La confianza parte de la idea principal en nuestra vida, siendo indispensable para cualquier persona, con el fin de darnos la seguridad de lo que pasara o debería de hacer alguien, sin siquiera dudar de ello. Su palabra es la que importa.
La desconfianza atrae a la inseguridad, lo que provoca problemas de comunicación e interacción con las personas.
No podía dejar de pensar en lo ocurrido.
Evitaba pensar en todo eso, intentando concentrarme en el partido, apoyando a las personas que conocía, las cuales estaban jugando. El escenario no era el indicado para estar concentrado.
Con el pasar del tiempo no mejoró nada, incluso empeoró, Paora seguía divirtiéndose, mientras yo mismo me llenaba de dudas, inquietudes y de inseguridades por todas las palabras mencionadas por Akane. Solo quedaba ver el partido.
El escenario no era diferente en el campo, al minuto 31 todo empeoró, el número 9 había logrado anotar el primer gol, teniendo la ventaja en el partido.
Durante lo que resto de él fue casi lo mismo, terminando con un marcador de 4-0. Todo mundo parecía incrédulo, perdiendo totalmente el fanatismo al equipo, los cuales habían sido sobrevalorados en todos los partidos anteriores, teniendo resultados aplastantes contra sus rivales. Hoy parecía un juego de niño, comprendiendo con total claridad la fama de nuestra escuela rival.
Considero que la mayoría de ahí debe de tener becas deportivas, su talento es inmenso.
Había un mal sabor de boca, eso estaba claro; no obstante, no quería que eso les afecte, así dando inicio al festejo por la victoria de Nori, proponiendo ir a comer algo, ella invitaba.
Todo mundo accedió. En mi caso era diferente, pensando en que debería de buscar a Paora y hablar con ella, no tanto por lo ocurrido hace rato, sino para ver si las cosas están bien entre nosotros.
Tal vez, el punto de quiebre de nuestra interacción fue el beso. No lo considero un error, más bien algo que tenía o tuvo que pasar, no tanto como destino, sino como una causalidad creada por nuestras acciones de los últimos meses.
Akane notó mi inquietud, sabiendo perfectamente a que se debía. Empezamos a caminar, dirigiéndonos a una pizzería cerca de la preparatoria, pero antes de alejarnos de la escuela, Akane me jalo del suéter, tan solo señalando a la escuela, sin siquiera decir una palabra. Ella no estaba al tanto de las cosas que habían pasado, pero entiende la situación.
Me alejé lentamente para evitar que se dieran cuenta de mi ausencia, cuando estaba a una distancia considerable decidí correr. Mientras avanzaba me daba cuenta de las cosas que hemos hecho Paora y yo, desde una ayuda bastante oportuna en una fiesta, hasta lograr pasar momentos juntos, sintiéndonos cómodos con nuestra compañía. Suenan egoístas mis pensamientos, asumiendo que ella solo es feliz a mi lado, no es así, lo ha demostrado infinidad de veces.
Ella no necesita de nada ni nadie, lo malo es que en verdad siento que la necesito. No dependo emocional de ella, pero su compañía lo es todo para mí, siendo la persona más importante en cualquier aspecto. Pese a ser momentos muy cortos o mínimos a comparación del tiempo libre que solemos tener, se disfrutan, aunque no sea como pareja, su compañía se siente y se disfruta.
Creo que lo único que tuve que hacer es valorar todos esos momentos.
La cuestión es que sí los valoré con todo mi corazón, pero no de la manera que tal vez ella lo esperaba.
Desconozco sus pensamientos y emociones al estar conmigo, sintiéndome mal y cuestionado todo, creyendo que no disfrutaba estar conmigo, eso por eso que en momentos prefería no estar a su lado.
Pensaba que estaría mejor con la compañía de sus amigos.
Todas y cada una de las cuestiones que invaden mi mente para tener miedo siguen ahí, esperando el momento preciso para salir, creando una explosión de inseguridad e inquietudes. Las causantes de mi mala suerte.
A lo lejos pude verla, lo positivo era que no había nadie a su lado.
Estaba totalmente dispuesto a hablar con ella; sin embargo, antes de acercarme más llegó el dichoso ex, justamente llevando dos bebidas, las cuales eran para ellos. Lucían felices, lo cual destruyó la motivación que tenía, pensado una vez si en verdad ella disfrutaba los momentos que pasábamos juntos. Decidí detenerme, gire y me dirigí a la salida de la escuela. Volvería como un completo fracasado.
Regresaba a mi zona de confort, ocultar las cosas que pienso, pensando que serían la mejor decisión por tomar.
De un momento para otro mi mente vacío todo, quedando por un momento en blanco. Deje de moverme, deje de pensar y deje de sentir, solo podía visualizar un recuerdo.
Llegaron las palabras de Akane repentinamente. Los recuerdos, las vivencias e incluso el beso, todo parecía significar algo. Mentalmente, estaba cansado, lo bueno y lo malo estaban en la balanza, intentando ver la próxima acción que llevaría a cabo.
Cada recuerdo negativo o positivo iban a sus respectivos lados, moviéndose una y otra vez, sin dar un resultado claro. Poco a poco todo se volvió borroso, hasta que por fin el último recuerdo caía.
No pude ver el resultado, teniendo la duda de todo eso.
Recobre la conciencia, viendo otra vez mi entorno. Sentía como si el tiempo hubiera pasado lentamente, como si todo lo que en mi mente ocurrió pasó en cuestión de milisegundos. Me encontraba en el punto clave de la decisión que debía tomar, tan solo alejarme del lugar o dejar de lado cualquier preocupación e ir con ella.
Comencé a caminar hacia la dirección de Paora mientras imaginaba la decisión de la balanza; al final, pude ver cuál ganó.
Terminé en frente de Paora, bastante nervioso por eso, pero decidí actuar con bastante normalidad. En pocas palabras había interrumpido su plática.
Prefiero omitir esta parte, las únicas palabras que podrían resumir esos minutos incómodos son hola, acompañado de un silencio incómodo por parte de los tres.
Editado: 25.03.2024