Capítulo trece

Ya no soy una niña

Mis zapatos de charol causan un ruido ensordecedor y molesto por las baldosas, a la vez que se suman unos cuantos ladridos de perros callejeros. En este mismo instante me encuentro corriendo velozmente por las calles como una maldita loca, mientras soy observada por algunos ojos curiosos al pasar por el camino. Lo sé, me veo ridícula corriendo de esta manera, pero no me importa. Prefiero ser juzgada y tachada como una lunática en vez de no llegar antes de que oscurezca en casa. 

Pasan unos minutos desde que voy corriendo sin descansar a toda prisa, no me he detenido ni siquiera un mínimo segundo para poder recuperar el aliento. Cuando salí de la casa de Dylan, opté por la opción de trotar, al ver la tremenda fila en la parada del bus. Sin olvidar mencionar la camionada de gente amontonada allí, tardaría siglos en llegar a casa si optaba por la elección de subir al colectivo. En fin, paro lentamente mis pasos luego de haber corrido más de cuarenta cuadras cuando llego a la vereda en frente de casa. Rápidamente suelto un suspiro de alivio en el momento que no veo el auto de mi padre aparcado afuera, por lo que eso significa que aún no ha llegado.

¡¡Gracias a Santa Ramona!!

Luego de haber tomado cinco segundos de oxígeno, prosigo a adentrarme a mi hogar. Abro lentamente la puerta principal y asomo lentamente la cabeza, al no ver rastros de alguna persona viva, comienzo a entrar. En el momento de introducirme por completo, prosigo a irme lentamente a mi habitación. Camino sigilosamente con pasos sumamente livianos y suaves, queriendo hacer el mínimo ruido posible. Pero como la suerte nunca está de mi lado, sin darme cuenta chocó contra un mueble que ni siquiera había notado su presencia hace unos instantes.

¡Mierda!

Solo cabe rezar a Santa Ramona de que ese ruido no haya…

ꟷ Sofía Fernanda ꟷtrago saliva abruptamenteꟷ Necesito una valida explicación de por qué llegas a estas horas de la tarde.

Cierro los ojos y trago saliva por segunda vez, mientras siento como mi frente comienza a sudar, rápidamente lo limpio con mi antemano. Me doy la vuelta lentamente sin aun abrir los ojos y suelto un suspiro, trato de organizar unas ideas o excusas para poder zafarme de esta. Pero lastimosamente sé que no podre engañarla así que abro los ojos y con el mayor miedo del mundo, observo detalladamente como mi madre se cruza de brazos esperando una respuesta de mi parte.

ꟷ Hola, mamita linda ꟷsuelto una de mis mejores sonrisas, tratando de ocultar el miedo.

ꟷ Mamita linda, nada ꟷjunto sus cejasꟷ Respóndeme ahora mismo la pregunta.  

Siento como los nervios se apoderan de mí y comienzo a temblar, mientras trato de mantenerme al margen. Mi madre al igual que mi padre son adultos bastantes estrictos y sobreprotectores. Ellos controlan cada mínimo detalle mi vida, organizándola y decidiendo por mí, mientras que yo solo debo obedecer. Siempre fue así, desde pequeña solo he seguido sus reglas y condiciones, ya que después de todo ellos son los que me mantienen.

ꟷ Contesta ꟷmi madre me mira completamente enfurecidaꟷ ¿Dónde estabas, Fernanda?

ꟷ E-en la cafetería, mam-…

ꟷ¡Mientes! ꟷdoy un pequeño brinco del susto, mientras observo el rostro de mi madre, hirviendo de rabiaꟷ ¡Tu padre fue a preguntar por ti hace unas horas y dijo que te vieron salir de la cafetería temprano con un chico!

…

ꟷ M-mami… Y-yo

ꟷ ¡CALLATE! ꟷveo como mi madre se acerca amenazadoramente hacia miꟷ ¡PRIMERO TE VAS CON TU COMPAÑERITO A QUIEN SABE DONDE, LUEGO NI SIQUIERA CONTESTAS EL TELEFONO Y DESPUES VIENES A MENTIRME EN LA CARA!

ꟷL-lo siento, es que… ꟷmi garganta se seca queriendo echarme a llorar en este mismo momentoꟷ T-tenía el celular apagado y tuvimos unos inconvenientes entonces tuvimos que irnos a la casa de mi compañero a poder estudiar allí…

Una vez terminada de decir aquella oración, siento como mi mejilla comienza a arder y picar, mientras unas cuantas lagrimas comienzan a bajar. Llevo mi mano hacia mi mejilla, queriendo así sacar ese dolor ocasionado por el repentino golpe de mi madre. 

ꟷ¡SABES BIEN NUESTRAS REGLAS, FERNANDA! ¡LO SABES Y AUN ASI DECIDES ROMPERLAS!  ꟷnunca había visto así a mi madre, no desde la última vez del incidente del parqueꟷ NO DEBES IR A CASAS AJENAS SIN NUESTRO PERMISO Y MUCHO MENOS ESTAR A SOLAS CON UN MUCHACHO.

ꟷ L-lo s-sé, mamá… P-perdón ꟷlas lágrimas bajan de mis mejillas sin parar, mientras observo a mi progenitora con los ojos cristalizadosꟷ N-no volverá a suceder, t-te lo prometo…

Siento como mi pecho comienza a doler dando pequeños punzones, mientras que las lágrimas no cesan de mi rostro. Por otra parte, el dolor de mi mejilla fue desapareciendo, dejando paso la angustia en mi interior. Odio sentirme de esta manera, sentirme débil ante los demás, sentirme débil delante de mis padres. Obedecer y sufrir sus órdenes por el simple hecho de ser su hija, es algo que me carcome desde siempre.

Solo por ser su pequeña niña…

Flashback

[Sofía 9 años]

Comienzo a subir las escaleras dirigiéndome a mi habitación, mientras cruzo los dedos nerviosa. Rezo a el Dios que mis padres me ensayaron desde pequeña, pidiéndole ayuda y protección. Lo he estado haciendo desde que mis padres me tomaron del cabello y me arrojaron prácticamente al auto, desde ese momento no he parado de suplicarle por su ayuda. Con los ojos completamente rojos de tanto llorar, entro a mi pieza seguido de mi padre. Mientras me paro al lado de mi cama, echo un vistazo a mi padre, los nervios se apoderan de mi al ver como cierra la puerta y se saca el cinturón.

ꟷ Fernanda, ven aquí.

Camino lentamente hacia mi padre, con la cabeza totalmente agachada intentando no llorar en estos momentos. Mi padre, por su parte comienza a enrollar el cinturón y veo de reojo como se sienta en la punta de mi cama, hundiéndolo completamente. Mi madre esta abajo en la cocina preparando la cena tranquilamente, dejándome sola con este monstruo llamado papá.