Hace unos instantes fui convocada a una reunión con algunos maestros, pues al siguiente día tendría que estar preparada una presentación donde muestre todos los documentos importantes de la academia. Obviamente, no me preocupaba, claramente tenía todos los papeles ordenados y guardados en el salón del consejo, aunque tristemente ese no era el caso.
Aparentemente, faltaban un par de documentos de extrema importancia, pues contenían los estados financieros de la escuela, lo que significaba que corríamos el riesgo de exponer sin querer las finanzas de la escuela.
Este día ha sido un poco extraño, pues no era normal que citaran una reunión sin tiempo de anticipación, aunque al ser del consejo es entendible este tipo de sorpresas.
Mientras me organizaba con Tara sobre la búsqueda de los papeles, sugirió intentar convencer a uno de los nuevos para cooperar, siendo este el caso, creímos que podría ser una opción Itta Hikari, ya que después de lo sucedido un día antes con Nori Maeda optaría por no ayudar. Sin más que pensar, decidimos que Itta sería él seleccionado para ayudarnos, así que sin perder tiempo, Tara se dirigió a buscarlo, mientras intentaba recordar el lugar en donde podrían estar los documentos.
Sin tardar tanto, Tara había vuelto demasiado rápido con él, así que era una buena señal, ya que todo estaba sucediendo en un tiempo mínimo del esperado, cuando iba a empezar a redactar el motivo de su ayuda note algo que provocó una nueva sensación.
Ella estaba tomando su mano con una normalidad bastante rara. Siendo honesta, no me importaba la vida personal de ellos dos, aunque inexplicablemente en mi interior llegue a sentirme un poco celosa, algo que nunca en mi vida había experimentado.
Dejando de lado ese tema le expliqué a Hikari la situación en la que nos encontrábamos, aunque evite mencionar la junta de mañana, pues sentía que era un dato innecesario. Sin perder tiempo, él y yo nos dispusimos a buscar por toda la sala del consejo, esperando, con suerte, encontrar los papeles en el menor tiempo posible.
Tristemente, este no era el caso, pues pasaban las horas y no lográbamos encontrarlos. Mientras él tiempo pasaba, me desesperaba a un ritmo alarmante, ya que me preocupaba fallarle a todo el mundo.
Todos esperaban lo mejor de mí, incluso los profesores, puesto que en el momento que me mencionaron de la junta me dijeron ¨ Esperamos la mejor presentación viniendo de ti ¨
Básicamente, esperaban un nivel alto, debía esforzarme aún más, sin importar cuando arriesgara, valdría la pena al final cuando recibiera los aplausos por la presentación. No es por sentirme superior o deban reconocerme mi esfuerzo, pero en el transcurso de mi vida me di cuenta que al término de tu esfuerzo recibes distintos tipos de retroalimentación, pero la más grata son los aplausos, lo que significa que valió la pena el intento y la importancia dada.
Soy una chica que cuando todo va mal entra en un estado de enojo y tristeza, lo que genera una complicación entre mis palabras y las cosas que pienso, mi mala suerte fue que lo externe con la persona incorrecta.
Desde el comienzo Itta demostraba un interés bastante grande, incluso un optimismo bastante aplaudirle, pues no quería rendirse tan fácil. Pero, después de varias horas, ese espíritu había disminuido, ya que insistía en rendirnos y búscalos más adelante; sin embarazo, yo no podía, necesitaba encontrarlos lo antes posible.
En ese momento exploté y en resumidas cuentas le dije estorbo a él, lo que ocasiono que se retirara del lugar. Al irse no pude soportarlo y comencé a llorar, había alejado a la persona que se preocupó por ayudarme y evitar que entrara en un estado de estrés, ya que desde el inicio de la búsqueda siempre me recordaba el gran esfuerzo que hacía, también que debía estar tranquila y respirar.
Durante varios minutos lloré descontroladamente, parecía que aquellas lágrimas que salían de mis ojos eran de hace demasiado tiempo, como si este suceso hubiera liberado todos mis sentimientos antiguos.
Tome la decisión de soltar todo lo que tenía y después seguir, ahora no solo era decepcionar todos, sino, que ahora a quien menos quería hacer sentir así era a él. Inexplicablemente, había un sentimiento pequeño dentro de mí que me impedía fallar, ahora eso era lo que me impulsaba.
Ya eran altas horas de la noche y mis esperanzas por encontrar los documentos se habían desvanecido completamente, aceptando que tan solo soy una chica de 17 años, la cual próximamente haría que todos la odiaran por sus errores. Lo que había construido se desvanecería en unos minutos.
De repente escuché a alguien entrando a la sala del consejo bastante agitado, en mi mente esperaba que fuera Itta, mi mente no tenía ni pies ni cabeza y lo único que quería era un abrazo. ¿Pero de quién, de Itta?, ¿Un abrazo de amistad?, ¿o tal vez, un abrazo con los mismos sentimientos que yo siento ahora?
Acertadamente, era él, pero tenía algo en sus manos, tan solo era una persona, sentaba en el suelo, ya no razonaba nada, ni siquiera podía expresar las palabras que debía de decir.
Por lo que entendí, Nori tenía los papeles, ya que ayer habíamos entregado varios papeles a ellos para que los organizaran. Justamente ella tuvo la mala suerte de tenerlos sin querer. En esos instantes, me di cuenta que nunca paro de ayudarme, intentando encontrar esos documentos faltantes.
Una vez más volví a llorar, mientras yo pensaba que lo había decepcionado el intento encontrarlos por su cuenta, sin rendirse.
Sus últimas palabras que hicieron que rompiera a llanto fue que él quería ser mi apoyo, el cual nunca permitirá que vuelva a sentirme mal, el apoyo que estará conmigo en las buenas como en las malas.
En ese momento menciono algo que me dejo impactada, un suceso que en mi mente lo tenía como un sueño, pues aquel día de la fiesta no lo había soñado al parecer.
Editado: 25.03.2024