Samara notaba por días la ausencia de Gabriel como también Anielka, el rey estaba seguro de que Gabriel cumplía con su labor, pero era una semana completa que no se reportaba lo que causo mucha duda en el rey, Jael esa mañana disfrutaba de Briallen bajo el árbol más enorme de Drommeland que poco a poco se secaba por el frío, la mestiza del norte no podía creer que alguien besara así, por momentos se sentía timidez cuando Jael la miraba a los ojos, eran tan profundos como lo de un lobo digno de causar respeto.
-¿Por qué me miras así?
-Por la forma en que me mira mi señor.
-Me tratas como si fuera tu amo, seré tu esposo. -Jael la tomo en brazos y llevo sus labios a su boca una vez más.
El rey observaba el intenso romance por el que atravesaba su hermano, la pasaba muy bien, él lo merecía.
-Nunca había visto a mi hermano tan feliz.
-Milord -Briallen se mostró avergonzada.
-Si su piel es como la canela y sus ojos como la miel que destila del panal, esta mezcla me ha entorpecido-Jael confeso su amor por ella.
-Jael. Gabriel lleva una semana fuera del palacio, no me trae nada sobre el asunto de Noson Goc, necesito este informe.
-Yo ya no tengo que estar al tanto de Gabriel.
-Padre e hijo, jajaja -el rey ya no pudo contener la situación y lanzo una carcajada -El problema es que no sé donde está. Y mi hermano de algo debe servir, él lo puso en palacio.
Jael pensó en esto y se tuvo que ver obligado a pensar donde podía estar.
-Tal vez sé donde buscarlo -recordó Jael la taberna de Agon -Una vez me confesó que solía pasar tiempo en Noson Goc.
-Así, porque no vamos personalmente, quero que esa calle vea a su rey. -salió el soberano acompañado de su hermano y varios soldados, Dante esa mañana iba entre ellos, y era uno de los más osados y valientes.
El rey por primera vez cruzó la calle conociendo la realidad y crudeza, él y su hermano eran como dos seres mágicos para ellos, por eso salían a verlos, luego llego el momento de detenerse, el rey y su hermano se quedaron sobre los corceles y enviaron a Dante a preguntar por el Vernugem, Dante al entrar hizo temblar a los que departían en la taberna todo lo contrario de las mujeres que hacía suspirar.
Mical fue quien lo atendió y desilusiono a la vez, Gabriel no estaba allí, no le quedo de otra que salir con las manos vacías a decirle al rey, el soldado de lujosa capa azul oscura hablaba con el soberano cuando los tomo por sorpresa como el Vernugem salía del viejo castillo, el guerrero quiso retroceder con rapidez y cerrar la puerta, pero su actitud despertó mucha curiosidad en el rey.
-¿Gabriel Vernugem, porque me dio la impresión que te querías ocultar de los dos? -él lo cuestionó -¿Acaso alguien te boto del castillo, para estar tan ausente?
-No milord, nadie lo ha hecho, solo hacía mi trabajo. – replico con esa expresión en su rostro de porque.
-Pero me ofende no saber nada del proceso.
Jael guardó silencio y miro con ese mismo enojo a Gabriel, quien le evadió la mirada.
-Ahora sube a tu corcel y ven a palacio, allí me contarás todo, pero primero debes hacerme un favor.
Mark observó discreto desde su ventana viendo a Gabriel partir, el varón en su trayecto a casa galapo retirado del rey y su hermano siendo parte de los soldados, él anhelaba el momento de llegar a casa y buscar la privacidad de su habitación, allí tenía lujo y vanidad que por días había estado ausente, pero tenía otra emociones que recordar, luego llevaron a su recámara un traje de Vernugem que no variaba casi nada a el de una guerra, al salir se cruzó en el camino de la princesa Samara, que siempre mostraba curiosidad por abrir la cerradura que llevaba a los escalones más altos del castillo, y después a la habitación que guardaba todo sobre la princesa Samara.
-Sus manos son muy delicadas para romper esa cerradura.
-¡Porque mi padre me prohíbe ir allá arriba!
-Tal vez tu padre sepa el motivo.
-No hay nada malo allá arriba, Gabriel, ayúdame por favor.
-Creo que estoy teniendo problemas con tu tío, me causarías uno peor.
-Ya no lo llamas padre -Samara le hizo caer en cuenta -Por favor sabes como conseguir las llaves, solo una vez.
-Está bien, pero ahora no.
-Mi ángel de la guarda, que ya no mantiene en palacio.
-Tengo otras misiones princesa.
-¿Gabriel ya sabes lo del oso?
-¡De que hablas!
-Mi padre casi muere, era un soldado de Branderverg, un oso con armadura, Bel lo logro matar.
Gabriel quedó sin palabras por los acontecimientos, y luego fue con el rey al la gran sala real.
-Menos mal no fue Liansed el triunfador.
Gabriel se rio por el comentario de la jovencita.
-¿Qué murmura mi pequeña con el escolta más valiente de todos? -inquirió la reina.
-Su majestad, solo sacaba una risa para arreglar mi carácter
-¡Gabriel, ya sabes lo del oso de Branderverg! -pregunto Krasava mientras se deleitó con su belleza.
-Como lo iba a saber si ahora es un vagabundo.
Gabriel frunció el ceño y miro a Liansed.
-Bel, te felicito, tú mataste al oso, no caíste en su pastel -Gabriel estaba de un fuerte carácter, y no dudo en incomodar a Liansed.
-¿Gabriel dime, que lograste conseguir? -el rey estaba ansioso.
Él estaba al frente de todos, luego tomo una copa de vino y empezó a contar.
-Bueno, majestad, Meztalg es más de lo que pensaba, tiene socios aquí y allá, y siente una gran admiración por Nexau, en la calle de las tabernas es dueño de la perla roja y tiene muchas propiedades en Drommeland, con nombres y casas falsas para camuflarse, seguí su paso por una semana y esto nos llevó a la perla roja, allí su administrador quien tiene un apodo difícil de olvidar me hablo de más.
-¿Y por qué es difícil de olvidar? -lo cuestiono Liansed.
-Porque tiene las mismas orejas de duende que tú. -replico con el sarcasmo que se le reconocía si de Liansed se trataba, sacando risa en Samara y los gemelos -Su apodo es duende por sus feas orejas. Él está en mis manos, lo amenacé con enviarlo a Nosgatron si no me averigua información de Meztalg, él se esconde hasta de su propio hijo quien lidera las pandillas de Noson Goc.
-Nosgatron fue una buena amenaza -el rey sintió orgullo de su idea -Gabriel no decepcionará al rey. Pero temo que Nexau quiera sacar información con espías, ver sus osos aquí me abrumo.
-Rey hay más -Gabriel lo detuvo -Hay alguien de nuestra misma tierra que financia con riquezas de Drommeland a estos bandidos. Máscara de plata es su nombre y no es por llamar la atención, es por su máscara.
Jael le pareció tan interesante esto que olvidaba su rivalidad con Gabriel, y se unió a la conversación.
-Mascará de plata, ¿No hay pistas de él?
-Ni siquiera sus amigos lo conocen, ha construido una arena en Drommeland donde Meztalg mostrara su poder y ego.
‐¿Y cuál es ese poder? -Anielka lo cuestiono.
-Dos tigres blancos, en unas semanas abran apuestas, Duende prometió darme la ubicación del castillo.
-Gabriel, temo, que esto solo nos lleve a una guerra -el rey dejo escapar su preocupación.
-El rey debe estar alerta, todo es algo extraño. -Gabriel dejo la duda.
Luego de dar por terminado, Jael se levantó y paso una carta, como también le dirigió la palabra.
-En esa carta está tu misión de hoy, ya no es ardua.
-Veo que es todo su majestad -hizo reverencia al rey y las princesas y salió rápido de allí.
Cuando leyó la carta, su misión fue confusa para él. Gabriel debía ir a los puertos de Vasor, puertos que eran el río Dalta en su mayor anchura, por allí entraban navíos gracias a su desembocadura en el mar, era el puerto que dividía las tierras de Jarons de las de Drommeland, serían tres días fuera de palacio uno sería en el bosque cabalgando con una docena de soldados y otros en el campamento, el río había destruido el puente porque en esos días antes de que la nieve llegara en las montañas había llovido como para hacer de la suyas, por eso Jeremy y su casa se quedaron a ayudar a los damnificados por la corriente, eran pequeñas aldeas remotas y primitivas.
Al llegar era una aldea bastante curiosa, ellos vivían en casas de madera sin pulir y paja, su manera de vestir era muy tosca, pero adecuada para el frío, ellos al ver a Gabriel corrieron a saludarlo, sus ropajes finos y lujosos les causaban mucha impresión él se veía como un personaje de un cuento. Jeremy cuando escucho del Vernugem salió a saludar amablemente.
—Milord —Gabriel le hizo reverencia al declinar su cabeza, mientras los soldados de Azmon se organizaron con precisión, y demostración de su grandeza –Supe que su majestad tuvo un retraso.
—Así es varios corceles se ahogaron, gracias a Dios no paso a mayores. Pero aun así lamento lo de los corceles, eran de mis hijos.
—¿Se aventuró sin carruaje, acaso no sabe de los hambrientos? No llegarían a Y Harrd con vida
Gabriel actuó como si fueran torpes, conociendo Jeremy la arrogancia del varón.
—También teníamos nuestros soldados.
—Sí, pero ellos no lograron pasar, están al otro extremo —Gabriel le recalco su fracaso.
—Por eso les pedí que se fueran, una embarcación pequeña no cruza ese río, está ebrio de ira.
El rey después invitó a Gabriel una taza de te y sus soldados, no pudiendo evitar Aidan de entrar a la tienda sin autorización, de alguna forma admiraba a Gabriel.
—¿Puedo saludar? —pregunto el jovencito de cabello rubio y largos.
—Él es mi hijo Aidan.
—Aidan es un gusto.
—El gusto es mío, conocer a Gabriel Vernugem.
—¿Qué historias conoces de mí?
—Los lobos de Agatod, en los festivales de títeres los cuentan
—Vaya, Y si todo es mentira para darme imagen
—No lo creo.
Gabriel mostró simpatía por él, era agradable, y se veía más audaz y valiente que los hijos de Krasava.
—En verdad fue un gusto conocerte
Gabriel dejó la tienda para dejar su corcel en lugar seguro, él imaginó como los lobos veían ese lugar como un bocadillo fácil, él pensaba regresar a la tienda del rey cuando una bella joven y varios niños al danzar le llamo la atención.
Gabriel se sorprendió de su ignorancia por momentos, pensaba que el rey se preocupaba por cada aldea de su reino, pero estos eran olvidados del rey, y carecían de muchas necesidades. Gabriel solo guardó silencio y observo a la chica y sus niños. Mirarla era relajante y una maravillosa experiencia, tal belleza era como un diamante, los niños reían con ella y disfrutaban el momento cuando uno de ellos cayó al suelo desmayado.
La alegría se volvió turbia al ver el niño que parecía perder la respiración, los padres luchaban por mantenerlo con vida. Hasta Gabriel trato de apoyarlos o ayudar en algo, pero de nada sirvió, él se moría, el Vernugem estaba abrumado de ver el llanto de sus padres cuando Belius lo tomo entre sus brazos, mientras se preguntó en su pensamiento ¿Quién era él?
-Dios no permitas que Cleing se nos marche, devuelve su respiración y dale vida -suplico la joven y unos minutos basto para que el espíritu santo hablara -En el nombre de Jesús eres sano.
Belius no era ella, la luz de Dios estaba sobre la muchacha, el niño después de sus palabras se levantó como si nada y abrazo a sus padres, todas las miradas estaban sobre Belius, pero de todos la de Gabriel la abrumo, él la vio como una amenaza y no lo pudo ocultar, Belius al detallar su traje lo supo y recordó toda creencia de la casa Manson y la conexión con Y Harrd, presenciar esa gélida mirada ese día le causo desazón era como si la cuestionara por ser una niña de Dios, o juzgara. Belius después trato de buscar un lugar apartado para hallar a Dios y apartarse de él, era un aviso de lo que podría ser Drommeland, pero papá era terco en su propia prudencia.
Pero nada opaco esa gran noticia en la aldea. Gabriel tenía algo de que hablar con la muchacha y busco el momento propicio, que cuando se paró frente a ella, pudo ver el recelo de la princesa hacia él, y no era de esperarse, Gabriel era bastante rígido con ella mientras su corazón se relajaba con solo oír su voz.
‐Primero me presento antes de entablar una conversación, con la princesa.
-¿Qué te dice que soy yo?
-No me tuvieron que dar un sermón para saberlo, ella me lo mostró con hechos que es de su reino. Mi nombre es Gabriel Vernugem.
Belius al saberlo sintió que era todo lo que imagino, un rígido soldado lejos de Dios, era autoritario y su ego no le ayudaba en nada.
-Escuche decir de un Manson, que tres princesas tendrán una nueva amiga, y ella eres tú, una niña de Dios.
-¿Es delito?
-Hablaré claro. ¿Amas a tu familia?
-Claro que sí, y solo veo que él me amenaza sin ni siquiera pisar su reino o pedestal.
-No es así, te pongo sobre aviso, no trates de pasar tu devoción o creencia a las tres princesas, sería como meterte en Baramog. No me interesa un niño de Dios como tampoco los siento como enemigo, solo soy claro de tu riesgo con la casa real Manson, tu padre va en son de política y comercio.
-No voy a intervenir, señor Vernugem -Belius se apartó y se fue a su tienda de esa noche, a la mañana siguiente los aldeanos les dieron obsequios sencillos, fingiendo Gabriel por primera saludar a la princesa, que solo lo quería evadir, Belius veía el porte y la manera de ser de su ejército e imagino miles de soldados contra Jarons Derg.
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Editado: 05.03.2024