar las estrías que se habían formado alrededor de sus caderas cuando entró a la pubertad.
Aunque tratará de evitarlo manteniendo una mentalidad de amor propio sus inseguridades aveces salían a flote y la llevaban a pensar que era muy poco atractiva y por eso la mayoría de sus novios habían terminado con ella. Sabía que era ridículo, pero es increíble el poder que los prejuicios tienen sobre nuestra mente.
Finalmente, el profesor entró al aula y la joven se dispuso a prestar atención y tomar apuntes, mientras que Ethan prefirió recostar su cabeza sobre el hombro de la joven en intentar captar la información relevante.
Scarlett recorrió al joven con la mirada y su atención recayó en sus manos. Tenía los nudillos morados como si hubiera golpeado algo con mucha fuerza.